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Fort Lauderdale

La defensa de Pablo Ibar lucha contra la adversidad para tratar de evitar que sea condenado a muerte

La defensa de Pablo Ibar ha iniciado en medio de la adversidad la lucha para evitar que sea condenado a muerte en el cuarto juicio al que es sometido por un «triple asesinato» cometido en 1994.

Pablo Ibar, en una imagen de archivo. (PABLOIBAR.COM)
Pablo Ibar, en una imagen de archivo. (PABLOIBAR.COM)

La primera sesión de la fase de sentencia ha acabado esta pasada madrugada y en ella las partes han planteado sus cuestiones preliminares. El juez, Dennis Bailey, ha rechazado la moción inicial de la defensa del acusado, en la que solicitaba que prohibiera la condena a muerte en este caso, en base a los efectos «perjudiciales» que ello conllevaría a los dos hijos de Ibar, de acuerdo con lo dispuesto en la Convención de los Derechos del Niño, según ha explicado el portavoz de la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar, Andrés Krakenberger.

Bailey ha rechazado esa moción, en una decisión que los abogados de Pablo Ibar consideran que «contraviene la Convención internacional de la ONU de la que Estados Unidos es parte firmante». El juez ha determinado que se trata de una cuestión política y no tenía que ver con su actuación en el proceso.

No obstante, Bailey ha aceptado realizar una conferencia de seguimiento el próximo viernes por la tarde, con el fin de que la defensa aporte, en ausencia del jurado, el testimonio de un psicólogo que le explique «por qué una condena a muerte podría suponer un trauma irreparable para sus hijos}.

En caso de que le convenciera el argumento, el magistrado permitiría que el lunes, en el turno de la defensa, este psicólogo testificara delante del jurado y fuera sometido a contrainterrogatorio de la Fiscalía.

Testigos de la Fiscalía

Tras estas cuestiones preliminares, la Fiscalía ha llamado a declarar a seis testigos. El primero de ellos ha sido un experto en huellas digitales que ha certificado que las que se le cogieron a Ibar hace un mes por voluntad propia coinciden con las huellas recogidas en el lugar de su detención en Miami Dade en 1994.

La segunda testigo ha sido Natalia Malagón, ahora apellidada Lopez Montoya, que vivía en la casa de Miami Dade, en cuyas inmediaciones fue detenido Ibar en 1994. En aquella época estaba embarazada de ocho meses.

Según la versión de López Montoya, sobre las 2.30 de la madrugada del 14 de julio, llamaron con fuertes golpes en la puerta de la casa donde convivía con otras seis personas, entre ellas la tía de Alex Hernández, compañero de piso de Pablo Ibar.

En este sentido, ha relatado que, al abrir la puerta, Hernández entró «violentamente» en la vivienda, seguido de una persona con un pasamontañas de esquí, que posteriormente identificó como Francisco Rincón, y de otra persona con una camiseta atada alrededor de la cabeza, que después identificó como Ibar.

La testigo ha narrado que Alex Hernández iba armado con una escopeta y Pablo Ibar con una pistola. Estas identificaciones se realizaron tras la llegada de la Policía al detener a los tres individuos en las inmediaciones de la casa. Además, aseguró que Ibar le amenazó con un cuchillo en el vientre para que se callara.

Cambio «sustancial»

La Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar ha explicado que el testimonio de Natalia Lopez Montoya sobre lo ocurrido en la madrugada del 14 de julio de 1994 difiere «sustancialmente» de lo declarado por el acusado «inmediatamente después de su detención», testimonio que «ha mantenido todos estos años».

En su declaración ante la Policía, Ibar afirmó que Rincón y Hernández se habían quedado sin gasolina en una autopista y le enviaron un mensaje a su busca solicitando ayuda. Entonces, él les llamó y acudió en su coche con gasolina y, posteriormente, los dos coches acudieron a la casa donde vivía la tía de Alex Hernández, que iba a pedirle dinero para la fianza de otro familiar de este, detenido por tráfico de droga.

Según Ibar, él esperó en su coche con Francisco Rincón, cuando Hernández fue a la casa, y solo entraron en el inmueble al comprobar que se estaba produciendo un altercado dentro. Una vez en el interior de la vivienda, afirmó que había recogido un arma de uno de los moradores de la casa, que había dejado en un sofá al ser apuntado por Alex Hernández con su escopeta.

Poco después, alguien avisó de que llegaba la Policía y Pablo Ibar, al ver que la casa estaba llena de cocaína, decidió escapar por la puerta de atrás, y fue detenido poco después en las inmediaciones.

Una vez en la comisaría, alguien afirmó que se parecía a la persona del vídeo del triple homicidio del 27 de junio. Fue entonces cuando «se inició el largo calvario por el que él y su familia han pasado todos estos años», apunta Krakenberger.

Hechos juzgados

Pablo Ibar ya fue enjuiciado y condenado a ocho años por el robo y allanamiento de morada de Miami Dade y ha cumplido la condena. En aquel juicio, Ibar declaró «nolo contendere», una posibilidad que ofrecen varios estados en Norteamérica y que equivale a ‘no pronunciarse’. Significa prácticamente una declaración de culpabilidad, pero sin que de ella se pueda derivar responsabilidad civil.

Fue el abogado de oficio el que le recomendó declarar «nolo contendere» porque Ibar ya había sido acusado del «triple asesinato» ocurrido posteriormente a estos hechos, el 27 de junio, y por tanto, tenía «asuntos mucho más graves de los que responder».

Los otros dos acusados por los hechos de Miami Dade, Francisco Rincón y Alex Hernández, no fueron a prisión. Uno de ellos fue expulsado del país por estar en situación irregular y el otro fue absuelto en apelación.

Durante la declaración de Natalia Lopez Montoya, la defensa ha protestado en diversas ocasiones, primero, porque se trataba de hechos ya juzgados y, en segundo lugar, porque el procesado fue declarado en su momento culpable de allanamiento de morada y robo de joyas, pero no, por ejemplo, de amenazas con arma blanca. El juez, sin embargo, ha rechazado todas las protestas de la defensa.

Más testigos

Posteriormente, han testificado cuatro familiares de las tres víctimas del «triple asesinato» del 27 de junio de 1994 en Miramar. Han sido testimonios «muy emotivos», en los que han descrito «las terribles pérdidas» que sufrieron.

Entonces, el juez ha instruido al Jurado que no tuviera en cuenta estos testimonios como agravantes a la hora de decidir la pena, lo que ocasionó otra protesta de los abogados de Pablo Ibar, al entender que no tenía sentido convocar a estas víctimas, para, posteriormente, decir al Tribunal popular que no tuviera en cuenta su testimonio, porque, en todo caso, iba a perjudicar al reo.

Con ello terminó la jornada, a la espera de que el próximo viernes por la tarde se reúna la conferencia de seguimiento del juicio, en la que el magistrado decidirá si admite o no la comparecencia ante el Jurado del perito psicólogo de la defensa para argumentar sobre los efectos de una condena a muerte sobre los hijos de Ibar.