La imprevisibilidad del deporte es uno de sus principales atractivos. Y también el único argumento, o casi, al que se puede aferrar el Eibar para afrontar este sábado su visita al Athletic (14.00, Movistar+) con un mínimo de ilusión. Porque todo lo demás parece sonreir a los vizcainos.
Empezando, sobre todo, por el estado de ánimo con el que afrontan el derbi los dos equipos. El local lo hace desde la tranquilidad que le da no sólo haber superado su momento más dramático, aunque ello llevara aparejado el siempre traumático relevo en el banquillo, sino haberse apuntado ya un título y tener la posibilidad de conquistar otros dos en el plazo de apenas un mes. Es decir, con la temporada salvada por ese lado, aunque la competitividad de los rojiblancos, la de su entrenador y las posibilidades europeas que les da todavía la clasificación, imposibilitará que se tomen el encuentro como una pachanga. Mejor para ellos, en realidad, porque tendrán una motivación pero ninguna urgencia.
Es decir, todo lo contrario de su rival, que llega a San Mamés con el agua al cuello y no ya la necesidad, sino la obligación, de no volver a tropezar en unas cuantas semanas. Penúltimo, con la salvación a dos puntos y en una racha sin apenas antecedentes –ha sumado tres de los últimos treinta puntos que ha disputado–, el Eibar está muy cerca de regresar a Segunda.
Los números lo condenan: necesitaría igualar la remontada que protagonizó la temporada pasada tras el confinamiento, precisamente a partir de esta misma jornada 28ª, para acabar la Liga en números de permanencia. Es decir, quince puntos en las últimas once jornadas, algo que no había conseguido nunca hasta entonces, para llegar a los 37 puntos, que ni siquera es seguro que basten para evitar el descenso.
La presión que generan esas cuentas se unen a las dudas que arrastra el equipo por sus últimas actuaciones y, en realidad, por el devenir general del curso, en el que ha tenido muchos momentos de buen juego, ha sido competitivo en casi todos sus compromisos, ha firmado alguno realmente brillante, pero sobre todo ha cometido errores. Bastantes y en no pocos casos groseros, lo que provoca que al Eibar le cueste puntuar, no digamos ya ganar, algo que no consigue desde el tres de enero.
San Mamés, además, es territorio hostil para los azulgranas. Nunca han ganado allí, aunque en tres de sus seis visitas en Primera han conseguido al menos un punto. Además, incluso la buena imagen y los potables resultados que habían conseguido durante la primera mitad de la temporada como visitantes, y que de hecho era lo que les había mantenido a salvo a falta de resultados en Ipurua, se ha ido diluyendo en este primer trimestre de 2021, en el que sólo han conseguido un punto lejos de su estadio. En todo ese tiempo, el Athletic sólo ha perdido un partido en su campo incluyendo Liga y Copa. Fue el pasado seis de enero ante el Barcelona, precisamente en el debut de Marcelino en el banquillo rojiblanco.
A todo eso se le une la situación de la plantilla, una comparativa de la que también sale ganando el Athletic. La única baja forzosa es la de Peru Nolaskoain, positivo por covid-19, y que por tanto se queda junto a Iñigo Vicente y Iago Herrerín fuera de la convocatoria, a la que regresan Iñigo Martínez tras cumplir su sanción y Ander Capa tras superar los problemas musculares que le dejaron fuera del último partido.
José Luis Mendilibar, por el contrario, no sólo no recupera a ninguno de los tres jugadores que causaron baja la semana pasada –Correa y Bigas con lesiones musculares y Muto con molestias en un tobillo de las que no se ha sabido más pero que por lo visto no han remitido–, sino que se queda también sin Cote y Expósito. El asturiano, que se tuvo que retirar antes de que acabara la primera parte frente al Villarreal, sufre una «lesión muscular en el bíceps femoral», según ha explicado el club, aunque como es habitual no se ha referido a su gravedad ni al tiempo que puede necesitar el jugador para recuperarse. Edu Expósito, por su parte, sufre «molestias»; en este caso ni siquiera se ha especificado donde. Lo cierto es que Mendilibar se queda con sólo 18 jugadores disponibles, así que le toca recurrir al filial, del que se lleva a Dufur y Arieta.
Peligro rival
Recién respaldado públicamente, otra vez, por el Consejo de Administración, el técnico azulgrana quiere que esa confianza también la sientan sus futbolistas aunque, convencido de su fortaleza anímica, lo que realmente les pide es «concentración y tensión» para evitar errores.«Nos cuesta mucho ganar –admite–, cometemos errores que nos cuestan empates y derrotas aunque en competición no estamos mal».
Mendilibar recuerda, ademas, la importancia de que la tensión sea evidente desde el pitido inicial, para que no se repitan situaciones como la de la semana pasada –y que el Eibar ya ha vivido también en San Mamés–, cuando el Villarreal ya se ponía por delante en el marcador para el primer minuto de partido. «Hay que salir fuertes, evitar que nos metan un gol rápido y tratar de hacer gol antes que ellos», afirma el zaldibartarra, consciente de la dificultad que entraña enfrentarse a un Athletic que «aun cuando no juega bien tiene bastantes claras las cosas que hace y genera peligro». Tampoco necesita «tener demasiado el balón para dominar el juego. Cuando te roban te hacen mucho daño. Son rápidos y directos en el ataque y tenemos que tener mucho cuidado».
Marcelino también considera al Eibar un rival peligroso aunque sus números digan lo contrario. Pero «si lleva diez jornadas sin ganar, más cerca está de hacerlo», asegura el técnico, que cree que «el fútbol no está siendo justo con el Eibar. Los resultados no están acordes a su esfuerzo, a su juego y a sus merecimientos. Es un equipo que juega muy intenso, que te obliga a estar concentrado y a ganar duelos. Juega muy bien en campo contrario y utiliza el fútbol directo. El problema que está sufriendo este año es que no está teniendo la eficacia ofensiva que ha tenido en temporadas anteriores».
El entrenador rojiblanco ha descartado que los armeros vayan a encontrarse con más facilidades por la cercanía de la primera de las dos finales de Copa que disputará el Athletic. «Por respeto a esta competición y al Eibar, debemos afrontar con las máximas garantías el partido, que nos permite la posibilidad de sumar tres puntos y no encajar por segunda vez consecutiva. Lo más conveniente es disputar cada balón ante el Eibar. Cometrríamos un error si afrontáramos el encuentro con reservas porque tenemos tiempo para recuperarnos. El hecho de que pongas menos intensidad no significa que no te vayas a lesionar. Después, tendremos mucho tiempo y los suficientes entrenamientos para afrontar esa final», ha zanjado Marcelino.