El Gobierno español había buscado dar perfil bajo al cisma en la Guardia Civil tras el cese del jefe de la Comandancia de Madrid Diego Pérez de los Cobos; de hecho, el ministro de Grande-Marlaska intentó camuflar que el motivo era el informe contra el 8M. Pero la ofensiva de las derechas contra el exjuez ha seguido y este miércoles Pedro Sánchez ha decidido pasar al ataque con una afirmación muy sonora, dirigida al líder del PP: «Señor Casado, se lo voy a decir de forma clara: lo que ocurre es que Grande-Marlaska está destapado esa policía patriótica y por eso ustedes le atacan».
La alusión a la «policía patriótica» supone una admisión de la existencia de cloacas en los aparatos del Estado desde la propia Moncloa. Unas cloacas que vienen obviamente desde décadas de guerra sucia contra la disidencia vasca pero en los últimos años han tenido más eco en Madrid por sus maniobras en Catalunya, el informe secreto sobre el líder de Podemos Pablo Iglesias o las filtraciones del excomisario Villarejo. Sobre la llamada ‘Operación Catalunya’ conviene leer este trabajo de Beñat Zaldua en 2017.
El término de «policía patriótica» se ha usado estos últimos dos años en alusión a un grupo con nombres bien determinados y muy vinculados al PP. Este reportaje de Iker Bizkarguenaga en 2019 ahonda en su génesis y sus conexiones. Pero en el sentido en que hoy lo ha hecho Sánchez, viene a significar una trama más amplia y que alcanza también a la Guardia Civil.
Sin dejar de referirse de forma conjunta a Casado y al líder de Vox, Santiago Abascal, el presidente español ha descrito este grupo como un «destacamento» de policías dedicado a «defender las actividades del PP, inclusive la persecución de adversarios políticos y el encubrimiento de corrupciones varias de su partido cuando gobernaba».
Sánchez ha defendido además los cambios de mandos en la Guardia Civil decididos por el ministro por su derecho a crear un equipo propio.
El enfrentamiento en el Congreso ha sido descarnado y marca un nuevo esquema en el que el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaka, en su día elogiado por las derechas por apoyarse en esas cloacas desde la Audiencia Nacional contra el independentismo vasco, hoy es la pieza de caza mayor.
La portavoz del PP, Cayetana Alvarez de Toledo, ha tratado de sacarle de sus casillas con acusaciones personales como esta: «¿Qué hace usted todavía en el banco azul, por qué no ha dimitido, y cómo es posible que Sánchez no lo haya cesado?. ¡Márchese!. Ni el tatuaje de su muñeca ni el título de su autobiografía dicen la verdad: usted da pena y miedo», ha dicho en referencia al libro escrito por Marlaska que se titula "Ni pena ni miedo".