Juanjo GALÁN (EFE)

La semana laboral de 24 horas y otros extraños bulos sobre la Finlandia de Sanna Marin

El Gobierno finlandés ha salido al paso de una avalancha de «fake news» tras la llegada al poder de Sanna Marin, que ha multiplicado el interés por el país. No solo proceden de redes sociales, sino que han entrado en prestigiosos medios convencionales.

Sanna Marin, nueva primera ministra de Finlandia. (Alain JOCARD | AFP)
Sanna Marin, nueva primera ministra de Finlandia. (Alain JOCARD | AFP)

Sanna Marin, la nueva primera ministra de Finlandia, es la última víctima de una extraña proliferación de noticias falsas sobre el país nórdico propagadas no ya en las redes sociales, algo habitual en estos tiempos, sino en prestigiosos medios de comunicación internacionales.

Publicaciones de todo el mundo informaron este fin de semana de que Marin, quien apenas lleva un mes en el cargo, pretende instaurar en Finlandia una semana laboral de cuatro días con jornadas de seis horas para que los trabajadores puedan disfrutar más de su vida personal.

La noticia, de origen incierto, corrió como la pólvora y en pocos días se hicieron eco de ella diarios británicos de prestigio como "The Guardian" y "The Independent", tabloides sensacionalistas como "The Sun" y muchos otros medios de Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, India, Alemania, el Estado español o Latinoamérica.

La masiva difusión internacional de esta noticia contrastó con el total silencio de los medios finlandeses al respecto y causó tal estupor que las autoridades locales se vieron obligadas a desmentirla públicamente.

«En el programa del Gobierno finlandés no hay ninguna mención a la semana laboral de cuatro días. El asunto no está en la agenda del Gobierno», comentó el Ejecutivo este martes a través de Twitter en un mensaje escrito únicamente en inglés.

Un día antes, el portal de noticias sobre Finlandia en inglés "News Now Finland" ya había destapado el bulo y evitado que se propagase aún más, recibiendo un aluvión de visitas que provocó el colapso temporal de su servidor.

El editor jefe del portal, David Mac Dougall, aseguró a EFE que le bastó realizar tres llamadas telefónicas para comprobar por varias fuentes la falsedad de la noticia, algo que ningún medio que publicó el bulo se molestó en hacer.

Un tuit sacado de contexto

El Gabinete de la primera ministra achacó la noticia falsa a un malentendido causado por un viejo tuit de Sanna Marin sacado de contexto, en el que reflexionaba sobre la posibilidad de reducir en un futuro la jornada laboral a seis horas o trabajar sólo cuatro días a la semana.

Meses después de aquel tuit, Marin se convirtió en la primera ministra más joven del mundo y muchos medios aprovecharon el interés mediático que despertó para rescatar esta reflexión, aunque tergiversándola, ya que ni forma parte de los planes del Ejecutivo ni la teórica propuesta contempla una semana laboral de 24 horas.

«Los medios, ya sean de izquierda o de derecha, son a menudo fetichistas con la región nórdica, su igualdad, su alto nivel de vida y su bienestar. Por eso cuando alguien dice que la primera ministra de Finlandia ha anunciado una semana laboral de cuatro días, la gente quiere creerlo», explica a EFE Mac Dougall.

«Los medios de izquierda quieren mostrar a esta región como la utopía de los valores sociales y los de derecha buscan lo contrario, presentarla como un socialismo enloquecido, porque esa narrativa les funciona. Y como quieren que sea cierto, ninguno se molesta en verificar la información», reflexiona.

Este episodio de noticia falsa difundida por la prensa internacional es el más reciente pero no el único que las autoridades finlandesas se han visto obligadas a desmentir públicamente en los últimos años, aunque no siempre se molestan en rectificar las informaciones erróneas o semiverídicas.

Estos son algunos ejemplos más de noticias falsas o tergiversadas:

Finlandia prohíbe las escuelas privadas

La prensa, especialmente la anglosajona, ha publicado que las escuelas privadas están prohibidas por ley en Finlandia, un país cuyo sistema educativo está considerado uno de los mejores y más igualitarios del mundo.

La realidad es que la ley finlandesa prohíbe sólo los centros privados de educación básica con ánimo de lucro y que existen 95 escuelas privadas en Finlandia, en las que estudia alrededor del 3 % del total de alumnos, según el Ministerio de Educación finlandés.

La renta básica fue un fracaso

Mezclando información y opinión, muchos medios internacionales publicaron que Finlandia interrumpió su experimento de renta básica, por el que 2.000 desempleados recibieron 560 euros mensuales durante 2017 y 2018, debido a que fue un fracaso.

Las autoridades finlandesas desmintieron esa información y alegaron que el experimento, cuyo objetivo era analizar si la renta básica sirve para incentivar la búsqueda de trabajo, se llevó a cabo íntegramente según los planes iniciales y aportó una información que no hubiera sido posible obtener sin él.

Eliminadas la escritura manual y las asignaturas

La prensa mundial ha informado ampliamente sobre el afamado sistema educativo finlandés, aunque en ocasiones ha tergiversado la realidad, publicando afirmaciones como que el país nórdico ha eliminado de sus escuelas la escritura manual y las asignaturas convencionales.

En realidad, lo que hizo Finlandia fue prescindir progresivamente de la enseñanza de la caligrafía cursiva e introducir un modelo pedagógico basado en proyectos que se tratan al mismo tiempo en distintas asignaturas.

Una ciudad subterránea por miedo a Rusia

Otra de las noticias tergiversadas que han dado la vuelta al mundo es que Helsinki está construyendo una ciudad subterránea llena de túneles y refugios antiaéreos por miedo a una posible agresión militar de la vecina Rusia.

Si bien su existencia es innegable, lo cierto es que la mayoría de los refugios subterráneos en Helsinki se construyeron durante la dos guerras entre Finlandia y Rusia y en los primeros años de la Guerra Fría.

La escasez de suelo urbanizable, la dura climatología del país y el subsuelo granítico, óptimo para las construcciones subterráneas, han animado a los finlandeses a expandir la ciudad hacia abajo, creando nuevos espacios -centros comerciales, aparcamientos, museos- que en caso de necesidad pueden servir de refugio.