Ainara LERTXUNDI
Donostia

Terrazas con hidrogel, prendas en cuarentena, pintalabios en papel... y pese a todo, ilusión

Mascarillas, de momento no obligatorias pero sí aconsejables en espacios cerrados como los comercios. Guantes y geles hidroalcohólicos a la entrada. Distancias de seguridad, limitaciones a la hora de probarse la ropa, prohibición de tocar ciertos productos. En esa «nueva realidad» han abierto hoy algunos bares con terraza pese a la lluvia, tiendas de ropa y comercios cuya superficie no supere los 400 metros cuadrados.

Keka y su compañera abrieron hace una semana la tienda de productos de maquillaje, estética y peluquería que regentan en Donostia. (A. L.)
Keka y su compañera abrieron hace una semana la tienda de productos de maquillaje, estética y peluquería que regentan en Donostia. (A. L.)

«Por favor, mantén la distancia de seguridad»; «por favor, use el gel a la entrada y salida de la terraza»; «Certificado de que este local ha sido desinfectado de Covid-19». Este tipo de carteles son ya parte de la «nueva normalidad» de bares y comercios pequeños. Hoy muchas han abierto sus puertas con muchas más dudas que certezas, pero con ganas.

La lluvia no ha favorecido la apertura de bares. Además, en esta fase solo pueden hacerlo aquellos con terraza. En Donostia, el Ayuntamiento ha permitido la ampliación de las terrazas, siempre y cuando no entren en colisión con los peatones.

La terraza cubierta del bar Barkau, en el barrio donostiarra de Gros, ha retomado hoy parte de su actividad. Eso sí, la terraza lo ha hecho al 50% de su capacidad. Ibon Errasti, uno de los propietarios del establecimiento, tiene previsto tramitar en el Ayuntamiento un «permiso personal» para poder ampliar la terraza por fuera de la parte cubierta en cuatro mesas. Hoy, muchos clientes habituales se han reencontrado en la misma y, al mismo tiempo, diferente terraza que dejaron hace dos meses.

«De momento, la gente está respondiendo bien. Está viniendo la clientela habitual del barrio. Tienen que hacer cola, respetando la distancia de seguridad. Hemos puesto carteles informativos y a la entrada de la terraza disponemos de gel que los clientes deben usar al entrar y salir», explica a NAIZ Errasti mientras atiende el teléfono y atiende.

«De momento, esta semana abriremos solo de mañana y estaremos solo dos personas en la barra –en total tiene siete trabajadores contratados, ahora en ERTE–. Ya veremos la próxima semana. Han sido meses muy difíciles», afirma.

Para Mónica hoy era el primer día que sale de casa desde el 14 de marzo. Lo ha hecho para abrir la tienda de ropa en la que trabaja desde hace años. Y con notables cambios. Por ejemplo, el uso de mascarilla y guantes, los cuales también proporcionan a los clientes nada más entrar. Otra novedad importante; el uso obligatorio de la plancha a vapor cada vez que alguien se prueba una prenda. «A lo largo de hoy me llegará la plancha de vapor, pero hasta que llegue si alguien se prueba algo y no se lo lleva, tengo que tener aislada esa prenda dos días. De momento, lo único que he tenido ha sido una devolución, así que tengo la prenda en el almacén aislada del resto», señala.

Otro cambio visible: los probadores. De los cuatro que tiene la tienda, dos están inutilizados, guardando la distancia de seguridad. «Cada vez que entre una persona, debemos de desinfectarlo. Lo mismo con el mostrador, con el datáfono. Antes de abrir la tienda, debemos de limpiar el suelo con agua y lejía, y desinfectar cada superficie que se toque. Y aunque no es obligatorio el uso de mascarilla, sí que pedimos a los clientes que en la medida de lo posible la lleven puesta. Al entrar, les damos guantes para que se los pongan encima de los que llevan y gel hidroalcohólico para lavarse», añade. El aforo máximo tres personas.

«Espero que la gente apoye al comercio pequeño»

Irene aún no ha abierto la tienda de lencería que regenta en Gros, sí lo ha hecho la que tiene en el Buen Pastor. Especializada en productos de lencería para pacientes oncológicos y embarazadas, extreman las medidas de seguridad y prevención. Recibe a NAIZ mientras acondiciona la tienda para su pronta apertura. «Prendas como camisetas o pijamas, no se podrán probar. También hemos tenido que limitar el número de sujetadores que se pueden probar. Estamos pidiendo a las clientas que vengan ya con una idea, con un modelo en concreto y más o menos con la talla».

«El mayor problema serán los trajes de baño, porque son prendas que necesariamente te las tienes que probar. Una camiseta te la puedes comprar a ojo, pero un traje de baño, bikini o sujetador requiere probarse. Cada prenda que se prueben y no se lleven, hay que pasarla por la plancha a vapor. Si antes una clienta se probaba un media de 5 bañadores o, incluso 15, hasta dar con el que mejor le talle, ahora eso no va a ser posible. Somos conscientes de que va a ser imposible mantener el mismo nivel de venta», resalta.

Otro factor que está afectando a la venta es la limitación de la movilidad entre municipios. «Y es que tenemos mucha clientela de la provincia, que de momento no puede venir». Y aunque la cita previa no será necesaria, es preferible que llamen por teléfono antes para que «así no tengan que hacer cola en la calle», porque solo se permite un cliente por trabajador.

El uso de guantes y mascarillas en el interior de la tienda, en la que atienden a muchas mujeres con mastectomía, será obligatorio. A cada cliente, le facilita gel de manos y mascarilla quirúrgica. Habrá que habituarse a entrar en un probador con guantes y mascarilla, «algo que al principio se hace raro. Iremos viendo cómo responde la gente». Irene espera que «se siga apoyando al comercio pequeño. Hay está la clave. Nosotros seguiremos dando un servicio especializado, como hasta ahora».

«Nosotras vamos con pantalla y mascarilla. Para minimizar riesgos y contagios, y por el bienestar de todos, pedimos que se venga con mascarilla, se guarde la distancia de seguridad y se espere a ser atendido», comenta Keka, dependienta de una tienda de productos de peluquería, estética y maquillaje.

Hace ya una semana que abrieron. Reconoce que esa primera semana fue dura, «un poco caótica». Esta segunda ha empezado mejor. «La gente está tomando conciencia» de las medidas de prevención y de los cambios que han tenido que introducir. Entre ellos, la prohibición de tocar los productos de las estanterías. De momento, se ha acabado, por ejemplo, probarse el color de un pintalabios sobre el dorso de la mano, «ahora el color se prueba sobre el papel».

Aunque la cita previa no es obligatoria, es recomendable como en otros casos llamar por teléfono y «venir a la tienda a recoger el pedido».

Entre los nuevos productos que ha incorporado la tienda, pantallas protectoras, mascarillas y guantes, que «también vendemos a los profesionales de las peluquerías».