Han pasado ya siete años de la muerte de Iñigo Cabacas por un pelotazo de la Ertzaintza, pero este acto anual era especial por tratarse del primero después de un juicio que no satisface la demanda de justicia. Este mensaje ha sido destacado en las diferentes intervenciones.

Así, Manu Cabacas y Fina Liceranzu, padres del malogrado joven, han hecho hincapié en que mantienen intacta su voluntad de «ir al final» y que «quien lo hizo, lo pague».

Cabacas ha personalizado la sensación de injusticia en la figura de «Ugarteko», el responsable policial que ordenó la carga pero en el juicio solo participó como testigo. Para el padre de Iñigo, «Ugarteko tiene al menos que sentarse en el banquillo, fue el primer culpable».

Koldo Gutiérrez, amigo de Iñigo Cabacas, ha incidido en lo mismo: «Lo mataron en 2012 y, tras seis largos años, el año pasado se celebró el juicio pero ni un responsable ha entrado en la cárcel. Es más, algunos de ellos ni siquiera se han sentado en el banquillo». No obstante, ha recordado que el caso todavía sigue judicializado por los recursos en marcha, por lo que «esto no se ha acabado».

Junto a la demanda de justicia está el arrope a los familiares: «No vamos a dejar a Fina y a Manu solos –ha remarcado–. No lo hicimos el 5 de abril de 2012 [día en que fue herido para morir más tarde], ni en los seis años que pasaron hasta el juicio, ni en todos los 5 de abril de nuestras vidas. Mantendremos viva la memoria, porque Iñigo no se cayó por casualidad al suelo aquí, lo tiraron, una pelota de goma acabó con su vida. Y son muchas las personas responsables. Y hoy, según la ley recién aprobada esta semana [Ley de Abusos Policiales del Parlamento de Gasteiz] Iñigo no está reconocido como víctima».

Manu Cabacas ha agradecido las muestras de apoyo y ha tenido una mención especial para la llamada del presidente del Athletic, elegido también este último curso, Aitor Elizegi.