Osasuna difícilmente podrá celebrar el ascenso en casa, como desearía su hinchada, porque con los resultados de esta jornada la situación se ha despejado tanto que es casi imposible que no lo logre en las tres próximas jornadas (quedan seis), en las que no pisará El Sadar.
Con el empate de esta mañana en el Rayo Majadahonda-Cádiz (1-1), otro de sus rivales ha quedado en fuera de juego ante el imparable ritmo de puntuación de los rojillos. Los gaditanos se quedan en 60 puntos por 73 de los navarros. Cosechando una victoria más en los seis compromisos restantes (el del Reus ya lo tiene ganado por la descalificación de los tarraconenses), solo podrían atraparle Albacete y Granada, y los dos tendrían que pasarle.
El ascenso se consumará, de hecho, el próximo domingo a las 20.00 si Osasuna gana el sábado en su visita a Alcorcón y el Albacete pierde en casa ante el Numancia: este partido se juega a las 18.00 del domingo, con dos titulares claves en el equipo manchego sancionados por su expulsión en Iruñea, Dani Torres y Zozulia.
Si eso no ocurre, bien porque Osasuna no vence o porque el Albacete no pierde, es muy probable que el ascenso se materialice en la jornada siguiente, en que los de Jagoba Arrasate no tienen partido porque su rival era el Reus. Y la opción siguiente (19 de mayo) sería que se produjera en la visita a Cádiz.
Lo dicho, Osasuna no retornará a El Sadar –donde ha ganado los últimos catorce encuentros en una racha irrepetible– hasta el 25-26 de mayo, fin de semana electoral como este, con Las Palmas como rival. Posteriormente todavía tendría dos opciones más: visita a Córdoba y en Iruñea contra el Oviedo.
La evidencia del ascenso permite al club preparar con tiempo una plantilla de garantías, contrariamente a lo que ocurrió en 2016, cuando el salto a Primera llegó por sorpresa tras entrar de rebote en el play-off y muy tarde (18 de junio).