Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

«Relic»

Entre la cinefilia que permanece atenta a las novedades dentro del género terrorífico a la espera de que salte la sorpresa, no va a pasar desapercibida la ópera prima de la australiana Natalie Erika James, sin duda uno de los títulos que mayor impacto va a causar durante la próxima temporada, ya que su estreno está anunciado por la distribuidora Selecta Vision para el día 15 de enero del 2021. Empezó por causar sensación en el festival de Sundance, y en la última edición de Sitges se hizo con una Mención Especial a la Dirección. ‘Relic’ (2020) se inscribe dentro de la tendencia de películas que apuestan por un terror más sicológico, conectado profundamente con el drama familiar en cuanto a estudio de personajes. En la parte más física, la que exterioriza el dolor interno, la cineasta debutante guarda puntos de contacto con el maestro canadiense David Cronenberg. La creación atmosférica, relacionada con lo intangible y sobrenatural, responde más a la estética japonesa de las películas de fantasmas. Y, por último, la contención narrativa que exhibe esta mujer de las Antípodas saca a relucir una heredada flema british, potenciada por la presencia estelar de la actriz británica Emily Mortimer.

Natalia Erika James toma como punto de partida su primer cortometraje ‘Creswick’ (2017), junto con la experiencia autobiográfica relativa a la enfermedad de su abuela, que sufría Alzheimer y falleció poco antes del estreno de la película. Y para encarnar al personaje en la ficción ha encontrado la caracterización perfecta en la vieja dama del teatro australiano Robyn Nevin que, además de actuar y dirigir sobre los escenarios, también ha hecho incursiones cinematográficas y televisivas. Es una presencia sobrecogedora, rodeada de misterio, y que aporta la fuerza genérica de las personas mayores que empiezan a perder la consciencia y muestran síntomas de demencia senil, algo que para el entorno de la familia representa la cercanía de la vejez y, con ella, la de la muerte.

Pero ‘Relic’ es sobre todo una película de mujeres, en concreto un trío de ellas que refleja las relaciones intergeneracionales al borde de lo enfermizo. A la abuela interpretada por Roby Nevin y a la hija a la que da vida Emily Mortimer se suma la nieta veinteañera, papel incorporado por Bella Heathcote.

Kay (Emily Mortimer) y Sam (Bella Heathcoth) viajan a la casa de campo de la abuela Edna (Robyn Nevin), que se encuentra ausente, y todo hace indicar que se trata de una desaparición derivada de su degenerativo estado de salud mental. Cuando ya la dan por perdida, reaparece sana y salva. De la alegría inicial del reencuentro, la hija y la nieta pronto pasan a la preocupación, dado que muestra un comportamiento anómalo y con signos de encontrarse más allá de los límites corpóreos de este mundo.

La narración, coescrita entre la realizadora y Christian White, y con el respaldo en la producción del actor Jake Gyllenhaal, cuida al máximo el detalle, tanto en lo relativo a la decrepitud de Edna y las manchas amenazadoras que afloran en su piel, como en la localización de la casa con el suelo de maderas que crujen, rodeada de un bosque siniestro envuelto en la niebla. No necesita de efectos especiales para crear inquietud en la audiencia, al jugar con un suspense tenso cocido a fuego lento que desemboca en un giro final totalmente inesperado destinado a variar por completo la percepción de toda la historia, y que, por descontado, no admite spoilers.

La poesía macabra que destilan las imágenes va en consonancia con la dirección interpretativa, que juega con los expresivos silencios y las aterradoras miradas nacidas de miedos indescifrables. Lo oculto sale a relucir, a modo de deformación de la existencia en soledad, en cuanto manifestación del abandono de la ancianidad. En definitiva ‘Relic’ no tiene nada que ver con el terror más efectista de sustos gratuitos, sino que ahonda en la parte más oscura de nuestro ser.