Ha habido que esperar a que pasase un año de pandemia, y ha tenido que ser mediante una pregunta parlamentaria, pero la consejería de Salud de la CAV hizo pública ayer la información sobre el ámbito de los contagios de SARS-CoV-2. O al menos, sobre los contagios que son capaces de rastrear y relacionar con brotes de coronavirus, que son más bien pocos: solo el 11% de los casos identificados durante los meses de octubre a enero se vincularon a brotes.
Se considera brote a una agrupación de casos que supera los tres contagios, por lo que, dicho de otra manera, prácticamente nueve de cada diez casos de coronavirus identificados en la CAV se registran como casos aislados o como concentraciones de dos únicos casos. Es algo que contradice la evidencia disponible sobre la propagación del virus, que señala que los eventos de contagio acostumbran a concentrarse. Es decir, que la propagación no se da porque muchas personas infectadas contagian a unas pocas, sino por que unas pocas transmiten el virus a muchas.
De hecho, las cifras disponibles sobre los brotes, obtenidas tras la pregunta realizada por la parlamentaria de EH Bildu Rebeka Ubera, confirman este modo de propagación, ya que en los 845 brotes detectados entre octubre y enero se registraron 9.726 casos de SARS-CoV-2. Es decir, 11,5 casos por cada brote. (aquí la tabla en pdf para mejor visualización)
Es francamente difícil pensar que, por un lado, el 90% de los contagios se da de modo prácticamente aislado, y que, por otro, el 10% restante se da en unos pocos brotes muy concentrados. La lupa, por lo tanto, recae probablemente en la capacidad de rastreo de contactos, que ya viene siendo señalada por el parte diario de Osakidetza, en el que se apunta que solo cerca del 50% de los test se realiza por haber sido contacto de un positivo.
El peso del ámbito laboral
De ahí que el valor de la información conocida ayer sobre los ámbitos de contagio sea relativa. Es importante, porque ayuda a entender el virus, pero no ofrece una fotografía completa de la propagación del virus, porque solo recoge información sobre uno de cada diez casos de coronavirus. Sea como sea, veamos.
Lo primero que destaca, sobre todo porque ha sido prácticamente un tabú durante la pandemia, es el peso del ámbito laboral en los brotes. El 23% de los brotes identificados se han dado en el ámbito laboral, solo por debajo del ámbito educativo, que concentra el 27% de los brotes detectados.
En la tabla aportada por la consejería que encabeza Gotzone Sagardui también destaca el potencial de riesgo del ámbito sociosanitario, ahora ya corregido gracias a la vacunación. Entre los meses de octubre a enero, las residencias concentraron el 20% de los brotes, pero acumularon el 31% de los contagios.
Dicho de otro modo, en los brotes detectados en los ámbitos laboral y educativo se registraron, de media, seis casos de coronavirus por brote. En el ámbito sociosanitario, sin embargo, esta cifra se dispara a los 18 positivos.
Entonces, ¿qué ocurre con la hostelería?
Estos tres ámbitos –educativo, laboral y sociosanitario– concentran la mayoría de brotes detectados, seguidos, a una distancia considerable, por el ámbito social, el sanitario y lo que en el informe se señala como «mixto», haciendo referencia a brotes que implican diferentes ámbitos.
Las cifras podrían llevar a sectores afectados por las restricciones, como la hostelería, a pensar que han sido injustamente señaladas, pero es importante insistir en que hablamos solo del 10% de los contagios, no del panorama general. De hecho, sin registro alguno de la gente que entra y consume en los establecimientos, la hostelería es uno de los ámbitos más difíciles de rastrear, ya que un contagiado difícilmente dará los datos del desconocido que se sentó en la mesa de al lado. Los ámbitos laboral, educativo y sociosanitario, por contra, sí que resultan mucho más fáciles de rastrear.