El primer ministro italiano, Mario Draghi, ha obtenido este miércoles la confianza para su Gobierno en el Senado, primer paso para su investidura, y mañana, jueves, se someterá al mismo trámite en la Cámara de los Diputados.

Poco antes de la medianoche, el Ejecutivo del expresidente del Banco Central Europeo (BCE) ha sido apoyado por 262 votos, mientras que 40 senadores han votado en contra y ha habido 2 abstenciones.

Se da por descontado que también mañana obtendrá la confianza en la Cámara baja, pues le secundan todas las fuerzas políticas, excepto la ultraderechista Hermanos de Italia, si bien no todo el Movimiento 5 Estrellas (M5S) se mostraba unánime. Esta noche varios de sus senadores han votado en contra. Formado por una amalgama de políticos y «tecnócratas», la pandemia será su primer reto.

Draghi ha apelado a «una nueva reconstrucción» del país, similar a la de los gobiernos de posguerra, prometiendo «combatir la pandemia por todos los medios», al presentar a los parlamentarios las prioridades de un Ejecutivo que tendrá que afrontar un difícil equilibrio entre apoyos muy dispares, desde la izquierda a la ultraderecha.

Aviso a euroescépticos: «el euro es irreversible»

El exdirector del BCE ha querido dejar claro un mensaje pro-UE y favorable al euro. Así, ha pedido una «Unión Europea más integrada que conducirá a un presupuesto público común, capaz de sostener a los Estados miembros durante los períodos de recesión». «Apoyar a este Gobierno significa compartir la irreversibilidad de la elección del euro», ha remarcado como advertencia a euroescépticos.

El mensaje pro-UE de Draghi choca con propuestas previas de algunos de sus apoyos, como la ultraderechista Lega, de Matteo Salvini, quien en 2020 insistía en que la UE es una desilusión y que un referéndum sobre el euro sería «comprensible», o del Movimiento 5 Estrellas (M5S), que en 2017 propuso una consulta sobre la moneda única, si bien en los últimos tiempos ha dejado aparcado este debate y sufre grandes divisiones internas.

Italia cuenta con el plan de estímulo europeo, ligado a la presentación antes de abril de un plan detallado de reformas y objetivos. Esta será una de las misiones del nuevo Ejecutivo para poder emplear los 209.000 millones de euros que llegarán del Fondo europeo de Recuperación.

Draghi ha afirmado que Italia necesita una reforma fiscal que imponga cargas tributarias progresivas y luche contra la evasión fiscal y otra para los mecanismos de protección social. «Tendremos a nuestra disposición unos 210.000 millones de euros para un período de seis años. Estos recursos se deberán gastar en mejorar el potencial de crecimiento de nuestro economía», ha señalado.

Cuotas obligatorias para acoger migrantes

Por otro lado, Draghi ha planteado que Italia con el apoyo del Estado español, Grecia, Chipre y Malta, piden a la UE apruebe un mecanismo obligatorio de cuotas para la acogida y reubicación de migrantes que llegan a las costas europeas.  

«Hoy la unidad no es una opción, la unidad es un deber», ha insistido el nuevo primer ministro, aunque los inicios de su mandato han estado marcados por una virulenta polémica contra el ministro de Salud, Roberto Speranza, que anunció el domingo por la noche la prohibición de reabrir las pistas de esquí el lunes por la mañana.

Tras sus primeros anuncios de intenciones, Draghi parece contar con un un amplio apoyo, pero estas primeras disputas empiezan a poner a prueba el frágil equilibrio político de un Ejecutivo con socios de opiniones muy diversas y a menudo variables.