No es lo mismo entrenar que competir. Lo ha dejado claro el entrenador osasunista, Jagoba Arrasate, cuya escuadra se estrena en esta mini liga de la nueva normalidad este domingo en un derbi contra la Real en un desangelado Anoeta. «Ahora mismo, todo son conjeturas, veo fresco y con chispa al equipo, pero ha sido en los entrenamientos, y no puedo garantizar cuál va a ser el rendimiento competitivo hasta no jugar un par de partidos», ha reconocido sincero.
No solo está el hecho de que «nunca hemos pasado por un parón de tres meses» y la influencia que ello pueda tener, sino que también hay otros factores en juego, que pueden ser trascendentales, como la opción de realizar cinco cambios. «Si excluimos al portero, eso significa poder variar medio equipo, con lo que el planteamiento del partido cambia mucho, dado que en algunas posiciones va a resultar complicado que los jugadores aguanten los 90 minutos», ha explicado.
Para el preparador de Berriatua, la palabra clave en este exigente y concentrado último tercio de campaña es «adaptación». «A mi juicio, hay que poner el foco en nuestra capacidad para adaptarnos, si nos empeñamos en darle vueltas a esta extraña situación, acabaremos frustrándonos. Hay que habituarse a lo que ahora existe», ha recalcado.
Y recuperar el estilo de juego del equipo cuanto antes, porque «si no ponemos ritmo e intensidad, no somos nada». «Está claro que todos vamos a pagar un peaje por esta situación, todos los rivales van a estar igual, aunque algunos no estamos habituados a jugar once partidos en apenas cinco semanas y la idea es volver a ser competitivos de manera rápida», ha apuntado.
Como aspecto positivo, Arrasate ha asegurado que, si en la última sesión matinal de mañana, Moncayola, Fran Mérida y Roncaglia no sufren ninguna recaída, todos ellos entrarán en la convocatoria. No ocurrirá lo mismo con Kike Barja y Rober Ibáñez, que no llegan a tiempo, ni Rubén García –sancionado– o el Chimmy Ávila, «que nos está sorprendiendo con su rápida recuperación, pero nadie piensa que pueda jugar esta temporada», ha dejado claro.
Osasuna no le gana a la Real desde hace ocho años y obtener un resultado positivo en Donostia pasa «por minimizar el potencial y las virtudes de un conjunto que va cuarto por méritos propios, pero también hacerle daño e hincarle el diente. Necesitaremos nuestra mejor versión y no encajar tantos goles contra ellos», ha señalado.
En este sentido, ha recordado que en enfrentamientos anteriores, los rojillos dispusieron de opciones y momentos buenos, «como cuando fuimos 1-1 en la vuelta copera y pudimos adelantarnos, hemos sacado conclusiones de aquello para mejorar», ha puesto de manifiesto Arrasate.
Aunque poco partidario de hacer cuentas, sí que ha concedido que «si ponemos el cuatro por delante –llegar a los 40 puntos–, tendremos el objetivo prácticamente conseguido, pero la Primera División es muy difícil y esos puntos no nos van a caer del cielo. Si no regresamos a nuestra versión competitiva, tendremos problemas», ha advertido.
Respecto a lo especial que resulta un derbi, sobre todo para él –ha recordado que «soy abonado de la Real»–, ha matizado que «esta será la segunda vez en partido oficial, por lo que ya no es como la primera y además sin público...». En cuanto a esta cuestión, Arrasate ha manifestado que «van a notar que no haya la atmósfera tan buena que se había creado con el nuevo Anoeta, pero la Real dispone de suficientes argumentos sobre el césped».
Ve, por último, como cierta ventaja el hecho de que el derbi cierre la jornada, porque «nos permitirá conocer de antemano cómo están los rivales y, especialmente, comprobar cómo se desenvuelven y gestionan las nuevas normas», ha concluido.