Visitar el Oaka de Atenas con la obligación de ganar no es una buena noticia casi nunca. Principalmente, porque ganar en la pista de Panathinaikos siempre es difícil. Cierto, en 2006 el Tau de Velimir Perasovic logró aquel famoso «Oakazo» que lo llevaba a la Final Four de Praga, y diez años más tarde, aquel Baskonia –de Velimir Perasovic– lo devolvía a una Final Four –Berlín 2016– en el que fue un año de locura, con Ioannis Bourousis catalizando un juego gasteiztarra que hipotecó la Liga ACB por brillar en Europa.
No han sido estas las dos únicas victorias de Saski Baskonia en el Oaka, pero sí las dos más significativas, mucho más que lo que pueda suponer ganar este martes a partir de las 20.00 –hora de Euskal Herria–. Si hasta la fecha ganar en la pista de Panathinaikos era lo trascendente, ahora, por contra, perder sería lo que trastocara por completo los planes y las opciones gasteiztarras en competición continental.
Y es que a falta de tres jornadas para que acabe la Fase Regular, TD Systems Baskonia sigue en la novena plaza, en un enloquecido sprint del que se caía el Zalgiris la semana pasada –ahora tiene 15 victorias, dos menos que Saski Baskonia–, por lo que la pelea para los dos últimos puestos del Top continental ha quedado en manos de cuatro candidatos: Saski Baskonia, Valencia Basket, Zenit de San Petersburgo –que tiene el «comodín» de su partido del 12 de abril–, los tres con 17 victorias, por las 18 de un Real Madrid que sigue sin poder respirar tranquilo.
Lo único que le faltaba a este sprint inacabable digno de «Carros de Fuego» de Vangelis, es acometer una semana doble, y en la pista de un rival sin nada que perder como el Panathinaikos. Pese a que ha disputado dos partidos menos que los gasteiztarras, su balance de 10-19 –decimosexto clasificado– lo descarta de cara al Top 8 y, sin embargo, el cuadro entrenado por Oded Kattash debe honrar su guarida –pese a que el temible Gate 13 no inunde las gradas– y con la llegada del alero croata Mario Hezonja de su periplo en la NBA, ha ganado sin duda un potencial que no ha tenido en toda la temporada.
Mientras, Saski Baskonia parte con mucho que perder y poco que ganar. Solo si el Zenit cae frente a CSKA de Moscú en San Petersburgo, la victoria metería a los de Dusko Ivanovic en el Top 8, algo que solo sucedió en los primeros compases de la Fase Regular. Ese es el gran premio que pudiera tener el cuadro baskonista este martes por la noche, aunque sea de forma efímera.
Volver a enchufarse
Los gasteiztarras vienen de perder con estrépito frente a Herbalife Gran Canaria. El 78-99 adverso del domingo es la mayor paliza que Saski Baskonia se ha llevado esta campaña, solo 48 horas después de haber vapuleado a todo un Armani Milano, cuarto clasificado de la Euroliga.
¿Cansancio? Más que físico, todo apunta a que la mente de los jugadores gasteiztarras no estuvo centrado en las tareas ligueras, lo cual provocó una contención en las declaraciones de un Dusko Ivanovic notablemente cabreado tras la derrota. «La experiencia me demuestra que es mejor no hablar», dijo, aunque todo apunta a que la letanía del montenegrino quedó descubierta o bien en los vestuarios, o bien camino de Atenas, donde el de Bijelo Polje seguramente haya recalcado a sus muchachos que no se puede volver a repetir esa flojera, al punto de perder los cuatro cuartos del partido.
«Tenemos la oportunidad de demostrar que somos un equipo serio», añadió Ivanovic tras perder frente a Gran Canaria. Pero la tozuda realidad demuestra que «ser serio» tiene que equivaler a ganar, por mucho que los números digan el Baskonia tendría margen para encajar una derrota. Con la perspectiva de acabar la Fase Regular recibiendo el jueves al Anadolu Efes de Larkin y Micic, y un duelo a cara o cruz en La Fonteta ante Valencia Basket, no parece que el duelo del martes sea el mejor escenario para gastar el «comodín de la derrota», por mucho que se dispute en el Oaka.
Nuevo circo entre Itoudis y Mike James
De un tiempo a esta parte, todos los partidos del Baskonia se juegan en distintos lugares. Como queda dicho, el Zenit de San Petersburgo recibe al CSKA de Moscú en el Sibur Arena a las 19.00, mientras que a la misma hora, el Real Madrid tendrá que vérselas con Anadolu Efes en el WIZink Center.
Es decir, que dos de los tres rivales directos de Saski Baskonia reciben a adversarios que suman ya 20 triunfos pero que no están aún matemáticamente clasificados para el Top 8 –por ahora, solo el Barça, con 23 victorias, tiene esa garantía–, algo que buscarán certificar este mismo martes. Cierto es que el «CSKA Baskonia» que entrena Dmitris Itoudis –y que tiene en su plantel a varios ex del cuadro gasteiztarra como Hilliard, Voigtmann, Micheal Eric, Shengelia... y Mike James–, viene acuciado por las lesiones, la última de un Bolomboy que se perderá lo que resta de temporada, lo cual lastra todavía más su juego interior, después de haber perdido a Milutinov hace unos meses –sin duda, su mejor hombre en la pintura–.
Y lo que es peor, Mike James ha vuelto a ser «castigado» por el club del Ejército Rojo. Los encontronazos de Mike James con medio mundo son de sobra conocidos, siendo su continuo tira y afloja con Itoudis el último capítulo de un cuento de nunca acabar. Ya en enero, Mike James se perdió dos partidos por pelearse con su entrenador, y como siguen en las mismas, el base norteamericano volverá a perderse al menos las dos jornadas de esta semana, lo cual supone un escollo menos para el Zenit en el duelo del martes.
En lo que respecta al Efes, Ergin Ataman no tiene esos problemas –para showman, él– y el dúo estelar que forman Micic y Larkin debiera ser suficiente para pasar por encima de Alocén y Laprovittola del Real Madrid, desequilibrando esos emparejamientos el partido en favor de los otomanos. Ya los de Pablo Laso sobrevivieron a duras penas en su visita al Asvel Villeurbanne y lo cierto es que el final de la Fase Regular se les está haciendo largo a los madridistas.
En lo que respecta a Valencia Basket, jugará el miércoles a las 21.00 en La Fonteta ante un Olympiacos que también está eliminado. Los de Jaume Ponsarnau tienen una parecida a la del Baskonia: poco ganar y mucho que perder ante un rival que poco más se juega que su honrilla.