El impacto de la covid-19 en Nafarroa fue mayor en los centros residenciales de mayor tamaño, con capacidad superior al centenar de plazas, ubicados en zonas con una prevalencia superior al 3 por mil y que recibieron numerosas visitas los días previos al estado de alarma.
Así se recoge en la auditoría independiente sobre la actuación en las residencias de mayores durante la pandemia, que ha presentado en rueda de prensa la consejera de Derechos Sociales del Gobierno navarro, Carmen Maeztu.
«Las conclusiones y recomendaciones responden a los objetivos marcados», según Maeztu, quien se ha mostrado satisfecha de que todas las recomendaciones o están en marcha ya o están en proceso de aplicarse.
En el marco de esas recomendaciones se alude a la necesidad de revisar el modelo de residencial, una cuestión en la que, ha recordado, ya trabaja el Gobierno navarro.
Respecto a los factores que han repercutido en la incidencia de la covid, la auditoría cita otros como la menor ratio de personal o el uso de EPI no confiables o artesanales, mientras que la titularidad del centro o el tipo de residentes no tuvo incidencia significativa, como tampoco el disponer de personal médico y o de enfermería.
Durante la primavera resultaron contagiados 1.474 de 6.000 residentes, de los que fallecieron 437 (274 con diagnóstico covid y 163 con síntomas compatibles con la enfermedad). Actualmente la cifra de residentes fallecidos con diagnóstico covid es de 280.
Se estima una tasa de contagios del 25% de los residentes, una tasa de fallecimientos del 7% (casos confirmados y con síntomas compatibles no confirmados) y una tasa de letalidad cercana al 30%.
La tasa de contagios en los centros para personas mayores ha alcanzado el 28,1% y en los de personas con discapacidad 11,4%.
Los 24 centros de personas mayores (de un total de 70), que tuvieron una tasa de contagio superior al 25% concentraron el 94,2% de contagios y el 93% de fallecimientos. Ha habido fallecidos en 32 de los 70 centros y solo ha habido nueve contagios en las 38 residencias restantes.
Un 24,1% de los trabajadores requirieron baja médica y durante estos meses se realizaron casi 3.000 desinfecciones en los centros.
Influencia de la zona
Aunque son múltiples las causas que inciden, la prevalencia de la covid-19 en la zona básica de salud donde se sitúa la residencia es sin duda la situación que mejor y más explica la incidencia de la pandemia en las residencias.
Las situadas en zonas con prevalencia superior al tres por mil tienen seis veces más probabilidad de ser altamente afectadas por la pandemia que el resto.
Otro elemento relevante es el tamaño, las que cuentan con más de cien residentes tienen cinco veces más probabilidad en ser altamente afectada que las residencias con menos de cien.
Algo de lo que no se era consciente es que el volumen de personas que acudían al centro la semana anterior al estado de alarma es un factor de riesgo estadísticamente significativo. La probabilidad de que una residencia tenga una alta incidencia es tres veces superior cuando acuden al centro 50 personas o más que cuando el número es inferior.
El estudio destaca que en general las residencias tomaron medidas precozmente que mitigaron la pandemia como la disposición de pruebas diagnósticas suficientes para personal residente, las desinfecciones generalizadas o la gestión de recursos humanos.
En sentido contrario, la compra de EPI a proveedores no confiables y la fabricación de EPI artesanales, la ausencia de medidas de contención como la limitación de visitas o la sectorización, y la ratio inferior de empleados en las residencias incrementaron la afección.
En general, indica, las residencias informaron al personal empleado y residente sobre las medidas implementadas todos o casi todos los días.
Actividades y videoconferencias
Los centros realizaron actividades de entretenimiento y gestión de las emociones de las personas residentes, así lo han declarado el 85% de ellas y el 82% organizaron videoconferencias para comunicar con las familias y allegados.
Entre los factores que parecen no tener o tener escasa relevancia figura la titularidad de los centros. Un 36% de las residencias públicas ha tenido algún contagio, un 44% de las privadas con lucro y el 50% de las sin lucro.
Igualmente, las características de las personas residentes no parecen potenciar ni proteger significativamente de la pandemia a las residencias.
Tampoco ha influido de manera importante en el impacto de la pandemia la disposición de personal médico o de enfermería. De hecho, las tasas de contagio y fallecimiento fueron más elevadas en centros con médicos o DUE antes de la pandemia (28,5% y 8,4%) frente a los que no lo tienen (17,4% y 5,2%).
En cuanto a los recursos sanitarios, se apunta que hubo escasez en marzo, mejora a lo largo de abril y se estabilizó en mayo.
El refuerzo de personal ha sido una tónica para todas las residencias, según la auditoría que recoge que aproximadamente tres de cada cuatro han aumentado el número habitual de personas, dato superior en las residencias con fallecidos (88,6%) y con una alta tasa de contagios (96%). Las derivaciones a recursos intermedios fueron utilizadas por dos de cada diez residencias.
Entre las recomendaciones figura el prestar atención prioritaria a aquellas residencias que se ubiquen en zonas en las que se incrementa la tasa de contagio y actuar con rapidez; aplicar medidas preventivas y garantizar que se cuenta con un stock de recursos de todo tipo.
A ellos se suman, entre otros, garantizar los recursos y apoyos externos necesarios y especialmente los apoyos sanitarios cuanto tengan que recurrir a estos y contar con mecanismos adecuados que permitan reponer las bajas laborales de forma rápida