Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

Se acabó la mejoría en los contagios

Hego Euskal Herria no ha mejorado sus datos con respecto al fin de semana pasado. Son malos síntomas que coinciden con más relajación de medidas, más tiempo para el ocio y una climatología desfavorable.

Terrazas en la plaza del Castillo de Iruñea la pasada semana. (Iñigo URIZ/FOKU)
Terrazas en la plaza del Castillo de Iruñea la pasada semana. (Iñigo URIZ/FOKU)

Los datos que se reportan los domingos son peculiares, pues los test funcionan a medio gas. Los números ofrecidos ayer mejoraron con respecto a los que se dieron el día previo, pero la mejoría se esfuma en una comparativa con las cifras del domingo pasado. El único herrialde que mejora en número de contagios con respecto a hace siete días es Bizkaia, que más bien se queda plano en la comparativa (pasa de 224 a 216). Tampoco hay alivio alguno en Gipuzkoa, ya que se detectaron cinco casos más (ayer fueron 149) y todavía es peor el caso de Araba, que pasa de 83 a 96. Y lo más significativo de todo es lo que está sucediendo en Nafarroa, donde los datos son considerablemente más altos, pasando de 66 a 93.

Nafarroa es clave porque allí se reanudó la actividad hostelera, restringida únicamente a las terrazas, el pasado 26 de noviembre. Y la previsión es que esta misma semana reabran también los interiores, aunque con aforos mínimos.

Aunque no se pueda ser tajante comparando únicamente los datos de un fin de semana de fondo, sí que hay mimbres suficientes como para pensar que el descenso continuado de la incidencia en Hego Euskal Herria ha llegado a su fin. Y no solo es porque los bares de la CAV reabrieran este fin de semana y eso acabe notándose como parece que sucede de forma inapelable en Nafarroa, sino que otros factores juegan a la contra a la hora de controlar la situación.

El primer elemento que ha cambiado es el empeoramiento de la climatología hacia temperaturas que son más favorables para la propagación de las enfermedades respiratorias y, en consecuencia, también para el coronavirus. De hecho, el final de un noviembre más cálido de lo habitual con las temperaturas más propias de la estación que trajo diciembre coincidió con una ralentización de la mejoría palpable y similar en los cuatro territorios.

Más ocio, más riesgos

Un segundo elemento son las vacaciones. Las navidades no suponen un problema únicamente en función de los relajamientos normativos para los encuentros familiares, además lo son por la menor actividad laboral (un entorno relativamente seguro, según las mediciones) y el consecuente aumento del ocio, que invita a un mayor contacto social. Las relaciones sociales en Nafarroa se asociaron la semana del 30 de noviembre al 6 de diciembre (último periodo con datos) a un 14% de los contagios, frente al 4,5% que se produjo en centros de trabajo.

El contacto social resulta aún más peligroso si ese encuentro se puede dar en un establecimiento de hostelería, donde la mascarilla no se usa de continuo. Y mucho más, si estas actividades duran más tiempo y tienen lugar en el interior del establecimiento.

Por otro lado, en Nafarroa, tras reabrirse las terrazas, ha vuelto a reconfigurarse qué grupo de edad es el que más se contagia. Desde hace dos semanas, vuelve a ser la franja 15-35 la mayoritaria. Y este es el patrón que existía cuando la curva de casos ascendía y que cambió justo antes de que comenzara el descenso de casos en esta segunda onda.

La parte positiva de la situación actual es que, aunque efectivamente se esté tocando suelo en cuanto a contagios diarios, la situación hospitalaria seguirá mejorando unos cuantos días más, debido al decalaje existente entre los contagios y los ingresos.

La parte negativa es, precisamente, que los jóvenes vuelven a ser el grupo con mayor número de contagios. Y si esto se traslada a la CAV puede dar pie a situaciones dramáticas en navidades, puesto que los jóvenes tienen más posibilidades de desarrollar una enfermedad asintomática y la posibilidad de que lleven el virus a un encuentro familiar más o menos numeroso es mayor.

Asimismo, un número importante de personas en la franja de 15 a 35 años tienen aún abuelos en la familia, con los que eventualmente compartirán algún día durante las próximas festividades. Y no se debe olvidar que uno de cada cuatro mayores de 75 años que se contagia acaba ingresado. Y uno de cada cinco mayores de 85, muere.