‘Mientras dure la guerra’, de Alejandro Amenábar, ha sido hoy la película que ha abierto la competición de la Sección Oficial. En el filme, el director se centra en la figura de Miguel de Unamuno, escritor bilbaino que formó parte de la Generación del 98, para narrar el alzamiento fascista del 36. Interpretado por Karra Elejalde, Amenábar muestra un Unamuno ambiguo al que todos dicen «no comprender» por sus sorpresivos cambios de opinión, ya que lo mismo pasa de agnóstico a cristiano que de rojo a fascista.
Destacan también el papel de Eduard Fernández (Concha de Plata al Mejor Actor por ‘Rojo’) en el papel del General Millán Astray, creador de la Legión y que impulsó la carrera al poder del dictador, y de Santi Prego, en el papel de un Francisco Franco llevado hasta la caricatura.
En la rueda de prensa posterior a la proyección de la cinta, en una sala abarrotada de periodistas, Amenábar ha sido recibido entre aplausos. «La película llama la atención sobre un fenómeno que es el repunte del fascismo. Los extremos vuelven, posturas que a mí personalmente me inquietan. Soy de naturaleza optimista, no creo que tenga que volver, pero la película sí que es, en efecto, una alusion al presente», ha comentado Amenábar.
Preguntado por la preparación del personaje, Prego ha dicho que «fueron seis meses con Alejandro, de enero julio, trabajando sobre todo la voz, porque el enfoque de Alejandro fue encontrar la voz. Fue muy inteligente, porque ahí estaba la máscara del personaje. Una vez que pillas eso, el resto todo es jugar».
«De puntillas»
Para recrear la época y los personajes, el equipo ha realizado, según el productor de la cinta, «un trabajo de documentación exhaustivo. Han hecho un trabajo muy extenso. No hemos contado con un experto sobre Unamuno, pero sí que nos hemos documentado», ha dicho. Amenábar, por su parte, ha asegurado que ha tratado de leerse todos los escritos: «No está todo relatado estrictamente palabra por palabra, aunque sí que hemos intentado ser fieles con el espíritu de lo que ha estado pasando y usar las palabras precisas», ha recalcado.
También ha opinado que «tú haces películas, la gente opina», y ha asegurado que ha hecho «este trabajo a conciencia. Tengo la necesidad de meterme en esto, porque si Miguel de Unamuno fue capaz de levantarse, ¡qué menos que nosotros hagamos esta película! Nosotros –ha proseguido– crecimos en plena transición, en los 80 yo era un niño, y lo que más me sorprendió de Unamuno es que, aunque lo estudiamos, no sabía nada, todo me pareció nuevo, ese ascenso al poder de Franco… te das cuenta de que toda nuestra generación ha pasado por esta etapa de puntillas. Cuanto más repasas la historia, más te das cuenta de que son cosas que pueden volver a pasar».
En la película aparecen sin cesar las banderas, tanto la republicana como la rojigualda. En este sentido, Amenábar ha opinado que «tenemos un problema con la identidad, con las banderas, por eso era tan importante usar esos símbolos. Yo dejo las banderas ahí, como diciendo ‘esto es lo que hay’, esto es lo que nos retrata como comunidad de vecinos».
En la sala de cine hubo varias risas al aparecer el personaje de Franco. «Yo no he estado en la sala –ha dicho Amenábar–, pero sí en proyecciones anteriores. La vocecita, los problemas de dicción que él tenía… esa aparentemente mosquita muerta se convierte en lo que fue, y no queríamos renunciar a esa parte ridícula de Franco, porque es parte del personaje; se tenía que sobreponer a esa vocecita, a esa timidez que él tenía».