Decenas de miles de personas han ocupado las calles de toda Colombia en un clamor de rechazo a las continuas ejecuciones de líderes sociales y defensores de derechos humanos que representan la fachada de las nuevas dinámicas del conflicto armado y que ahora tienen en el punto de mira a quienes alzan la voz por sus comunidades. Y que en su mayoría quedan impunes.
La Defensoría del Pueblo cifra en 486 el número líderes sociales muertos entre el 1 de enero de 2016 y junio de 2019, aunque como el Instituto de Estudios sobre Paz y Desarrollo (Indepaz) documentan 734 en el mismo periodo, y las amenazas se cuentan por centenares.
La Fiscalía General , por su parte, rebaja hasta 292 el número de ejecuciones y asegura que más de la mitad (157) han sido esclarecidas, pero sólo un 11% de las sentencias han sido condenatorias.
Las amenazas y ejecuciones de líderes sociales y de defensores de los derechos humanos se han convertido en un estigma ante la comunidad internacional para el Gobierno de Iván Duque, pese a que el presidente asegura que se han reducido desde que asumió el poder hace casi un año.
La mayoría de los ejecutados estaba en contra del narcotráfico y la minería ilegal y apoyaban programas de sustitución de cultivos de hoja de coca, de defensa del medio ambiente y de reclamación de tierras de campesinos que fueron desalojados por grupos armados o narcotraficantes.
El Gobierno y el Ejército responsabiliza de sus muertes a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), las disidencias de las FARC que se apartaron del acuerdo de paz firmado a finales de 2016 y bandas criminales como el Clan del Golfo.
Con una sola voz
Las marchas que se han repetido el viernes por la noche (madrugada en Euskal Herria) en decenas de ciudades del país fueron convocadas por el movimiento Defendamos la Paz con voluntad de alejar las ideologías con el fin de unir a todo el pueblo colombiano bajo una sola voz.
Comenzaron a organizarse hace más de un mes, después de que la dirigente María del Pilar Hurtado fuese abatida a tiros frente a su hijo en un pueblo del departamento de Córdoba, en el norte del país.
La imagen del niño llorando por el homicidio de su madre, grabada con un teléfono móvil, se hizo viral y puso de manifiesto las condiciones de inseguridad de los defensores de derechos humanos en Colombia.
Hace unos días, los movimientos políticos de la izquierda colombiana retaron al presidente, Iván Duque, y a sus ministros a que salieran a rechazar esta violencia que desangra el país. Duque ha estado presente en la manifestación de Cartagena de Indias, pero ha tenido que abandonar la marcha antes de su finalización al ser increpado con gritos de «asesino» por un grupo de los presentes.