Con la llegada a la fase 3, que abre más la movilidad de las personas, el Ayuntamiento considera que este recurso ya ha cubierto el fin para el que fue concebido y de ahí su cierre este martes.
Desde la entrada en fase 2, hace dos semanas, la mayor parte de las personas pasaban ya más tiempo fuera que dentro del centro. Entonces se comenzó a trabajar en las salidas y las alternativas existentes para poder ir vaciando el recurso ante la posibilidad de su cierre o regreso a las que eran sus funciones habituales como albergue de peregrinos.
En estos dos meses y medio no ha habido ningún contagio de las personas alojadas ni de los profesionales que prestaban su actividad.
Más de la mitad de esas 74 personas, en concreto 39, procedían de una situación de calle, nueve tuvieron que abandonar pisos compartidos durante el estado de alarma, siete estaban durmiendo en coches o furgonetas, seis tuvieron que abandonar la vivienda familiar, seis se encontraban en infravivienda (ruinas, bajeras, trasteros…), cuatro en casas ocupadas, dos venían de prisión y otra persona llegó derivada de la unidad de psiquiatría.
Tras su estancia en el centro, 13 personas han sido derivadas a otros recursos para cubrir las necesidades de alojamiento y poder continuar los procesos iniciados; 19 finalizaron el proceso marcado, con ingresos para poder acceder a habitaciones en pisos compartidos, pensiones o vivienda familiar; y otras dos finalizaron ese proceso pero sin ingresos (una volvió a su comunidad de origen y la otra continúa con el seguimiento del equipo de calle y la unidad de barrio una vez que ha logrado el empadronamiento).
Otras 16 personas consideraron salir antes de finalizar el proceso de forma voluntaria ante alternativas propias y 14 personas abandonaron el recurso sin explicar a dónde se iban.