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Zaporeak recoge 100 toneladas de comida para los refugiados en la isla de Lesbos

La ONG ha recogido en diez días en Euskal Herria casi 100 toneladas de comida para enviar a Grecia y paliar las carencias de alimentación que padecen miles de refugiados en la isla de Lesbos.

Acto de apoyo a Zaporeak, el pasado setiembre en Donostia. (Gorka RUBIO / FOKU)
Acto de apoyo a Zaporeak, el pasado setiembre en Donostia. (Gorka RUBIO / FOKU)

También ha recaudado «dinero suficiente« para transportar esa comida, según el balance que responsables de la entidad han hecho de la Gran Recogida de Alimentos, iniciativa solidaria que han desarrollado los días 25 y 26 de setiembre, y 2 y 3 de octubre en 81 municipios.

Los miembros de la ONG Peio García Amiano e Irati Azkue han comparecido este viernes en el Ayuntamiento de Donostia, junto a la teniente de alcalde, Nekane Arzallus, en una rueda de prensa en la que ha intervenido, de forma virtual, Malen Garmendia, coordinadora de Zaporeak en Lesbos.

La campaña de recogida de alimentos ha sido posible gracias al trabajo de unos 200 voluntarios y la colaboración de «numerosas empresas, cooperativas, comercios y centros educativos».

Los representantes de Zaporeak han subrayado «el apoyo y compromiso» demostrado por la sociedad vasca en esta nueva iniciativa que, según han dicho, «ha superado todas las expectativas».

Han aplaudido además el apoyo económico de las entidades públicas y privadas que «han sabido buscar fondos« para ayudar a los migrantes que están en Lesbos en «una situación de emergencia».

La próxima semana fletarán un camión con destino a la cocina solidaria que tiene Zaporeak en la isla, aunque hoy mismo han puesto en marcha un envío de contenedores con unas 23 toneladas de alimentos con destino a Atenas, donde también hay refugiados en «dramática situación».

Peores condiciones

Zaporeak ha vuelto a denunciar las condiciones de vida que sufren los refugiados en Lesbos, empeoradas tras el incendio que arrasó el campo de Moria la noche del 8 al 9 de setiembre pasado.

Unas 10.000 de ellas, según los datos de los que dispone la ONG, se encuentran en un nuevo campamento habilitado por el Gobierno griego y ACNUR en una zona militar a orillas del Egeo, donde «las condiciones de vida son aún peores» que en Moria.

La carencias son mayores en cuanto a suministro de agua y servicios sanitarios, además de que el lugar está sumido en el polvo que levanta del suelo el viento marítimo y con las tiendas sobre un terreno que no drena la lluvia. Al estar ubicado en «un campo de tiro militar», los refugiados caminan sobre un suelo «repleto de munición y plomo», lo que «además de peligroso podría ser tóxico».

En opinión de Zaporeak, las llamas que asolaron Moria demostraron que «el modelo migratorio de Europa había fallado» y que no se podía «seguir condenando a vivir en campamentos en condiciones deplorables a miles de personas», pero la respuesta «sigue, por desgracia, en la misma línea de los últimos cinco años».