El pasado lunes destacábamos en NAIZ el diferente tratamiento que sus respectivos partidos habían dispensado al ministro de Sanidad, Salvador Illa, y a la consejera del ramo, Nekane Murga, en esta campaña electoral, donde el primero había sido homenajeado por sus compañeros del PSE por su gestión del coronavirus mientras la segunda estaba pasando totalmente desapercibida, en una especie de ostracismo.

Apenas unas horas después, el martes, el PNV anunciaba un acto electoral con presencia de la responsable de Salud, el primero, que se ha celebrado esta mañana en Errenteria.

Murga ha protagonizado una intervención muy corta, de unos cinco minutos, íntegramente en castellano, donde sobre todo ha puesto en valor el trabajo realizado por Osakidetza y sus profesionales sanitarios para hacer frente al covid-19.

En un acto que ha comenzado expresando su pesar por las víctimas del coronavirus y condolencias a sus allegados, la consejera ha señalado que «en Euskadi la salud es una prioridad y un derecho de todas las personas», añadiendo que Osakidetza es «el servicio público mejor valorado».

«Hemos hecho frente a una pandemia mundial», ha destacado, en torno a la crisis del coronavirus, y ha valorado que ha sido posible porque la CAV cuenta con «un sistema sanitario robusto» y «gracias a un gran equipo de profesionales», a quienes ha expresado su agradecimiento.

Entrando en números, Murga ha indicado que en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa la inversión per cápita en salud «es la más alta del Estado», de 1.800 euros por persona, y ha apostillado que uno de cada cuatro euros de los Presupuestos se destina a esta materia.

«Gracias a ello hemos hecho frente al covid», ha asegurado, admitiendo sin embargo que «no ha sido fácil».

Ordizia, «un toque de atención serio»

La consejera no ha hecho mención de algunos elementos controvertidos de su gestión de la crisis, como la aplicación de un protocolo que incluso cuando el virus ya se había expandido en nuestro país prácticamente no contemplaba hacer test PCR salvo a aquellas personas que se habían desplazado a Italia o China, ni a las razones por las que el número de fallecidos en la CAV –1.621 a fecha de ayer– es proporcionalmente uno de los más altos del mundo.

Tampoco lo ha hecho Iñigo Urkullu, que se ha sumado a las condolencias a los afectados por la pandemia, y ha aprovechado para expresar su agradecimiento y apoyo a su consejera, algo que ha hecho destacando también la buena imagen que tiene Osakidetza –«nuestra mejor garantía»– entre la ciudadanía, con una puntuación de ocho sobre diez, según ha remarcado.

Sobre el coronavirus, el candidato del PNV ha insistido en que «lo peor ya ha pasado», pero ha matizado que «el riesgo sigue estando presente», citando por ejemplo algunos brotes recientes como los de Basurto, Txagorritxu y Orio. También el de Ordizia, que suma ya 58 casos, y del que ha valorado que «es un toque de atención serio» para «no bajar la guardia».

En este sentido, ha considerado «vital» seguir manteniendo las medidas de seguridad, y ha expresado su compromiso con la realización masiva de test y la actuación «quirúrgica» sobre los nuevos focos.

El lehendakari también ha sostenido que «la capacidad de respuesta de Osakidetza no es casualidad», sino «el resultado de una gestión eficaz», y ha asegurado que esa gestión, comandada por él, se ha saldado «sin recortes incluso en los momentos económicos más difíciles».

Una afirmación que choca con lo manifestado por todos los sindicatos representados en Osakidetza –Satse, ELA, LAB, SME, CCOO, UGT y ESK–, que se han movilizado en varias ocasiones de forma conjunta en los últimos meses, la última vez en vísperas del inicio de la campaña, para denunciar precisamente esos recortes y la precariedad con la que han tenido que hacer frente a la crisis.

Urkullu, sin embargo, ha insistido en el mesaje, y ha concluido afirmando que «ante la incertidumbre, seguridad y confianza». Aunque en estos momentos, en Ordizia, por ejemplo, hay bastante de lo primero y algo menos de lo segundo.