Maite UBIRIA

París inyecta 100 millardos en un plan de relanzamiento a dos años

El primer ministro, Jean Castex, ha presentado esta tarde el plan de relanzamiento con el que el Ejecutivo francés espera solventar los impactos negativos generados por la pandemia en la actividad socioeconómica. 100 millardos de euros se inyectarán en los próximos dos años a través de un plan que descarta subir los impuestos, aunque contempla rebajas en las cotizaciones sociales a las empresas, y que aspira a crear 160.000 empleos en 2021.

El primer ministro francés, Jean Castex, expone el plan junto al ministro de Economia, Bruno Le Maire. LUDOVIC MARIN / AFP
El primer ministro francés, Jean Castex, expone el plan junto al ministro de Economia, Bruno Le Maire. LUDOVIC MARIN / AFP

Responder a la urgencia que marca aquí y ahora la crisis generada por el covid-19 pero fijando la perspectiva en la próxima década. Ese ha sido el doble objetivo que ha marcado el primer ministro francés en la presentación, tras la reunión del Consejo de Ministros, del prometido plan de relanzamiento.

La cifra clave son esos 100 millardos que inyectará el Gobierno galo para, por una parte, amortiguar el impacto social de la pandemia, y por otra, abordar profundas transformaciones en el tejido económico, con el foco puesto en relocalizar producción y los servicios básicos, a fin de corregir progresivamente la dependencia exterior que ha dejado patente la crisis sanitaria.

El Gobierno cuenta con que esa inversión a dos años dispare la deuda pública. Sin embargo, olvidada la ortodoxia financiera que ha propiciado recortes en sectores públicos en las últimas décadas, Matignon resta hoy gravedad al hecho de que el endeudamiento estatal galope al 120% del PIB, ya que cuenta con que la economía recupere su pulso «relativamente pronto» y permita absorber deuda para 2025.

El plan tendrá, en palabras de Castex, beneficios «para la gran mayoría de la ciudadanía», y fija, en lo que afecta al empleo, el objetivo de crear 160.000 empleos en 2021. Solo este año se espera que se pierdan en el Estado francés 800.000 puestos de trabajo por efecto de la crisis del covid-19.

«Marcamos el objetivo ambicioso pero realizable de recuperar en 2022 el nivel de riqueza previo a la crisis», ha señalado Castex.

«Apelo a los franceses, a los empresarios, a los actores sociales, a confiar no ya en este plan sino en las capacidades de nuestro país para remontar esa crisis», ha añadido, para hacer un llamamiento a la responsabilidad, primeramente de los empresarios «para que creen empleo, sobretodo para los jóvenes» y después de los agentes sindicales «para que propicien acuerdos dentro de las empresas».

Siguiendo con los deberes, el primer ministro galo ha pedido a las colectividades territoriales «invertir junto al estado» y finalmente se ha dirigido a las familias para pedirles que «privilegien el consumo frente al ahorro».

Los 100 millardos de inversión a dos años buscarán dar impulso a la economía que se contraerá este año en un 11% como efecto de la pandemia. Se sumarán a los 460 millardos que ya invirtió el Gobierno de Macron en el plan de urgencia puesto en marcha en los primeros compases de la crisis sanitaria.

Ecología, innovación, cohesión social

Transicion ecológica, competitividad de las empresas y cohesión social, esos son los ejes de esa intervención estatal. En concreto 30 millardos del plan de relanzamiento se destinarán a descarbonizar y reverdecer la economía, una cantidad que organizaciones ecologistas no han dudado en calificar de insuficiente cara a imprimir ritmo a la transición ecológica.

En el capítulo de la movilidad, 11 millardos se orientarán a reforzar el sector ferroviario, tanto para el transporte de mercancías, como para el de pasajeros, con especial atención a las líneas de cercanía que garantizan los desplazamientos cotidianos y a los trenes de noche en el caso de los recorridos más largos.

Para respaldar la industria se movilizarán 35 millardos, de los cuales 20 se destinarán a rebajar la fiscalidad a las empresas, con la petición expresa de que «no despidan y si pueden creen empleo».

Esa rebaja privará, no obstante, de recursos a las colectividades territoriales que se nutren parcialmente de esas cotizaciones, de ahí que desde esas entidades -regiones, mancomunidades, ayuntamientos- hayan llegado las primeras muestras de preocupación al entender que esa falta de ingresos puede comprometer su labor que, aseguran, es clave, entre otras cosas, para impulsar esa «reindustrialización de los territorios» prometida en el plan Castex.

El resto de la inyección económica en el caso de las empresas se dedicará a subvencionar las relocalizaciones y a fomentar la innovación en sectores de futuro.

Finalmente en el capítulo de cohesión social, el Gobierno no contempla medidas para impulsar el consumo, vía medidas fiscales de apoyo a las familias, al dar prioridad a mantener en el tiempo las medidas para sujetar el empleo –dispositivo de actividad parcial de larga duración, equiparable a los ERTE–.

Seis millardos se destinarán a mejorar la situación de los hospitales, uno de los anuncios más esperados, pero que difícilmente colmará las necesidades de un sector de primera línea fuertemente tensionado por la primera ola de la pandemia.

Bayrou, «monsieur relance»

Castex ha descartado subidas de impuestos y ha restado importancia al endeudamiento «porque hablamos de gastos a corto plazo». Ha detallado que el Gobierno endosará 80 millardos de ese plan directamente a los presupuestos. La mitad de esa cantidad provendrá, en todo caso, de las arcas europeas.

Apartado del primer gobierno de Macron a raíz de una investigación ligada precisamente al uso presuntamente ilícito de las percepciones europeas para sufragar actividades internas de su partido, el presidente del MoDem y alcalde de Pau, François Bayrou, ha sido nombrado alto comisario para el plan de relanzamiento

De esta forma, Macron da brillo al pasado gaullista y retoma una figura, la de responsable de plan, que se crea en 1946 y se vincula a los grandes planes para la reconstrucción del Estado francés al final de la II Guerra Mundial.

Esa figura, que se mantuvo hasta 1995, tiene un carácter simbólico pero aporta, dada la omnipresencia de la crisis del Covid19, un plus de notoriedad al que no ha querido renunciar el dirigente centrista.

Aparcadas las diferencias, Bayrou volverá a ejercer de escudero de Macron, del que fue mentor en las primeras horas, un movimiento en el tablero político que cobra sentido a dos años vistas de las elecciones presidenciales.

Ese fichaje, no por esperado, deja de ser menos significativo, ya que confirma que la estrategia del inquilino del Elíseo pasa por quitar opciones a una candidatura alternativa a la suya que trate de representar a espacio de la derecha republicana.

Ello cuando algunas voces, en el seno de Les Républicains, abogan, caso de Christian Estrosi, presidente de la región Paca, por renunciar a la presidencial y buscar una alianza con Macron.