El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, ha mantenido una larga llamada telefónica con el secretario de Estado del estado de Georgia, Brad Raffensberger, en la que le habría presionado para que «busque» los votos suficientes para dar la vuelta al resultado de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, en las que Trump fue derrotado por el candidato demócrata, Joe Biden.
El periódico “The Washington Post” ha informado de esta conversación y ha publicado que cuenta con una grabación de la misma que dura más de una hora.
«Solo quiero que encuentres 11.780 votos», reclama Trump en la conversación obtenida por la periodista Amy Gardner.
El propio Trump ha publicado en su cuenta personal en Twitter que habló con Raffensberger el sábado y trató cuestiones como el resultado en el condado de Fulton o «el fraude en la votación en Georgia». «No quería o podía responder a preguntas sobre el fraude de los votos bajo la mesa, la destrucción de papeletas, 'votantes' de fuera del estado, votantes muertos y más. ¡No tenía ni idea!», afirma.
I spoke to Secretary of State Brad Raffensperger yesterday about Fulton County and voter fraud in Georgia. He was unwilling, or unable, to answer questions such as the “ballots under table” scam, ballot destruction, out of state “voters”, dead voters, and more. He has no clue!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 3, 2021
El propio Raffensberger ha contestado también mediante Twitter: «Con todo el respeto, presidente Trump: lo que está usted diciendo no es cierto. La verdad saldrá a la luz».
Respectfully, President Trump: What you're saying is not true. The truth will come out https://t.co/ViYjTSeRcC
— GA Secretary of State Brad Raffensperger (@GaSecofState) January 3, 2021
Desde la oficina de Raffensberger han recordado que la investigación de las elecciones no ha deparado ningún caso de votantes no registrados, aunque sí hay «un puñado» de presuntos casos de votos en nombre de personas difuntas.
En cuanto a los llamados «votos bajo la mesa» se refieren a los maletines electorales que se utilizan para transportar los votos y que se guardan bajo las mesas durante el proceso de votación, por lo que las autoridades electorales han desartado que se trate de un fraude.
Aunque cada vez con menos apoyos en su propio partido, Trump sigue empeñado en rechazar el resultado de las elecciones y cuenta aún con el respaldo de un grupo de electos republicanos para defender la denuncia de «fraude electoral» en la sesión del Congreso que debe certificar el resultado electoral.
Aunque abocada al fracaso, esta denuncia llevará el debate al Congreso estadounidense, aumentando la división en el partido republicano.
El estado al que ahora presiona Trump, Georgia, debe aún llevar a cabo una elección parcial de dos senadores. Estos escaños, hasta ahora en manos republicanas, marcarán el equilibrio de poder para los próximos años ya que si los obtienen los demócratas las fuerzas quedarían igualadas en la Cámara alta, quedando la mayoría en manos de su presidencia, que corresponde a la vicepresidenta, Kamala Harris.