Dabid Lazkanoiturburu

La excolonia satisfecha de Macao como la antítesis de Hong Kong

Macao ha conmemorado hoy los 20 años de su retrocesión a China en el marco del modelo «Un país, dos sistemas». La antigua colonia portuguesa es un oasis de estabilidad gracias a su conversión en un inmenso y muy rentable Gran Casino, que deja pequeña a Las Vegas. Pese a los efectos negativos del monopolio de juego, Pekín presenta a su mimada Macao como «ejemplo de patriotismo» frente a la cercana e indómita excolonia británica de Hong Kong.

las banderas de China y Macao en los actos del XX aniversario de la retrocesión de la antitgua colonia.(Anthony WALLACE-AFP)
las banderas de China y Macao en los actos del XX aniversario de la retrocesión de la antitgua colonia.(Anthony WALLACE-AFP)

El presidente chino, Xi Jinping, ha elogiado a Macao como «ejemplo de patriotismo» a seguir en contraste con Hong Kong, donde se suceden protestas desde hace más de medio año.

Lo ha hecho al asistir a las conmemoraciones del XX aniversario de la retrocesión de Macao a China, que puso fin oficialmente, en 1999, a cuatro siglos de dominación portuguesa en su colonia.

«Amad a China, amad a Macao. Todos aquí entienden que el futuro y el destino de China y de Macao están estrechamente unidos», señaló anoche el secretario general del PCCH durante una cena de gala para la ocasión.

Asimismo, Xi ha aprovechado su viaje de tres días al enclave para canonizar al nuevo jefe del Ejecutivo macaense, Ho Iat-seng, que asume el cargo tras ser elegido después de unas elecciones en las que fue el único candidato.

Pekín no oculta su interés en remarcar los fastos en la «tranquila» ciudad para contraponerlos a la rebelde Hong Kong.

Solo una treintena de kilómetros separan los dos territorios, regidos ambos desde finales de los noventa según el principio «Un país, dos sistemas», que les garantiza, en un período de 50 años, regímenes especiales en el ámbito político y económico con respecto a la China continental.

Pero el contraste no podría ser mayor entre las dos orillas de la desembocadura de la Ribera de las Perlas. Al oeste, Macao es el «alumno modelo» que acepta prácticamente sin rechistar la política de Pekín. Al este, Hong Kong vive desde hace seis meses largos al ritmo de manifestaciones y protestas, con enfrentamientos violentos sin precedentes, pero recientemente avalados tras la victoria de la oposición en las elecciones a distrito.

Por contra, en las elecciones de 2017, los partidos que en Macao reivindican, como en Hong Kong, elecciones por sufragio universal directo y el fin del control central de Pekín, lograron solo 45.000 votos, la mitad que los pro-chinos, y solo cuentan con 4 de los 33 escaños del Parlamento local.

No parece, de momento, que las reivindicaciones que incendian las calles de Hong Kong motiven a la mayoría de los 670.000 macaenses.

El 19 de agosto, y al calor de las movilizaciones de sus vecinos, la oposición convocó una concentración en la plaza del Senado. Solo acudió una treintena de personas. La Policía detuvo a siete y dispersó al resto en «la protesta que nunca existió», como tituló la prensa local.

Un inmenso casino

Larry So, profesor de Ciencias Sociales hongkonés que dio clase en Macao hasta su retiro, señala que «Macao es el alumno modelo de la clase para Pekín y, como tal, recibe buenas notas y premios».

En veinte años, Macao ha sufrido una extraordinaria transformación con sus gigantescos casinos construidos sobre Cotai, banda de tierra ganada al mar entre las islas de Coloane y Taipa, hoy unidas.

Único territorio chino donde los juegos de dinero están autorizados, Macao ha visto multiplicarse exponencialmente su PIB, de 6.400 millones de dólares en 1999 a más de 55.000 millones, el tercero tras Luxemburgo y Suiza. El FMI pronostica que en 2020 superará a Qatar y alcanzará la mayor renta per capita del mundo.

Así, mientras la en su día dinámica economía hongkonesa se estanca –su actual generación de jóvenes vive por primera vez peor que sus padres– Macao florece.

Los impuestos a la cuarentena de casinos del enclave (38.000 millones de dólares de beneficios el año pasado) suponen el 80% de los ingresos municipales, lo que permite al Ejecutivo local inversiones sociales mucho mayores que en Hong Kong. Cada macaense adulto recibe una paga anual de 1.130 euros por los beneficios del juego.

No resulta, pues, extraño que la mayoría de su población, que recibe al día 100.000 turistas de juego (el 70% chinos continentales) se muestre satisfecha. «No rechazan vivir en democracia, pero para ellos es secundario frente al desarrollo económico y la estabilidad social», reconocen los portavoces de la Asociación Nuevo Macao, principal grupo opositor.

Hay otros factores

La oposición denuncia que Pekín ha comprado la lealtad de los macaenses pero hay otros factores que también explican la apatía de sus habitantes.

Casi la mitad de la población procede del interior de China, lo que no facilita ese sentimiento identitario que sí existe en Hong Kong.

Por otro lado, la colonización portuguesa fue siempre mucho más laxa que la británica, también en estos enclaves chinos, lo que históricamente permitió que Macao mantuviera muchos más lazos, incluso identitarios, con la China continental.

Pocos son, en definitiva, los que muestran su inquietud por la posible dilución de una identidad, la macaense, forjada en el encuentro entre las culturas cantonesa y portuguesa.

Consecuencias adversas

La conversión de Macao en un inmenso casino tiene sus efectos adversos. El territorio es un paraíso para el blanqueo de dinero y es un imán para el crimen organizado y la prostitución.

En este sentido, y tras su llegada al poder en Pekín, Xi extendió a Macao su campaña contra la corrupción, lo que frenó la llegada de acaudalados jugadores. La ciudad se centró entonces en la clientela de masas, con gigantescos complejos que ofrecen una amplia gama de actividades, desde ofertas gastronómicas a parques temáticos.

Así las cosas, Ho, antiguo empresario favorable a las élites comunistas, tiene planes para reducir la total dependencia de la economía de Macao respecto al juego.

De hecho, las autoridades chinas ya tienen en mente rebajar la dependencia de Macao de la industria del juego y que evolucione hasta posicionarse como centro financiero global, según algunos analistas, para lo cual podría crear una nueva bolsa de valores denominada en yuanes.

Hoy mismo, el líder chino ha insistido en que «Macao debe aprovechar la oportunidad que supone el proyecto de infraestructuras de Las Nuevas Rutas de la Seda y la bahía Cantón-Hong Kong-Macao», que según los líderes chinos impulsará el desarrollo en el sur del país y fortalecerá «su posición dominante» en la cadena industrial global.

La prensa oficial ha anunciado que se establecerá una «red avanzada de comunicación internacional mediante una estructura económica abierta» que servirá de enlace entre los chinos de ultramar, los ingleses y los portugueses y como puente entre los países que participan en las Nuevas Rutas de la Seda.

Todo ello con vistas a mantener a Macao bajo la órbita de Pekín y conjurar definitivamente el –hoy ínfimo– riesgo de un nuevo Hong Kong.