Han pasado dos días desde que uno de los vecinos que integra la plataforma Gueñes Bizia iniciara una huelga de hambre en Zalla para reclamar a los gobiernos locales de Gueñes y Zalla, las dos localidades afectadas por la actividad de Glefaran, que accedan a mantener una reunión pública sobre esta actividad.
Según han manifestado a NAIZ fuentes de la plataforma vecinal, no solo no se ha producido ningún acercamiento por parte de los dos equipos de gobiernos emplazados, sino que «ni siquiera cogen el teléfono a concejales de la oposición».
«Puede que haya una consigna de no atender el tema», valoran desde la plataforma, pero advierten de que el malestar crece entre la población «por la suma de hechos, uno de los desparecidos en Zaldibar es vecino de Zalla, parece que se valora el vertedero de Zalla como posible alternativa para traer lo de Zaldibar...». «El hartazgo es generalizado» y prueba de ello es la protesta vecinal espontánea que reunió a mil personas ayer en Zalla, según exponen.
«Salvo la comunicación del alcalde de Zalla ayer a la mañana diciendo que el vertedero no era el sitio adecuado, parece que estaba un poco obligado a decir algo, están desaparecidos, insisten desde el colectivo vecinal, que ha convocado una concentración en Zalla el viernes, a las 19.00 horas.
Glefaran defiende su compromiso con el medio ambiente
En un comunicado dirigido a la población en general y a la de Gueñes y Zalla en particular, Global Efficiency Aranguren, la empresa que explota la planta de Glefaran, lamenta «no haber sido capaces de comunicar efectivamente las numerosas mejoras técnicas realizadas» en la actividad, así como «el esfuerzo y la gestión de todo nuestro equipo humano para garantizar un medio ambiente saludable, con el que estamos totalmente comprometidos».
En una extensa nota, la empresa precisa que «no tala árboles», sino que «Glefaran está centrada en la producción de energía renovable con biomasa, para lo que utiliza desechos de poda y restos de actividad forestal exclusivamente», en una zona con superficie arbolada superior al 55% y una importante actividad forestal.
Reconoce que durante los primeros meses de la actividad su funcionamiento «no fue el deseado» producto de una avería en diciembre de 2016, «por lo que admitimos que algunos vecinos pudieron sentirse molestos». Tras pedir «nuevamente disculpas», indica que «gran parte de las fotografías y vídeos que se utilizan como crítica» son de esa época hasta marzo de 2017, cuando intervinieron «diversas ingenierías especializadas» para solucionar la avería.
Destaca que la suya «es una actividad normalizada en toda Europa», donde hay «cientos de plantas» que responden a «una misma legislación» y muchas de ellas «ubicadas en el hinterland de ciudades con gran densidad de población».
Apunta, además, que hay plantas como la suya «instaladas en hospitales, centros educativos, complejos deporivos, invernaderos, empresas de todo tipo y barrios residenciales».
Según indica en su nota, Glefaran «es una empresa de potencia media que se regula por una directiva europea que exige a este tipo de empresas cumplir para 2025 dos limites: las partículas no deben superar los 30mg/Nm3 y el NOx 650 mg/Nm3».
«Es de suponer que si la Unión Europea legisla en base a unos límites, lo hace tras haber estudiado los riesgos inherentes a la actividad para la población circundante», expone.
Subraya, por otra parte, que las emisiones de Glefaran están controladas de continuo por el Departamento de Medio Ambiente de Lakua, «quien conoce los datos de las emisiones al mismo tiempo que el equipo de gestión de la propia empresa». Remarca que los datos están a disposición de la ciudadanía y añade que «todos los estudios realizados sobre la calidad del aire en Zalla y Gueñes por las distintas administraciones ofrecen datos que la sitúan en niveles de muy buena y buena».