En su nota, Fenin enumera cinco tipos de test, agrupados en tres bloques: ARN, inmunológicos y rápidos.
1 - Test de ARN: Utilizan una muestra nasofaríngea que se analiza en un laboratorio. Incluye los PCR y otros test de ácidos nucleicos. Con esta prueba se detecta la presencia de material genético del virus, y ofrece muy buena sensibilidad y especificidad.
2 - Test inmunológico para antígenos: También se realizan a partir de una muestra nasofaríngea analizada en el laboratorio. Estos detectan proteínas del virus, que son una prueba de que la infección está activa.
3 - Test inmunológico para anticuerpos: Estos se llevan a cabo con una muestra de sangre, que se analiza en un laboratorio. No se centra en el virus en sí, sino en los anticuerpos producidos frente al virus a los 7 días aproximadamente desde los síntomas. Su presencia es una prueba indirecta de inmunidad, de que la enfermedad está activa o de que ha sido pasada.
4 - Test rápido para antígenos: Pueden llevarse a cabo con equipos portátiles y los resultados pueden conocerse a los 10-15 minutos. Al igual que en el test inmunológico para antígenos, se toma una muestra nasofaríngea y detecta proteínas del virus.
5 - Test rápido para anticuerpos: Se toma una muestra de sangre y detecta los anticuerpos a los 7 días aproximadamente desde los síntomas. Es una prueba indirecta de inmunidad o de que la enfermedad está activa o pasada. Sus resultados también están disponibles en 10-15 minutos.
Los test inmunológicos son cuantitativos, es decir, nos dan un número determinado respecto a la presencia del virus, por lo que son más exactos que los test rápidos, que son cualitativos, nos dicen si un resultado es positivo o negativo.