«Ten siempre a Ítaca en la memoria/ Llegar allí es tu meta. Mas no apresures el viaje/Mejor que se extienda largos años/ y a tu vejez arribes a la isla/ con cuanto hayas ganado en el camino/ sin esperar que Ítaca te enriquezca». El famoso poema de Kavafis defendía que Ítaca era el destino, el objetivo, pero que hay que alargar el viaje, que lo que has conseguido durante el camino es lo que te ha enriquecido. El Bizkaia, y la segunda txapela Manomanista que tendrán en juego esta tarde es la meta de Iker Irribarria y Mikel Urrutikoetxea, dos pelotaris para los que el viaje hasta la cancha de Miribilla les ha supuesto cerrar un gris capítulo de su trayectoria deportiva y recuperar el tiempo perdido durante meses de zozobra y aprendizaje.
Este Manomanista de 2019 ha sido como un viaje en el DeLorean, una especie de regreso al futuro para volver a 2016, cuando ambos se disputaron el título más preciado de la temporada. La energía atómica desplegada por la zurda del Arama no ha vuelto a causar los estragos que originó en su irrupción en la elite y que lo llevaron a calarse la txapela más precoz de la historia, pero esa vuelta a la esencia, con el correspondiente bagaje del paso del tiempo, han devuelto al de Aspe a la lucha por la lana más prestigiosa.
Un virus, el de la mononucleosis, fue el que apartó el año pasado a Mikel Urrutikoetxea de su recorrido, más pausado y trabajado que el del guipuzcoano, pero que lo habían elevado hasta lo más alto de la elite manista profesional.
Ambos pelotaris tienen motivos más que de sobra para celebrar el camino, el que los ha vuelto a colocar de nuevo ante el Rubicón, la frontera que supone el tener que vestir de rojo durante los próximos doce meses, como corresponde al campeón Manomanista.
Duelo de estilos
A eso de las 18.45 horas –hay que recordar que el festival arranca a las 17.30 horas, media hora más tarde de lo habitual– nada más el juez lance al aire la chapa, tocará emular a Julio César y gritar aquello de Alea jacta est (la suerte está echada) y lanzarse en un duelo de estilos que llevará a uno de los dos a lo más alto del podio, a recibir la txapela más preciada de manos del bilbaino Asier García, el jugador de baloncesto adaptado, medalla de plata en Río 2016 y que se impuso hace poco más de un mes, con el Bidaideak Bilbo SR, en la Euroleague1.
El partido se jugará una semana después de lo que estaba previsto por problemas en la zurda de Mikel Urrutikoetxea, dolores que parecen haber remitido definitivamente en una herramienta en la que el de Zaratamo deberá basar gran parte de sus opciones de victoria. Su rival está acertando bastante con el saque, especialmente ante su paisano Danel Elezkano en semifinales, y el primer pelotazo puede ser una de las claves, como por otra parte sucede en la práctica totalidad de este tipo de partidos. El de Baiko posee, probablemente, el mejor resto del cuadro y es capaz de poner a buena casi cualquier pelota arrimada, pero ante Irribarria responder no es suficiente, porque el pelotazo siguiente puede ser demoledor.
Urrutikoetxea debe estar preparado para defender, por lo que necesitará que su zurda responda, resistir el arreón inicial, con las pelotas sin gastarse, y alargar parece que correrá a su favor ante la efervescencia del más joven, pero limitarse a defender parece un suicidio ante el poder de su rival.
Por ello, el de Zaratamo deberá hacer que su zurda no sea un mero elemento de defensa, sino que deberá obligar a su rival en cuanto tenga la más mínima oportunidad. A pesar de su continua mejoría, Irribarria sigue sintiéndose incómodo cuando el rival le obliga a meter la cintura en la contracancha y seguro que en las horas que el vizcaino y Aimar Olaizola han practicado en la intimidad del Bizkaia han preparado algo para obligar a desplazarse al de Arama, para que, como advierte el ex pelotari y seleccionador de material en el comentario de abajo, el pelotari de Aspe no pueda jugar a pies quietos.
En principio, poco o nada tiene que inventar el goierritarra para esta tarde. Le vale con repetir el nivel mostrado ante el todavía vigente campeón Jokin Altuna y Danel Elezkano. Superado el siempre estresante debut ante Víctor, en el que también tuvo momentos brillantes a medida que recuperó sus mejores virtudes, el salto cualitativo en este Manomanista ha sido evidente en el caso de Iker Irribarria y su reto consiste en ser capaz de repetirlo, con la suficiente continuidad, en esa fatídica hora en la que hay que dar el do de pecho.&discReturn;
Aunque le toque jugar en casa de su rival, teóricamente el Bizkaia no es un mal escenario para que el de Arama ponga en práctica su juego y, si lo fuera, debería comenzar a amoldarse pues el recinto de Bilbo se confirma como sede de las finales en los próximos años. La altura no será obstáculo esta vez para que su potente zurda abra huecos en el inmenso coloso bilbaino. Eso sí, debe ser consciente de que Mikel Urrutikoetxea es uno de esos rivales poco generosos con el adversario, de los que regala poco, por lo que, a su vez no puede olvidar que no le bastará con solo pegar.
Ante Altuna, un pelotari que pude tener ciertas similitudes con Mikel Urrutikoetxea por su saber estar, el de Aspe fue capaz de sumar 18 tantos y deberá acercase a esa cifra si quiere volver a calarse la txapela individual, su segunda con 22 años.
Las apuestas le otorgan un ligerísimo favoritismo, una nimiedad si tenemos en cuenta la cantidad de factores como la presión, los nervios y el inevitable factor suerte de todo juego que pueden influir en esa hora de la verdad.
Los dos pelotaris perdieron la última final disputada, en ambos casos en el Bizkaia y hoy es la mejor forma de redimirse.