Karen Marón

El Darrochgate, el «vandalismo diplomático» de Trump hacia Irán

Los documentos divulgados por la prensa británica donde el embajador en EEUU, Sir Kim Darroch, indicó que el presidente Trump se retiró del acuerdo nuclear, firmado con Irán en 2015, como una afrenta deliberada hacia el exmandatario Barack Obama con la intención de destruir su legado, dan pistas sobre el «vandalismo diplomático» del magnate.

Los documentos divulgados por la prensa británica donde el embajador del Reino Unido en Estados Unidos, Sir Kim Darroch, indicó que el presidente Donald Trump se retiró del acuerdo nuclear, firmado con Irán en 2015, como una afrenta deliberada hacia el exmandatario Barack Obama –con la intención de destruir su legado–, tienen mucha sustancia. Al asunto se le ha denominado literalmente «vandalismo diplomático».

Pero el escándalo que obligó al embajador británico en Wa-shington a renunciar mostró algo más: cómo la llamada relación especial entre EEUU y el Reino Unido se estaría debilitando. Esta relación especial, forjada después de la Segunda Guerra Mundial y cimentada con varios acuerdos bilaterales sobre seguridad y cooperación militar, de hecho ha estado en declive durante algún tiempo y el presidente de Estados Unidos está empeorándola.

Darroch había pasado cuatro años y tres días como el diplomático más importante de Gran Bretaña. Un mandato que terminó efectivamente con la severa evaluación de Trump hacia el representante británico como «loco», «muy estúpido» y «tonto», en una serie de tuits enviados tras la filtración de los cables confidenciales.

La intervención de Trump horrorizó a los funcionarios públicos británicos y planteó temores de que diplomáticos imparciales pudieran ser atraídos a un panorama político cada vez más polarizado.

Sir Nigel Sheinwald, el embajador británico en EEUU entre 2007 y 2012, expresó que Trump había desacreditado sistemáticamente a Gran Bretaña y se había mostrado irrespetuoso.

La relación está bajo una presión especial debido al presidente estadounidense y al Brexit, teniendo en cuenta que la administración Trump degrada la importancia de las alianzas.

Los comunicados internos se escribieron después de que el entonces ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, se reuniera con el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, en un fallido intento de convencerle de que no abandonara el pacto nuclear con Irán.

Sir Kim Darroch escribió después de esta visita que  «el resultado ilustró la paradoja de esta Casa Blanca: tienes un acceso excepcional, ves a todo el mundo salvo al presidente, pero en lo importante, el Gobierno se ha decidido por un acto de ‘vandalismo diplomático’, al parecer por motivos ideológicos y de personalidad: era el acuerdo de Obama», afirmó contundente.

El diplomático advirtió de que Washington «no puede articular una estrategia para el día después de romper el acuerdo», ni tiene «ningún tipo de plan» para trabajar de forma conjunta con sus aliados hacia una solución del contencioso nuclear con Teherán.

Tras la condena internacional a la decisión del presidente estadounidense de salir del acuerdo nuclear firmado con Irán y el Grupo 5+1, la primera ministra británica, Theresa May, se ha unido a sus colegas franceses y alemanes en su reprobación unánime y ha reiterado su compromiso de mantener el acuerdo vivo. Además, han realizado importantes esfuerzos para evitar la situación en la que se encuentran ahora. Un acuerdo que tenía como objetivo asegurar que Irán no desarrollara armamento nuclear y levantaba las sanciones económicas que pesaban sobre el país, las cuales Trump volvió a imponer.

En una nota fechada el 22 de junio de 2019, Darroch también se refirió a la política «incoherente y caótica» de EEUU sobre Irán y calificó de «dividido» al Gobierno estadounidense a la hora de decidir sobre el país persa. Además, cuestionó la razón declarada públicamente por Trump para cancelar a último hora un ataque aéreo contra Teherán, anunciado después de que las fuerzas iraníes derribaran un avión espía no tripulado estadounidense que había violado el espacio aéreo iraní.

La decisión de no atacar a Irán, según Darroch, estuvo en realidad relacionada a su preocupación «por cómo se vería esta reversión en sus promesas de campaña de 2016» y los efectos en las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos en las que busca la reelección.

Pero la imposición de sanciones por parte de EEUU afecta al margen de maniobra de los británicos a la hora de defender los intereses de las empresas que comercian e invierten en Irán. Este escenario provocará un enfrentamiento entre las potencias europeas y Estados Unidos a la hora de defender los intereses comerciales de cada país. Sin embargo, la posibilidad de una mayor inestabilidad en Oriente Medio se ha vuelto más real y más peligrosa que nunca.

Con el anuncio de sanciones económicas al más alto nivel contra Irán, violando un acuerdo nuclear internacional validado por una resolución de la Organización de las Naciones Unidas y rompiendo con sus aliados en Europa, Trump, además, pone en riesgo una crisis regional en Oriente Medio.

Irán apela a la diplomacia mientras los niveles de producción de uranio enriquecido crecen. Por su parte, Teherán agotará todas las vías para exportar su petróleo a pesar de las sanciones en su contra, tal como le manifestó el ministro de Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, a su homólogo británico, Jeremy Hunt, durante una conversación telefónica.

Teherán continuará sus envíos de crudo bajo cualquier circunstancia y, en particular, pese a las «ilegales» sanciones de EEUU, según refleja un extracto de ese diálogo con el canciller británico que ha difundido el Ministerio iraní de Exteriores.

La naturaleza del duelo entre EEUU e Irán cambió desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca, en enero de 2017, pero solo es posible comprender la reacción iraní analizando sucesos anteriores y la posterior evolución de los acontecimientos. Después de la invasión y ocupación de Irak, el presidente republicano George Walker Bush hijo hizo todo lo que estaba a su alcance por desatar una guerra contra Irán. Todo estaba listo desde el año 2003 y en la capital iraquí las intenciones de ataque eran públicas y continuas. Su objetivo era continuar la destrucción sistemática de las estructuras de los Estados en los países del denominado «Medio Oriente ampliado».

Pero Irán anunció oficialmente el inicio de la segunda fase de la reducción de sus compromisos en virtud del acuerdo nuclear, aumentando el nivel de enriquecimiento de uranio a un punto más allá del límite del 3,67% prepactado, el cual ya no tiene validez.

Motivos de personalidad que afectan a la seguridad mundial. Mientras los niveles de enriquecimiento de uranio siguen creciendo, el embajador Darroch llamaba a Trump «inepto e incompetente» e informó al Gobierno británico de que el presidente de Estados Unidos rompió los términos del acuerdo con Teherán por «motivos de personalidad».

Un fundamento sumamente peligroso porque la acción repentina de un líder puede cambiar el destino de una nación e incluso puede tener un impacto global.

Los rasgos de la personalidad del líder se han reflejado en la toma de decisiones políticas nacionales y extranjeras. La visión de Trump hacia el mundo exterior se formó entre Queens y Brooklyn, en Nueva York, en entornos básicamente peligrosos y donde la gente siempre ha estado armada. Según los expertos en psicología y conducta, pareciera que el punto de vista de Trump en relación con la política internacional –así como su mentalidad– emana de su vida en esas áreas: el mundo es una jungla y es un lugar peligroso donde uno siempre debe estar luchando. Esta mentalidad forma el enfoque actual de Trump en el escenario internacional.

Por otro lado, la personalidad se ve afectada por un autoconcepto estadounidense donde se han considerado a sí mismos como ciudadanos del primer mundo y mejores que otros y creen que disfrutan de una especie de mayor potencial. Trump representa de alguna manera el símbolo del narcisismo perdido de los Estados Unidos que debía ser revivido.

El actual mandatario llegó al poder en tiempos de crisis, cuando las personas buscaban un líder poderoso que se alejara de las políticas de indulgencia, minimizando el prestigio y la autoridad de los otros, cuestión a la que se refería el dimitido embajador como «problemas de personalidad».

Una cuestión que también hace reflexionar a todos los exdiplomáticos recientes, a los que les preocupa que los funcionarios públicos sean cada vez más arrastrados a la arena política y que sus opiniones fueran cuestionadas en público.

El diario “The Sunday Times”, que publicó los mensajes, afirma que Scotland Yard y los servicios de inteligencia sospechan que un funcionario con acceso a ficheros del Ministerio de Exteriores pudo airear los documentos confidenciales.

El rotativo desvela además que la periodista que ha publicado esos cables, Isabel Oakeshott, mantiene una relación con el presidente del Partido del Brexit, Richard Tice.

Por lo tanto, ¿la filtración tuvo como objetivo forzar la dimisión del embajador Kim Darroch en Estados Unidos para reemplazarlo por una figura más favorable a la salida del Reino Unido de la Unión Europea?