Mustapha Adib, nacido en 1972, ha sido elegido por 90 votos de los 120 del Parlamento, incluidos los de Hizbulah (chií) y los de la Corriente de Futuro (suní), para suceder a Hasan Diab, que dimitió el pasado 10 de agosto tras la explosión de 2.750 toneladas de nitrato de amonio en el puerto de Beirut que ha sacudido al país entero dejando 190 muertos y miles de heridos.

En virtud del sistema confesional imperante en Líbano, el presidente del país debe ser un cristiano maronita, el primer ministro un suní y el presidente del Parlamento un chií.

«No hay tiempo para palabras y promesas, sino que ahora es el momento de la acción», han sido sus primeras palabras en el palacio presidencial de Baabda.

Adib se convierte en el tercer primer ministro en tan solo diez meses, ya que el país dio un vuelco por completo el pasado 17 de octubre con la revuelta contra la clase dirigente y la consecuente dimisión de Saad Hariri el 29 de ese mismo mes.

Adib ha asegurado que pretende formar un Gobierno «en un tiempo récord», «formado por expertos y personas competentes» y que pueda «lanzar rápidamente, en cooperación con el Parlamento, las reformas necesarias ante la crisis económica y financiera, empezando por un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional».