Donald Trump pasó ayer su último día en la Casa Blanca, un final de un mandato marcado por una crisis política y una profunda división de Estados Unidos.
Trump esperaba «cuatro años más increíbles en la Casa Blanca», que deja hoy abandonado por gran parte de su bando tras la humillación de un nuevo «juicio político» ligado al asalto de sus partidarios contra el Capitolio, que empañará para siempre su mandato.
Para un hombre obsesionado con las cifras de audiencia y que divide al mundo en «ganadores» y «perdedores», será, a diferencia de sus tres predecesores directo, el presidente de un solo mandato.
Antes de marcharse, se mostró «especialmente orgulloso de ser el primer presidente en décadas que no ha comenzado nuevas guerras», según un discurso avanzado por su equipo.
También se jactó de haber «redinamizado y unido a las naciones del mundo para hacer frente a China como nunca antes» y pidió «rezar» por su sucesor, Joe Biden.
Indultos
Se esperaba que aprovechara esos últimos momentos para usar su poder de indulto perdonando hasta a un centenar de personas, no en vano en los últimos meses Trump ha exonerado a colaboradores y familiares, algunos condenados en relación con la investigación sobre una posible colusión entre Rusia y su equipo de campaña en 2016.
Esta mañana se ha confirmado el indulto al que fuera su asesor político y jefe de campaña Steve Bannon, acusado en agosto del año pasado de conspiración para cometer fraude y blanqueo de dinero en el marco de un proyecto de recaudación de fondos para la construcción del muro en la frontera con México.
Trump podría incluso perdonarse a sí mismo, a los miembros de su familia o a algunos de los atacantes contra el Capitolio el 6 de enero, cuando cientos de partidarios del presidente saliente invadieron la sede del Congreso en un intento de invalidar la victoria de Joe Biden. Cinco personas murieron en el asalto. El presidente ha sido acusado de «incitación a la insurrección» y le espera un juicio político en el Senado.
«¿Y si perdonara a estas personas que son los terroristas del Capitolio?», advertía el domingo la líder de los demócratas en el Congreso, Nancy Pelosi. Esta perspectiva preocupa incluso dentro del campo republicano. «Pedir perdón para estas personas sería algo malo», advirtió en Fox News el senador Lindsey Graham, un cercano de Trump.
El influyente líder de los senadores republicanos, Mitch McConnell, afirmó ayer que «la multitud ha sido colmada de mentiras. Fue instigada (a actuar) por el presidente y otras personas poderosas».
Militares sospechosos, apartados
Washington recibe hoy a Biden casi en estado de sitio, en calles cerradas con bloques de cemento y edificios protegidos por altas vallas. Las medidas de seguridad que rodearán la investidura, programada para las 12:00 (18:00 en Euskal Herria), son excepcionales.
Se han desplegado unos 25.000 soldados de la Guardia Nacional y miles de policías de todo el país. Para garantizar que la Guardia Nacional no represente un riesgo para la seguridad, el FBI verifica los antecedentes de los reservistas desplegados.
Al menos una docena han sido apartados por «precaución», al tener vínculos con grupos de ultraderecha, aunque el secretario de Defensa interino, Christopher Miller, aseguró no haber recibido «ninguna información sobre una amenaza interna».
En un mensaje de despedida publicado en Twitter el lunes, Melania Trump pidió a los estadounidenses que «hagan todo con pasión y recuerden que la violencia nunca es la respuesta y nunca será justificada».
Por su parte, Trump planea salir de Washington temprano hacia su residencia en Mar-a-Lago, Florida. Es el primer presidente que rechaza asistir al juramento de su sucesor desde Andrew Johnson en 1869.
Se va con una popularidad en mínimos, con un 34% de aprobación, según una encuesta del instituto Gallup, la peor cifra de su mandato. Según esta empresa, desde 1938 Trump es el único que nunca ha alcanzado la marca del 50%. Su popularidad promedio del 41% es la peor entre todos los mandatarios.
El sondeo muestra, además, un país profundamente dividido. El 82% de los republicanos aprueba su acción, frente a solo el 4% de los demócratas y el 30% de los votantes independientes.
Más sanciones contra Venezuela
El Gobierno de Donald Trump utilizó sus últimas horas de mandato para aprobar nuevas sanciones contra Venezuela, concretamente contra tres personas, catorce entidades y dos bancos, a los que acusa de formar una red cuyo objetivo era comercializar crudo venezolano ignorando las penalizaciones que Washington impuso a la petrolera estatal venezolana PDVSA en 2019.
Además, en la que puede ser su última acción contra China, el Ejecutivo saliente calificó ayer de «genocidio» la represión de Pekín contra la minoría uigur, lo que abre la puerta a posibles sanciones contra el gigante asiático que tendrá que evaluar la futura Administración.