A los gobiernos británico y francés, que fueron los primeros en expresar su oposición a la Superliga, se han sumado el italiano y el español, con lo que los tres ejecutivos de los países de los que son los doce equipos fundadores están en contra del proyecto.
Se adelantaron a todos el martes el primer ministro británico, Boris Johnson, y el presidente francés, Emmanuel Macron. El primero incluso ha propuesto cambiar el formato de la Premier League para poder freno a los seis clubes ingleses.
Desde el Estado francés, además de Macron, el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Clément Beaune, añadió que espera que la UEFA «tome las medias más firmes en los próximos días».
Luego se sumó el primer ministro italiano, Mario Draghi, quien señaló que su Gobierno apoya «con determinación la posición de las autoridades futbolísticas italianas y europeas»
Draghi destacó la necesidad de «preservar las competiciones nacionales, los valores de la meritocracia y la función social del deporte».
En cuanto al Ejecutivo español, el ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, el más tibio de todos, abogó por volver «a la senda del diálogo y del acuerdo en los ámbitos de decisión y organización a los que estos mismos clubes pertenecen para conseguir una solución pactada que sea conveniente al fútbol y al deporte, tanto a los organismos nacionales e internacionales como a los equipos, los profesionales y la afición en general».
Se mostró contrario a la Superliga pero no tanto por el proyecto como porque «no se ha hecho por los cauces y en los espacios de decisión legítimos. En Europa, la UEFA, y aquí con la Liga y la Federación».
La FIFA, de la mano de la UEFA
Por su parte, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha confirmado este martes el firme rechazo de la organización a la creación de la Superliga y ha mostrado su total apoyo al fútbol europeo y a la UEFA.
«La FIFA es una organización construida sobre valores del deporte y solo puede desaprobar firmemente la creación de la Superliga, que es una tienda cerrada y una ruptura con las instituciones actuales, con las ligas, con las asociaciones, y con la UEFA», ha declarado.
«Mi reto como presidente es proteger esto, las competiciones de clubes, las selecciones... Si algunos eligen seguir su propio camino debemos dejarlos ir con consecuencias por su elección, son responsables de ella. Están dentro o fuera, que cada uno piense», ha añadido Infantino.
La ECA califica a los doce de «egoístas»
El Consejo Ejecutivo de la Asociación de Clubes Europeos (ECA) ha rechazado por «egoístas» «las acciones» de los doce miembros que han abandonado la organización por integrar el grupo que propone la creación de la Superliga, y ha propuesto nombrar a Karl Heinz Rummenigge, máximo dirigente del Bayern Múnich, como uno de sus dos representantes en el Comité Ejecutivo de la UEFA en lugar de Andrea Agnelli, presidente de la Juventus.
Tras la dimisión de los representantes de los doce miembros que integran dicho proyecto, el Consejo de la ECA afirma que ha sido «unánime en su condena de las acciones de los miembros salientes, que considera egoístas y en detrimento del bienestar del juego y en clara oposición a los valores de la ECA».
Tanto federaciones de fútbol como entidades que gestioan las respectivas ligas se han mostrado contrarias al proyecto de Superliga. Lo mismo ocurre con los clubes de las ligas europeas y, entre ellos, los cinco vascos de Primera División.
Bielsa no se muestra sorprendido
El argentino Marcelo Bielsa, exentrenador del Athletic y ahora en el Leeds United, considera que la Superliga europea no debería sorprender a la gente porque la «lógica que impera en el mundo es que los ricos sean más ricos a costa de que los débiles sean más pobres».
«No me sorprende. Los equipos más poderosos han logrado su poderío a partir de la competencia del resto. Cuando no nos necesitan para ganar más dinero, la lógica con la que funcionan les permite descartar al que ya no le sirve para sus objetivos», declaró Bielsa en declaraciones a Sky Sports antes del partido de su equipo contra el Liverpool –uno de los fundadores de la Superliga– este lunes por la noche, en el que su club desplegó en el campo una pancarta en contra del proyecto con el lema: «Gánatelo en el campo. El fútbol es de los aficionados».
«Pero es una cosa muy común, no solo en el fútbol. No debería sorprendernos, porque es algo admitido y permitido. El problema fundamental es que los ricos siempre aspiran a ser más poderosos y sin considerar las consecuencias que eso produce sobre el resto. Luego, cuando aumentan el poderío, van reclamando privilegios proporcionales a la debilidad de los que quedan por debajo», agrego el técnico argentino.
En su opinión «esto no sucede de un día para otro. Hay un montón de estructuras que le ponen límite a la desigualdad que se han ido flexibilizando y concediendo y llega un momento que sucede lo que es inevitable».
Bielsa opina que hay «dos lecturas sobre esto: los más poderosos lo son por lo que producen y por lo que convocan; pero el resto son indispensables y lo que le da salud a la competición es el desarrollo de los débiles, no el exceso de crecimiento de los fuertes. La lógica que impera en el mundo, y el fútbol no está fuera de ello, es que los ricos sean más ricos a costa de que los débiles sean más pobres. Si eso es lo que guía el mundo actual, ¿por qué hay tanto asombro?», concluyó.