Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Mi tesoro ruso

Me maravilla la gente del audiovisual que sigue creando y lucha por dar a conocer su obra, aunque la taquilla les sea esquiva, más en estos tiempos de restricciones. Me imagino lo que sienten cuando ven que cualquier tontería, sin riesgo y esfuerzo algunos, acumula millones de visitas en Internet. Es lo que está ocurriendo con “Khraniteli” (1991), que en dos semanas ha superado en YouTube el millón y medio de visionados. Y que nadie me pregunte qué es lo que tiene este subproducto para ser de repente tan codiciado, justo cuando se acaba de cumplir el 30 aniversario de su primera emisión en la televisión pública de Leningrado, porque no doy con la respuesta.

Se trata de una miniserie televisiva de dos capítulos que hacen un total de 115 minutos de duración. Tiempo que apenas da para adaptar de la trilogía de Tolkien “La Comunidad del anillo”. Dirigida y escrita por Natalya Serebryakoba, es una pobre versión realizada íntegramente en decorados, al estilo de aquellas emisiones dramáticas en la tradición de Estudio 1. Por lo tanto, no pasa de ser un teatrillo, comparable con una función escolar, que ni siquiera puede presumir de efectos especiales o compararse con la versión de Peter Jackson. Por destacar algo, es rescatable la música del compositor Andrei Romanov y del grupo de rock Akvarium, que le dan a la función un toque sicotrónico bastante retro.