Fiesta completa para estrenar el remozado Anoeta –falta rematarlo pero ha quedado precioso–, ya con los dos fondos construidos y con nuevo récord de asistencia, 34.719 personas en las gradas. En el campo, el ‘querido’ Atlético de Madrid, que llegaba como líder con pleno de puntos.

Se marcha con los mismos, nueve, porque a partir del ecuador de la segunda mitad la Real ha hecho más méritos para ganar y porque ha tenido acierto en tres minutos de rock y desenfreno.

Varias novedades en el once de Imanol, después del mal sabor de boca de San Mamés y la lesión de Illarra. Han entrado Aritz, Monreal, Portu e Isak. Destacado estreno especialmente del navarro, al que se le nota la experiencia desde kilómetros de distancia. Este hace mucho que no se pone nervioso.

Tras el homenaje inicial al ultrafondista Iraitz Arrospide, campeón de mundo de 50 kilómetros, ambos contendientes se lo han tomado con cautela. Daba más sensación de peligro el Atlético, pero sin inquietar a Moyá.

La Real ha ido poco a poco dándole la vuelta a la tortilla y en el 24 Oyarzabal se ha topado con Oblak tras quedarse mano a mano gracias a una sensacional asistencia de Isak. Ha sido como tirar de la anilla de la gaseosa. Llorente, y otra vez Oyarzabal, la han tenido de cabeza. También el colchonero Koke, en un grave fallo de marcaje en un córner.

La visión de Oyarzabal

La primera ocasión clara de la segunda mitad ha sido para Joao Félix, pero su remate tras pase de la muerte de Trippier se ha ido fuera. Y en el 58 ha brotado la magia de los zurdos. Un toque, un único toque, ha bastado a Oyarzabal para asistir al inteligente movimiento de Merino y desarbolar a medio Atlético. El navarro ha conducido y ha asistido a Odeagaard. Control y remate cruzado con la zurda, a la cazuela.

Tres minutos más tarde, el segundo capítulo. Falta lateral botada por el noruego que Isak cabecea en el segundo palo. Oblak no llega a blocar y Monreal es el primero en tocar el rechace, para mandarlo a la red. Otro para ese club de los zocatos talentosos que se han juntado en Zubieta.

En el barullo de la jugada, Oblak ha sufrido un golpe en la cabeza y se ha tenido que marchar conmocionado. Restaban 25 minutos y Simeone se quedaba sin cambios. Pero si algo tiene el Atlético es coraje, y no ha entregado la cuchara. Entonces ha aparecido Moyá para sellar su portería con dos buenas intervenciones, sobre todo una manopla en un remate a bocajarro.

Gran debut de la Real en su puesta de largo ante una parroquia que se frota las manos. El club de los zurdos puede dar grandes alegrías.