Ernesto Gasco, el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, ha revelado que sufrió abusos por parte de un sacerdote en el colegio religioso donde estudiaba, situado en Donostia.
«Es la primera vez que lo hago público, no lo he hecho nunca. Era muy pequeño, era primero de EGB, tendría ocho o nueve años, es muy difícil saber si eso está bien o mal y es muy difícil denunciarlo, saber a dónde dirigirte», ha apuntado en una entrevista concedida a la agencia Efe.
«No lo denuncié en su momento ni lo conté a mi familia, lo estoy contando ahora», ha destacado antes de apuntar que han pasado 50 años y los hechos han prescrito. «Ya no es delito ni lo sería con la ley nueva, pero lo quiero poner en valor porque mi opción fue apartarlo de mi vida, como si no hubiese pasado, para salir adelante», ha destacado.
Gasco ha reconocido que «la vulnerabilidad de la infancia, los abusos a menores, no tienen nada que ver con que uno sea pobre o rico». No obstante, ha incidido en que tiene «un cargo significativo, importante, y como lo hice en su momento saliendo del armario, creo que mi declaración pública puede ayudar a aquellos que ahora lo estén pasando mal».
«Invito a todos los menores a que no tengan miedo, que no está bien; cuando un mayor quiera jugar con ellos, no se puede jugar a todo; y que lo denuncien», ha añadido.
Nueva ley de protección a la infancia
Cabe recordar que, en la actualidad ese plazo de prescripción se computa desde que se alcanza la mayoría de edad y numerosos delitos quedan impunes, ya que las víctimas tardan muchos años en asimilar sicológicamente los abusos sufridos de niños y dar el paso de la denuncia.
La nueva Ley de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, que se tramita en el Congreso, establece que el plazo de prescripción de los delitos más graves contra los menores comenzará a contar cuando la víctima cumpla 30 años.
«Es una ley muy importante porque va a permitir a niños o niñas que sean violentados o abusados tener un lugar donde ir a denunciarlo», ha aseverado Gasco, que ha remarcado que «cuando eres muy pequeño, tú no eres conscientes de si eso está bien o mal, porque además lo está haciendo una autoridad en algunos casos moral, y tú estás en un centro religioso, y haces la primera comunión...».
Gasco ha expresado su confianza en que la nueva ley abra una vía a las víctimas de abusos, un camino para la denuncia, para conseguir que «se sientan totalmente libres para desarrollarse como personas desde pequeños». Y ha saludado que «el Vaticano empiece a limpiar también su casa».
Con estas palabras se ha referido a la investigación sobre el exarzobispo de Washington Theodore McCarrick, de 90 años, expulsado del sacerdocio y del colegio cardenalicio por abusos a menores.
Según esa investigación, ordenada por el papa Francisco, Juan Pablo II y Benedicto XVI, a pesar de los continuos rumores, dejaron pasar el asunto al ser supuestamente mal informados por obispos y nuncios. Lo hicieron a pesar de años de denuncias anónimas que eran desestimadas tras escasas o nulas pesquisas.