El president de la Generalitat de Catalunya, Quim Torra, ha alertado este lunes de «una situación demasiado crítica como para no darle importancia», y ha apelado a la responsabilidad de toda la ciudadanía para evitar «volver a la oscuridad y a la angustia de días anteriores».

En una rueda de prensa celebrada junto al nuevo secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon, Torra ha precisado que «nos encontramos ante los diez días más importante de este verano; diez días para saber si seremos capaces de conseguir enderezar esta situación crítica» y ha avisado de que «si no lo logramos, deberemos retroceder».

Según Torra, la media de edad de los contagiados ha descendido desde los 60 hasta los 37 años, y se ha dirigido especialmente a los jóvenes, apuntando que «hoy un botellón no es una fiesta, es un acto de insolidaridad», y ha pedido a la Conselleria de Interior y a los alcaldes catalanes actuar con severidad frente a las vulneraciones de la normativa.

Durante la comparecencia, Torra ha hablado de «centrar los esfuerzos en controlar la expansión del virus y conseguir que en los territorios donde hay brotes controlados la infección no se transmita comunitariamente», aunque el president no ha anunciado ninguna medida ni restricción de ningún tipo.

«No me resigno, no quiero que este país vuelva a pasar por lo de marzo y abril, no quiero tener 7.000 muertos otras vez sobre la mesa, y haremos todo lo que esté en nuestras manos para que no pase, pero necesitamos la responsabilidad de todos», ha remarcado Torra.

Catalunya, «destino seguro»

A pocos días del inicio del agosto, Torra también ha pedido a quienes se vayan de vacaciones que hagan una «movilidad responsable», en la que no haya «relajamiento alguno» en las medidas de protección, al tiempo que ha reclamado «rebajar el ritmo» de actividad social en los lugares de destino.

Asimismo, Torra ha reivindicado que Catalunya es un destino turístico responsable que sigue las recomendaciones internacionales en la lucha contra el coronavirus, y ha añadido que salvo las zonas con brotes –como el Segrià, Figueres y Barcelona–, el resto de Catalunya «no tienen afectación y son seguras».