Este viernes 26 de abril, el recuerdo del bombardeo de Gernika, perpetrado por la Legión Cóndor en 1937, volverá a Berlín, el lugar donde se ideó su intervención ilegal en la guerra del 36. No será una acción de venganza, sino un mensaje de paz y de memoria histórica que incluso cuenta con el apoyo del Museo Histórico Militar de Gatow, dedicado al pasado y presente de la fuerza aérea alemana, la Luftwaffe.
Entre las 15.00 y las 17.00 de pasado mañana, aludiendo al horario en que se efectuó el bombardeo de Gernika, el cielo de la villa foral trazará un recorrido por los aires de la capital alemana, entrelanzando once puntos históricos.
Si las condiciones meteorológicas lo permiten, ese peculiar circuito empezará en la antigua base militar de Gatow, donde se hallaba la Academia de Guerra de la Luftwaffe nazi. Un avión tipo Robin 400, pilotado por el instructor de vuelo Thomas Hennig, arrastrará una gigantesca pancarta de 100 metros cuadrados al cielo de Berlín. Para ello cuenta con un permiso especial de la fuerza aérea, porque el antiguo aérodromo se halla fuera de uso y forma parte del museo militar. En su página web, la institución castrense apoya el proyecto porque lo considera «acorde a los tiempos de una cultura de memoria orientada en la paz».
El concepto himmelstausch&flexSpace;(cambio de cielo, en alemán) es obra de Michael Klant, polifacético artista, editor, coleccionista y también catedrático del Instituto de Artes Plásticas de la Universidad de Educación de Friburgo (Alemania). Nació en 1952 en Goslar. Y lleva ya dos décadas cambiando el cielo de una ciudad por el de otra.
Para ello siempre involucra a vecinos de las villas elegidas. Así, estas acciones adquieren un aspecto integrador, del que surge una fuerza tal que logra reunir a personas e instituciones diametralmente tan opuestas como son por un lado el museo de la Luftwaffe y su director, teniente coronel Ralf-Gunter Leonhardt, y, por otro, el centro por la paz Gernika Gogoratuz (GGG) y la asociación cultural germano-vasca de Berlín llamada Gernika.
Esta última surgió a finales de los años 90 a partir de la iniciativa, encabezada por la sindicalista Constanze Lindemann, que denunciaba públicamente que el Estado alemán –y sus fuerzas armadas– ignoraban la responsabilidad en la destrucción de la emblemática villa vasca. Ahora Klant ha conseguido el respaldo de todos ellos, unidos por una primera pancarta.
El motivo de esta obra de arte proviene de una foto que el alemán tomó durante una estancia en Gernika –y sí, tuvo suerte, el azul celestial domina y solo se ven unas pocas nubes–. A pintar la obra en los talleres de la Federación Profesional de Artistas Plásticos de Berlín le han ayudado la profesora Damaris Pan, de la EHU-UPV, y Maitane Azurmendi y Angela Lopez, ambas de la iniciativa Lobak de Gernika. El grupo lo completaron Maik Sinz, jefe de los talleres de arte de la Opera de Berlín, y la artista Simone Hennig.
Cuando su obra se eleve al cielo de Berlín, unirá en su circuito diferentes lugares emblemáticos, recordando el pasado nazi no solamente de Gatow sino también el del actual Ministerio de Finanzas –que era la sede del comandante supremo de la Luftwaffe, Hermann Göring– o la Spanische Allee (Avenida Española), cuyo nombre data de 1939, cuando la Legión Cóndor regresó triunfante de la Península Ibérica. He aquí también el motivo inspirador de Klant, que va mucho más allá de la sombra del ‘‘Guernica’’ de Pablo Picasso: su padre sirvió en la Legión Cóndor, en la F/88, la unidad de baterías antiaéreas. Participó en la conquista del territorio vasco, controlado por el entonces primer Gobierno de Euzkadi del lehendakari José Antonio Agirre.
Desde la «vergüenza»
«Que la idea de este proyecto me viniera tan tarde tiene que ver también con la vergüenza a hablar públicamente de este capítulo de la historia familiar», explica Klant a GARA. «Siempre me he visto más en el bando de los republicanos y por ende en el de los artistas», precisa.
Visto así, pertenece al grupo de aquellos alemanes que, cada uno a su manera, buscan la reconciliación por lo que hicieron sus antepasados de la Legión Cóndor. Por eso mismo el año pasado vinieron a Gernika los familiares del jefe del Estado Mayor de la LC, Wolfram von Richthofen, y del piloto Rudolf von Moreau. Otro caso conocido fuera de Euskal Herria es el del escultor Gunter Demnig, cuyo padre también sirvió en la F/88. Este mismo viernes colocará por primera vez en Madrid uno de sus «adoquines» (stolpersteine), de los que ya hay más de un centenar en Catalunya. Son piedras que recuerdan individualmente a víctimas de los fascismos español y alemán.
Mientras tanto, en Gatow el piloto tendrá que dejar caer la pancarta por razones técnicas antes de aterrizar. Descenderá «planeando dinámicamente y poniendo así contrapunto a las destrucciones desde el aire», subraya Klant. Y ya el 21 de septiembre, designado por la ONU como Día Internacional de la Paz de la ONU, cambiará con la ayuda de GGG y Lobak el cielo de Gernika por el de Berlín.