El príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman (MBS), afirma que asume la responsabilidad de las torturas hasta la muerte y la desaparición del cadáver del periodista crítico saudí Jamal Khashoggi, en el consulado de su país en Estambul, porque ocurrió «bajo mi mandato» aunque asegura que se hizo sin su conocimiento.
En un avance de un documental del programa ‘‘Frontline’’ del Sistema de Medios Públicos estadounidense (PBS), que será emitido la semana próxima, el ministro de Defensa y hombre fuerte de la teocracia saudí confirma su responsabilidad temporal porque «ocurrió durante mi mandato».
Arabia Saudí, y concretamente MBS, estuvo en el ojo del huracán tras la desaparición del periodista, cercano a los Hermanos Musulmanes, hace alrededor de un año.
El 2 de octubre de 2018, Khashoggi, quien residía en EEUU y escribía columnas muy críticas con el régimen saudí en ‘The Washington Post’, fue torturado hasta la muerte, troceado y hecho desaparecer en el Consulado saudí de la capital histórica de Turquía por un comando de agentes saudíes llegados directamente desde Ryad,
«Asumo toda la responsabilidad, porque ocurrió durante mi mandato», asegura Bin Salman en un testimonio tomado en diciembre del año pasado durante una carrera automovilística cerca de Ryad después de que Arabia Saudí hubiera admitido ya el asesinato del periodista saudí y anunciado el procesamiento de 11 personas.
Todas ellas están siendo juzgadas y cinco de ellas afrontan una petición fiscal de pena de muerte.
Millones de «¿sospechosos?»
Sin embargo, al preguntársele cómo pudo suceder sin que él se enterara, MBS contesta –siempre según el programa–: «Somos 20 millones de personas. Tenemos 3 millones de empleados gubernamentales»
«Tenemos funcionarios, ministros para seguir asuntos y ellos son responsables. Tienen la autoridad para hacer eso», añade al ser preguntado sobre si esos empleados públicos pueden tomar un avión por su cuenta.
El Senado de EEUU adoptó una resolución atribuyendo personalmente a MBS la responsabilidad del crimen, sobre la base de análisis de la CIA que llegan a la conclusión de que no hay «ninguna duda» de que ordenó la muerte del incómodo periodista.
En los días posteriores a su desaparición, Ryad negó cualquier relación con el asesinato, aunque tres semanas después, cuando las pruebas se acumulaban en su contra, confesó que Khashoggi había muerto, según dijo por una pelea accidental.
Finalmente admitió que el asesinato fue premeditado pero negó cualquier vínculo de los autores con la familia real.
La prensa turca identificó entre los autores a altos funcionarios y asesores de los saud.