Así lo han anunciado miembros de la Junta Directiva de Napardi en conferencia de prensa, en la que han glosado los méritos de La Pamplonesa para recibir este reconocimiento y para hacer «una excepción» al otorgarlo a una entidad, ya que en principio el premio está concebido para reconocer a personas determinadas.
El presidente de Napardi, Miki Ayestarán, quien ha valorado que La Pamplonesa «cumple absolutamente con todos los condicionantes» para este reconocimiento, ha explicado en conferencia de prensa que se le otorgará en el año de su centenario, «año glorioso para nuestra querida banda, que no para de ser homenajeada por todos los que la queremos tanto».
Se trata de una banda municipal, que «nos acompaña en los eventos más importantes de la ciudad y en los más concurridos por los pamploneses, tanto en procesiones, desfiles, dianas, homenajes, conciertos y colaboraciones con otros artistas».
Ayestarán ha valorado «la calidad y profesionalidad a lo largo de muchos años de sus componentes así como la de sus directores», y ha recordado la relación que Napardi mantiene con La Pamplonesa, que participa en algunos de sus eventos a lo largo del año y que también premió con su Gallico en el pasado a su insigne miembro y compositor Manuel Turrillas y a su director de entonces Ricardo García Cerdá.
La entrega del Gallico será el 11 de julio, y con ella Napardi quiere hacer también partícipes a «todos los músicos que a lo largo de estos cien años han compuesto la banda, a sus directores, a todos sus familiares y amigos, al Ayuntamiento de Pamplona y a toda Pamplona».
Por su parte, el secretario de Napardi, Pachi Ordorica, ha leído el acta de la junta de este pasado martes, en la que consta la concesión a La Pamplonesa del Gallico, un premio que nació para reconocer a «una persona de Navarra o vinculada a ella que por su trabajo y dedicación haya destacado de manera sobresaliente en el campo de las artes, ciencias, deporte, cultura o las humanidades».
Ha puntualizado que la entrega del premio en esta ocasión a una entidad y no a una persona, como marcan los estatutos de Napardi, es una excepción que cuenta con dos precedentes, la de Los Iruñako en 1994 y la de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Iruñea en 2010.
«Es la tercera vez que hacemos una excepción, en este caso por los múltiples merecimientos de La Pamplonesa», ha zanjado.