Israel aclama y Palestina deplora la fórmula presentada hoy por Donald Trump junto a Benjamin Netanyahu. Estas son algunas de sus claves:
Un Estado palestino convertido en piezas de Lego
La hoja de ruta de la Casa Blanca, que cuenta con 181 páginas, señala que «esta visión quiere lograr un reconocimiento mutuo del Estado de Israel como una nación-Estado para el pueblo judío y el futuro Estado de Palestina como el Estado-nación del pueblo palestino, con los mismos derechos civiles para todos los ciudadanos».
Sin embargo, el mapa que marca el plan muestra un Estado palestino fragmentado con asentamientos israelíes en su interior conectados con el Estado israelí a través de corredores que parten el territorio.
Este tuit del periodista vasco Mikel Ayestaran y el mapa que lo acompaña lo resumen bien:
El #DealOfTheCentury será la tercera anexión realizada por #Israel, que ya aplicó esta estrategia que viola el derecho internacional con Jerusalén Este, en 1980, y los Altos del Golán, en 1981
— mikel ayestaran (@mikelayestaran) January 28, 2020
Todo gracias a #Trump
Esta es la evolución de la histórica Palestina a 2020 pic.twitter.com/38Eq2TFSFU
Asimismo, concede a Israel zonas al oeste del valle del río Jordán, situadas en Cisjordania, con lo que esta área ocupada quedaría sin salida directa a Jordania, a la que estaría vinculada por dos carreteras que cruzarían territorio israelí hasta alcanzar la frontera con el reino hachemí.
«El valle del Jordán, que es crítico para la seguridad nacional de Israel, estará bajo la soberanía de Israel», sentencia el texto.
Por su parte, Gaza y Cisjordania estarían unidas a través de un túnel que las conectaría y que atravesaría Israel.
El plan señala que «la visión contempla un Estado palestino que maximiza las facilidades para viajar por su interior a través de soluciones de infraestructura de vanguardia que comprenden puentes, carreteras y túneles, que proporcionan beneficios significativos más allá de las fronteras del Estado de Palestina».
El «problema» de Gaza
La iniciativa recuerda que Gaza ha estado gobernada por el grupo islámico Hamás, al que describe como una organización «terrorista, responsable del asesinato y ataques a miles de israelíes», y concede la soberanía de sus aguas territoriales a Israel, que considera que son vitales para la seguridad del Estado israelí.
Y advierte de que «no habrá mejoras significativas en Gaza hasta que haya un alto el fuego con Israel, una desmilitarización completa de la franja y una estructura de gobierno que permita a la comunidad internacional invertir de forma segura y cómoda» para mejorar su economía.
La iniciativa propone también que Israel ceda territorio a los palestinos cerca de Gaza, que pueden ser «áreas pobladas y no pobladas».
En el mapa que traza el plan esas zonas aparecen descritas como «zonas de manufactura industrial de alta tecnología» y área «residencial y agrícola», y pese a que están cerca de la frontera con Egipto están separadas del país vecino por una estrecha franja fronteriza controlada por Israel.
Jerusalén y Al Quds
La propuesta de la Casa Blanca reconoce a Jerusalén «como capital de Israel» y reitera que «debería permanecer como una ciudad íntegra».
Además, sostiene que Israel debe ser guardián de los lugares religiosos en Jerusalén, tanto judíos, como cristianos y musulmanes, y aboga por mantener el «estatus quo actual».
En cuanto a la capital del hipotético Estado palestino, el plan recoge que debería ubicarse en Jerusalén Este en «todas las zonas al este y el norte de las barrera de seguridad existente, incluyendo Kafr Aqab, la parte este de Shuafat y Abu Dis», y que podría ser renombrada como Al Quds (como la denominan los árabes) o con otra denominación que decidan los palestinos.
Esto significa que la posible capital palestina se localizaría en barrios en las afueras de la Jerusalén actual.
El plan va aún más lejos al sostener que Jerusalén debería ser conocida internacionalmente como capital del Estado de Israel y Al Quds, o el nombre que los palestinos elijan, como capital del Estado de Palestina.
No retorno de los refugiados
La iniciativa aborda, además, uno de los temas más espinosos en unas hipotéticas negociaciones entre israelíes y palestinos: el derecho de retorno de los refugiados.
A ese respecto, marca que «no habrá derecho de retorno, o absorción de ningún refugiado palestino en Israel».
Y establece tres opciones para los que refugiados palestinos que busquen un sitio permanente de residencia: «absorción» para aquellos registrados en la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en el futuro Estado palestino; integración en sus países actuales de acogida; o su reasentamiento en los países miembros de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), que los acepten.
En ese sentido, el plan «establece que los hermanos árabes tienen la responsabilidad moral de integrar a los refugiados en sus territorios del mismo modo que los judíos fueron integrados en el Estado de Israel».
¿Desarrollo económico palestino?
Otra de las propuestas del Gobierno de EE.UU. es alentar la economía de los palestinos fomentando «el desarrollo de los derechos de propiedad y contratos», medidas anticorrupción, el imperio de la ley y creando una estructura tributaria, entre otros.
Asimismo, estipula la creación de una zona de libre comercio entre Palestina y Jordania «para acelerar la cooperación económica», en una zona todavía por determinar.