Beñat ZALDUA

Ideas par no tropezar con la misma piedra en la próxima ola

Sabemos más y estamos avisados del potencial destructivo del coronavirus. Sería imperdonable repetir los errores cometidos en febrero y marzo, pero para ello resulta fundamental explorar otros caminos, otras hojas de ruta. A continuación, algunas ideas.

Las cosas no se han hecho bien. Si prefieren, las cosas se podían haber hecho mejor. Con medio país en precampaña electoral es difícil llegar a consensos, pero este debería ser uno de ellos. Si Euskal Herria fuese un país independiente, sería el segundo estado europeo con mayor número de muertos por cada 100.000 habitantes, solo por debajo de Bélgica, exquisita en su contabilidad. Este dato debería bastar para conjurarse y prepararse mejor para una posible segunda ola.

Las periodistas Sharon Begley y Helen Branswell han llegado a una conclusión similar para EEUU, y han recogido en Statnews.com la opinión de 11 expertos de algunas de las instituciones académicas y sanitarias más prestigiosas del país sobre qué hacer para no repetir los errores. Este texto es en buena medida un pequeño plagio a cara descubierta, así como un reconocimiento explícito a las autoras del original.

Priorizar los avisos tempranos

Hay un problema con los test, y es que para cuando las personas presentan síntomas que les hagan acudir al médico para hacer una PCR, el virus puede llevar días circulando. Todavía más con los asintomáticos. Es un tiempo precioso durante el cual el virus circula sin que se pueda poner en marcha la estrategia de testado, rastreo de contactos estrechos y aislamiento.

Es lo que ocurrió en febrero. Tras estudiar 28 secuencias genómicas de varios de los primeros casos detectados en el Estado español –incluido un caso de Txagorritxu–, un estudio del Hospital Clínic de Barcelona y el Instituto Carlos III situó el inicio de la circulación del virus, como tarde, a mediados de febrero, mucho antes de que la curva empezase a crecer.

Establecer mecanismos de detección temprana es una de las grandes prioridades de los servicios de Salud Pública de todo el mundo. No se pueden esperar milagros, pero hay caminos a explorar. El más importante, en estos momentos, apunta al análisis de las aguas residuales, donde puede detectarse el RNA del coronavirus. Son varios los estudios que señalan que la detección podría adelantarse una semana gracias a estos análisis que ya están en marcha en algunos estados de EEUU, así como en Alemania, Holanda, Finlandia... y Nafarroa. No así en la CAV, al menos no de forma sistematizada.

La importancia de las pequeñas cifras

Uno de los expertos consultados es Paul Biddinger, experto en preparación de emergencias en la Chan School of Public Health de la universidad de Harvard. Subraya una idea: «Si esperas a los grandes números, será demasiado tarde». El reto, añade, es distinguir entre los pequeños números que pueden crecer exponencialmente y los que no. En esa tarea pueden ayudar tanto el análisis de aguas residuales como una estrategia efectiva de testado, rastreo y aislamiento.

«Una vez identificados los casos y buscados sus contactos, los rastreadores deberían estar en disposición de decir si los infectados provienen de un pícnic de 10 de personas o de un evento con decenas o centenares de personas. En el primer caso será fácil controlar el pequeño foco, en el segundo no tanto, explica Amesh Adalja, experto en infecciones emergentes y pandemias de la Johns Hopkins University.

Junto a las pequeñas cifras emerge la necesidad de dar importancia a los casos leves. «No podemos ser complacientes con un solo caso», apunta Adalja. Es el camino que están siguiendo ahora tanto la CAV como Nafarroa, pero cabe preguntarse si el equipo de rastreadores –mucho menor que en países de referencia como Alemania– será suficiente si los casos se multiplican en otra ola.

Actuar rápida y estratégicamente

Si las medidas anteriores no han frenado la circulación del coronavirus y se detecta una expansión exponencial, «dudar solo hará que la historia se repita», escriben Begley y Branswell. Ponen el ejemplo de New York, pero nos sirve el del Estado español, que no decretó el estado de alarma hasta el 14 de marzo, con 1.438 casos detectados y 309 fallecidos. Un día antes, los gobiernos de Gasteiz e Iruñea se habían limitado a suspender la actividad escolar. Tarde, sobre todo en lo que respecta a la CAV, que tenía ya 360 contagiados y 19 fallecidos solo en Araba.

Actuar más rápido va a ser crucial, pero también actuar más estratégicamente. No va a ser fácil volver a explicar en los pueblos de Gipuzkoa que se vuelve a confinar toda la CAV por un foco en Bilbo (es solo un ejemplo). Actuar de forma localizada, aislando pequeños núcleos para cortar la transmisión puede ser determinante para controlar un rebrote. Es lo que no se quiso hacer en marzo con Gasteiz o con Madrid. Por fortuna, la mayoría de planes de desescalada han incorporado la posibilidad de aplicar medidas asimétricas en diferentes territorios.

Proteger a los más vulnerables

En el artículo original, Begley y Branswell dedican un apartado a la mejora del manejo de la pandemia entre las minorías y las comunidades pobres. Mencionan, por ejemplo, las estaciones de testado que requieren un coche. Sin menospreciar el trabajo pendiente en este ámbito –hay evidencias de que el coronavirus ha afectado más a zonas de rentas bajas y desempleo alto–, cabe señalar que las cosas se han hecho mejor que en EEUU. Por ejemplo en cuanto a proporcionar espacios de aislamiento a personas sin un hogar adecuado para ello.

Pero quizá convenga recordar aquí el drama de las residencias, donde han fallecido más del 40% de los muertos en Euskal Herria –más del 50% en Nafarroa–. Proteger mejor estas poblaciones y estos espacios vulnerables es crucial. No dejen de leer el Zazpika de hoy, así como la entrevista con la consejera navarra del ramo, en esta edición.

No esconder la verdad

Lo que también quiere decir reconocer cuando se desconoce algo. Es lo normal ante un virus que nadie conocía hace seis meses y es lo más prudente para evitar despropósitos como los de las mascarillas, que resumen dos de los peligros de no seguir estas pautas. «Al principio, diciendo que eran inefectivas fueron más lejos de lo que se sabía. Luego, las recomendaciones de no llevarla fueron guiadas sobre todo por el desabastecimiento que imperaba, pero los expertos no lo reconocieron así», escriben Begley y Branswell, que añaden que el episodio dañó de forma importante la credibilidad de quienes toman y comunican las decisiones. También ocurrió aquí. Va a ser difícil olvidar a la consejera de la CAV Nekane Murga contestar «Tendrá coronavirus» a la pregunta de por qué Pedro Sánchez llevaba mascarilla.

La transparencia es crucial para ganarse la confianza de la sociedad durante una crisis sanitaria. También será más fácil lograr la colaboración ciudadana si se percibe que las decisiones se toman siguiendo criterios médico-científicos y aparcando intereses políticos. No hay más que recordar el cuestionable pase a la fase 1 de la CAV, luego matizada por Madrid y por Gasteiz, pero que permitió convocar las elecciones para el 12 de julio.

Unas medidas más inteligentes

Es importante que la comunidad científica aproveche esta relativa tregua para seguir desentrañando el modo en el que se transmite el virus para «identificar qué medidas de distanciamiento físico han sido y serán más efectivas, y cuáles pueden ser aliviadas o directamente eliminadas», añaden Begley y Branswell. Desde Harvard, Biddinger apunta, por ejemplo, que hay que intentar por todos los medios no paralizar la actividad sanitaria ordinaria. Desde la universidad de Georgia, Gerardo Chowell recuerda que, según varios estudios, la higiene de manos y el uso casi-universal de las máscaras pueden reducir hasta un 60% el riesgo de contagio, lo que permitiría seguir la senda de países como Japón, que cerró colegios pero no negocios ni lugares de trabajo, y logró mantener a raya al virus gracias en buena medida a las máscaras, la higiene y medidas voluntarias de distanciamiento físico.

«Necesitamos aprender de otros países», subrayan las autoras del artículo en Statnews.com, en el que insisten en estar al tanto de lo último sobre el coronavirus, así como de las diferentes estrategias para hacerle frente. Equipos de Salud Pública más potentes que los actuales son imprescindibles para aplicar la «probada y efectiva estrategia de identificar casos y rastrear contactos», sin olvidar la importancia de trabajar en la identificación de clústers y espacios de contagios, siguiendo la estela de Japón. Todas son estrategias que han permitido doblegar la pandemia sin recurrir a confinamientos social y económicamente dañinos.

Fortalecer las reservas estratégicas

Por falta absoluta de previsión, porque nunca existieron suficientes stocks o porque se vaciaron tras años de recortes, la falta de reservas ha sido un grave problema en la mayoría de países, también aquí. Desde los EPI a los kits comerciales para hacer PCR, pasando por respiradores. «El momento de alimentar estas reservas es durante la actual tregua», escriben Begley y Branswell.

También es el momento de establecer los criterios sobre los que se debe repartir ese stock si la crisis vuelve a estallar, añaden.

Humildad: no sabemos mucho

El artículo también recuerda que todos damos por hecho que las intervenciones no farmacéuticas –cierre de escuelas, confinamiento, distanciamiento físico, mascarillas, higiene, etc.– han doblegado la pandemia, pero «en realidad nadie sabe cuáles de estas intervenciones, por separado, han contribuido a este efecto», señalan las autoras.

Desde la universidad de Minnesota, el director del Centro para la Investigación de Enfermedades Infecciosas, Michael Osterholm, recuerda que «no estamos conduciendo este tigre, lo estamos cabalgando; y estamos asumiendo que, con lo que hacemos, lo controlamos».

Resistirse al pensamiento mágico

«Hay un extraño sentido de negación, incluso entre expertos», añaden Begley y Branswell, que consideran que fue uno de los factores que frenó la preparación para lo que se presentaba ya como una pandemia. Una vez superada la primera ola –no en todo el mundo, desde luego–, no son pocos los que encienden la alerta ante el peligro de que se expanda la idea de que ya está, ya pasó.

«Si vemos los casos decrecer sustancialmente en las próximas semanas, temo desesperadamente que declaremos la victoria. Esa será nuestra peor derrota», apunta Osterholm. En la misma línea, la jefa de Salud Pública Global en la universidad de Edimburgo, Devi Sridhar, teme que la gente piense que lo peor ha pasado y que no acepte nuevas medidas restrictivas si vuelve a surgir con fuerza: «Ese periodo de tiempo durante el que la gente está de acuerdo con cumplir y obedecer ya pasó».

Begley y Branswell, por su lado, recuerdan que nunca antes habíamos visto una pandemia de coronavirus. ¿El verano hará que se ralentice la expansión? ¿Habrá otra ola, peor, en otoño? ¿Seguirán viniendo olas hasta que llegue la vacuna? Humildad y transparencia: no lo sabemos. Pero entra dentro lo posible, de ahí que concluyan: «Ante la ausencia de respuestas, los gobiernos, los dirigentes de Salud Pública y el público en general necesitan prepararse para los peores escenarios, para estar preparados si llegan».

Vuelve a ser Biddinger, desde Harvard, quien remata la faena: «El virus sigue ahí fuera, pero mucho de lo que pase en el futuro está en nuestras manos».

 

Nafarroan martxan da hondakin uren analisia, EAE-n ez

Hondakin uren analisia koronabirusaren zirkulazioa astebete lehenago antzemateko tresna izan daiteke. Ez da praktika unibertsalizatua oraindik ere, baina Alemania, Finlandia edo Herbehereak ari dira dagoeneko hondakin urak aztertzen.

Nafarroan maiatzaren 22an aurkeztu zen araztegietara iristen den uretan koronabirusa bilatzeko plana. «SARS-CoV-2a pertsonen gorotzen bidez iraizten dela frogatu da hainbat argitalpen zientifikotan, bai diagnostikatuen kasuan bai sintomarik gabekoen kasuan, eta hainbat herrialdetan gaitzaren material genetikoa aurkitu dute hondakin uren laginetan», azaldu zuten aurkezpenean. Laginak Iruñean, Tuteran, Lizarran, Tafallan eta Artaxoan hartzen ari dira.

EAEn, Gasteizen ikerketa bat iragarri zen, EHUrekin elkarlanean, baina ez Osasun Sailak ezta URA agentziak ere ez dituzte analisiak modu sistematikoan egiten.B.Z.