Retratos del presidente francés quemados y llamamientos al boicot de productos franceses se han vuelto a repetir en manifestaciones en las que decenas de miles de personas en varios países del mundo musulmán han protestado contra la postura de Emmanuel Macron sobre el islamismo y las caricaturas de Mahoma.
«No renunciaremos a las caricaturas», ha afirmado el presidente francés la semana pasada, en el homenaje que se ha rindió al profesor Samuel Paty, quien murió decapitado por mostrárselas a sus alumnos en una clase sobre la libertad de expresión.
Las multitudinarias protestas han tenido lugar lugar en Afganistán, Pakistán y Bangladesh, Mauritania, Turquía, Líbano o Palestina, entre otros países, en un viernes, día sagrado musulmán, en el que, además, se conmemora el aniversario del nacimiento de Mahoma, y al día siguiente de que un islamista matara a tres personas en una iglesia de Niza.
Multitudinarias en Asia
En Dacca, capital de Bangladesh, y convocados por varios partidos islamistas, unos 20.000 manifestantes se han congregado tras la oración del viernes contra las declaraciones de Macron y han exigido una disculpa pública del presidente francés y que el Gobierno convoque al embajador francés.
«A menos que nuestras demandas sean escuchadas, instamos a la gente a boicotear los productos franceses», ha señalado Shahidul Islam Kabir, un líder de la organización Islami Andolon Bangladesh.
Varias protestas han tenido lugar también en otros lugares del país a la salida de las mezquitas, en las que los manifestantes han quemado carteles con el rostro de Macron en señal de repudio.
El portavoz del grupo radical islamista Hefazat-e-Islam Hefazat, Azizul Islam, ha pedido al Gobierno cortar la relación diplomática con el Estado francés si Macron no se disculpa.
En Kabul, miles de afganos, en su mayoría jóvenes y clérigos islámicos, han protestado en las calles para condenar las declaraciones de Macron.
Saif-ul-Islam, uno de los organizadores, ha asegurado que «el objetivo principal de la protesta es condenar el insulto del presidente francés al islam y al profeta del islam, y pedir a los occidentales que no vean como enemigos a los musulmanes y al islam sin una razón lógica».
Incidentes en Islamabad
Entre consignas como «muerte a Francia, muerte al presidente francés, amamos a Mahoma» han mostrado su indignación rompiendo además carteles con la imagen de Macron y también han pedido el boicot a los productos franceses.
«Queremos la cabeza del blasfemo» y «En el nombre del profeta la muerte es aceptada» han gritado unos mil manifestantes en Islamabad, que han intentado llegar a la Embajada francesa, pero la Policía les ha impedido el paso.
Los islamistas, casi todos jóvenes, se han enfrentado a las fuerzas de seguridad, que han respondido con gases para contener la manifestación.
También se han llevado a cabo protestas en las ciudades paquistaníes de Karachi, Lahore o Peshawar, donde se han colocado fotos de Macron en alguna tienda para que los clientes las pisen al entrar.
Cientos de manifestantes, en su mayoría jóvenes, han exigido igualmente en las calles de Nuakchot el cierre de la Embajada francesa en Mauritania y la expulsión de su embajador, tras la oración en la Gran Mezquita de Nuakchot.
Los manifestantes han pedido asimismo al Gobierno mauritano que ponga fin a toda relación cultural, militar o de seguridad con la antigua potencia colonizadora y aún muy influyente en Mauritania.
Las expresiones de ira han llegado al máximo en un comentario del ex primer ministro malasio, mahathir Mohamad, que fue retirado por Twitter.
En una cadena de mensajes, ha comnezado defendiendo los valores del islam y las diferencias culturales y religiosas con respecto a los países de occidente, hasta afirmar que «los mulsulmanes tienen derecho a estar furiosos y matar a millones de franceses por las masacres cometidas por Francia en el pasado».
Salvini pide cerrar los puertos
Mientras, en Europa, los partidos de derecha ven un terreno propicio para los plabnteamientos xenófobos. En Italia los partidos de la derecha ha pedido al Gobierno de Giuseppe Conte que cierre los puertos a los migrantes, después de conocerse que el islamista que mató ayer a tres personas en una iglesia de Niza es un tunecino que llegó a las costas de Lampedusa en setiembre en una barcaza junto con otros migrantes.
«La imagen de Italia está hoy en las televisiones de todo el mundo, desde Francia a Estados Unidos, de Brasil a Alemania, de Australia a Reino Unido, porque el terrorista (...) llegó en una barcaza a Italia. ¿Y qué hizo el Gobierno?, ¿lo detuvo, lo identificó? No», ha criticado Salvini, que bloqueó a los barcos de ONG con migrantes a bordo cuando fue ministro del Interior entre 2018 y 2019
Ilegalizaciones y leyes de guerra
En el Estado francés, fue el alcalde de Niza, el conservador Christian Estrosi, el primero en reclamar medidas excepcionales al Ejecutivo: «Es hora de que Francia se libere de las leyes de la paz para aplastar definitivamente al 'islamo-fascismo' de nuestro territorio», afirmó tras el atentado.
Sus palabras fueron el detonador de otras muchas voces que reclaman mayor firmeza, tanto en la lucha contra el yihadismo como en el combate frente a la inmigración ilegal
«Nuestro país está en guerra», ha clamado el diputado conservador de la región Éric Ciotti, que ha pedido «la suspensión de todos los flujos migratorios y de todo proceso de asilo».
En el seno del Ejecutivo, que ultima un proyecto de ley con el que pretende combatir a las facciones más radicales del islamismo en el país, bautizado como »ley contra el separatismo», el debate es profundo¡, aunque de puertas para afuera la consigna es desligar religión y «terrorismo».
La líder del partido ultraderechista francés Reagrupación Nacional, Marine Le Pen, ha pedido la ilegalización de la organización musulmana más importante del país, la Unión de las Organizaciones Islámicas en Francia (UOIF), en la órbita de los Hermanos Musulmanes, en respuesta al atentado islamista de Niza.
«Tenemos que confiscar sus propiedades y sus activos», ha declarado Le Pen a la cadena de televisión BFM donde, como lleva haciendo desde el atentado, ha pedido otra vez la instauración de una «legislación de guerra» contra la ideología islamista.
«Cualquier persona que fomente el islamismo, que fomente el proselitismo debe ser procesada; y si es extranjera, debe ser expulsada», ha añadido Le Pen.