Natxo MATXIN

Osasuna no obtiene provecho a su enorme esfuerzo en el Pizjuán (3-2)

Los rojillos han sacado su personalidad en la segunda parte para empatar un 2-0 estando en inferioridad. Al final, han encajado el tercero en un descuento que se les ha hecho eterno, ya muy mermados por el desgaste físico. Ficha técnica / Resultados y clasificaciones

Osasuna se ha dejado la piel, pero se ha encontrado con demasiadas adversidades en el Pizjuán. (Cristina QUICLER/AFP)
Osasuna se ha dejado la piel, pero se ha encontrado con demasiadas adversidades en el Pizjuán. (Cristina QUICLER/AFP)

Osasuna ha rozado el punto en el Sánchez Pizjuán, después de un duelo de dos caras, con una primera parte en la que los pupilos de Jagoba Arrasate no han estado bien en defensa y un segundo tiempo en el que han sacado el orgullo que se espera de ellos para igualar la contienda con diez futbolistas, lo que ha agrandado el mérito, pese a que al final la escuadra navarra se ha quedado con la miel en los labios en el tiempo añadido.

Con muchos cambios en ambas escuadras –cuatro por el lado rojillo y seis por el sevillista–, la principal novedad en el once de Jagoba Arrasate ha sido la primera titularidad de Lato y la colocación de un doble lateral, junto a Estupiñán, para frenar la avalancha ofensiva de Jesús Navas y Ocampos, algo que se ha logrado a medias.

Ha estado marcado el inicio del duelo por la intensidad que han mostrado los dos contendientes, yendo a presionar en cada balón para buscar el error del rival, de lo que han sabido sacar un mayor partido los anfitriones.

Sin que se llegase al primer cuarto de hora, los de Julen Lopetegi ya se han puesto por delante gracias a un robo de Óliver en el medio campo sobre Oier, que el centrocampista cacereño ha sabido conducir para darle una asistencia de gol a En-Nesyri. Entre la defensa escalonada, que Aridane no ha sabido dar un paso adelante para dejarle en fuera de juego y la mala cobertura del majorero, el ariete marroquí ha cruzado con habilidad ante la salida de Sergio Herrera.

Prácticamente solo a balón parado ha sabido replicar Osasuna, con sendas faltas botadas por Roberto Torres que, o no han encontrado portería o han ido a parar a las manos de Bono. El equipo rojillo ha llegado con cierto criterio al área hispalense, pero sin generar gran peligro.

Los locales han podido aumentar su cuenta anotadora con una gran jugada entre el asistente Jesús Navas y el rematador Ocampos, pero su picadita se ha marchado arriba, aunque no fallaría más tarde. De hecho, parecía que el conjunto navarro se marcharía con desventaja por la mínima, pero un corner en el tiempo añadido ha servido para la peinada del argentino, ante la poca contundencia de la zaga visitante.

Por si no fuera suficiente con la doble desventaja en el luminoso, Osasuna ha visto cómo se ha quedado en inferioridad numérica en el minuto 54, debido a una salida fuera del área de Herrera, golpeando la pelota primero en su rodilla y después en el brazo izquierdo. Primera intervención del VAR para obligar a Del Cerro a visualizar la jugada y mostrar la roja al guardameta burgalés.

Paradójicamente, de toda esa situación adversa ha aflorado el espíritu que siempre se espera de los rojillos y, por contra, ha alertagado a los sevillistas. Una falta lateral muy bien botada por Roberto Torres y cabeceada a la perfección por Aridane –su tercera diana esta temporada y que le ha servido para redimirse en parte del 1-0– ha metido al cuadro navarro en el partido.

Con los anfitriones tocados y Osasuna en clara línea ascendente, ha llegado la segunda intervención del VAR para señalizar un penalti por manos de Escudero dentro del área. Roberto Torres se ha encargado de transformar la pena máxima para subir un 2-2 al electrónico que minutos antes hubiera resultado impensable.

Sin embargo, el esfuerzo realizado por los rojillos ha acabado por pasarles factura en un tiempo de prolongación de ocho minutos, que se les ha hecho muy largo, retrasando demasiados metros la defensa, fruto del cansancio y de los últimos arreones de los andaluces. Tanto ha llegado el cántaro a la fuente que, al final, En-Nesyri, doble goleador, ha puesto el definitivo 3-2 en el marcador.

Hay que quedarse con la segunda mitad del equipo, en la que ha sacado la casta que le caracteriza y que no se había visto en las últimas jornadas, una cualidad a la que se le deberá dar continuidad en la visita dentro de una semana del Espanyol, con el objetivo de devolver la solidez a El Sadar.

A la conclusión del choque, el técnico rojillo, Jagoba Arrasate, ha tildado de «pena» el hecho de que el equipo no haya podido sumar un punto, «un magnífico botín», a la vista de cómo se había puesto el partido. Ello no ha impedido que el de Berriatua haya reconocido que los suyos «no presionaron bien» en la primera mitad, lo que ha provocado que «estuviéramos muy incómodos». «Ahora nos toca reponernos para el vital partido que tenemos el próximo domingo», ha avisado.