Daniel   Galvalizi
Periodista

Los candidatos «de abajo» con los que Podemos planta cara a la ultraderecha

En la papeleta morada que encabeza Iglesias para las elecciones en Madrid estarán un exbasurero del «cinturón rojo» hoy teniente de alcalde y un senegalés arribado en patera y hoy emprendedor. Ambos son sindicalistas y cuentan a NAIZ cómo viven la candidatura y el odio que reciben.

Mbayé llegó en patera y ahora será diputado en la Asamblea. (Alejandro MARTINEZ VELEZ | Europa Press)
Mbayé llegó en patera y ahora será diputado en la Asamblea. (Alejandro MARTINEZ VELEZ | Europa Press)

Cuando a mediados de marzo el exvicepresidente español Pablo Iglesias decidió renunciar y competir en Madrid pare evitar que su partido desaparezca allí a manos del errejonismo, tenía claro que había que poner toda la carne al fuego y marcar una diferencia clara con respecto al resto.

«Unidas Podemos quiere que quede claro que se hará todo para que no gobierne la ultraderecha», explicaban desde la cúpula morada a NAIZ en aquel entonces. Además de poner a su líder, incluía tener candidatos poco frecuentes y que sean un emblema. «Queremos que sea la lista de la gente, de los de abajo», señalaban.

Por esa estrategia -que apunta a restar votos a Más Madrid, un proyecto más nuevo, con fuerza en las redes sociales pero poco arraigo en el territorio-, se puso en el sexto lugar de la papeleta a Jesús Santos, un exbasurero que llegó a presidir la empresa pública en la que trabajaba y es secretario general de Podemos Madrid; y en el noveno, a Serigne Mbayé, un ciudadano senegalés llegado en patera a Canarias que preside el sindicato de Manteros y es hoy un emprendedor gastronómico.

De peón a teniente de alcalde

Santos actualmente es el número dos del Ayuntamiento de Alcorcón, uno de los cinco grandes del «cinturón rojo’»al sur de la capital del Estado. Allí cogobierna en minoría con el PSOE, pero sus comienzos fueron muy distintos: trabajó varios años en el sector de la basura tras aprobar unas oposiciones, «primero como peón y el último año como conductor del camión», lo que lo hacía estar mucho tiempo en la calle, algo que, según él, funciona como un estigma porque lo ha obligado a «demostrar más que otra gente» su capacidad de trabajo en política.

«Me siento con mucha responsabilidad y contento de demostrar que los trabajadores podemos hacer política. Mi papel lo tengo claro, vamos a gobernar y que no se vuelvan a olvidar de los pueblos del sur ni de los pueblos del [río] Henares, donde más falta hace una verdadera reindustrialización», dice a NAIZ ante la pregunta sobre su candidatura en el partido al que se sumó en 2015 después de «dudarlo mucho» y en el que debió capitanear tiempos turbulentos al asumir el liderazgo en Madrid justo luego de la escisión de Errejón.

(Jesús Santos, ante la Policía en un acto electoral en Vallecas. Foto: Eduardo Parra-Europa Press)

Santos dice padecer «mucho» la «discriminación clasista» por pelear de igual a igual «con políticos de nombre compuesto e hijos de marqueses». «Ellos piensan que cómo un basurero va a ser teniente de alcalde. Los he escuchado decirlo en plenos del consistorio. Lo raro sería que sean alcaldes los que nunca se han currado la vida, ¿no?», añade.

Además de su cargo municipal, Santos es presidente de Esmasa, la empresa municipal de recolección de basura en la que comenzó a trabajando. Anhela «ver caer a la derecha y ultraderecha» en estas elecciones y se lamenta que hayan puesto la jornada electoral autonómica un día hábil (el próximo martes) «con la intención que los trabajadores se quedaran en casa en su puesto de trabajo y que no puedan votar».

Se define como un «enamorado del municipalismo» y en sus discursos de campaña apela mucho a la emoción y a la ilusión. En los mitines parece que no se viera techo a sí mismo y en su meteórica carrera política. «¿Si quiero ser presidente? No me lo he planteado», responde con una sonrisa.

Entre el racismo y la reivindicación

En 2006,  Serigne Mbayé pasó una semana encima de la patera que lo trasladó desde Senegal hasta las costas de Tenerife. Allí en el Atlántico, mientras se intenta «que no detecten nada los guardacostas», lucha por la supervivencia bebiendo y comiendo lo que cada uno supo llevarse en una mochila o lo que se comparta «en una olla grande, cocinando con carbón y arena». Sin baños, solo con cubos compartidos, hace 15 años llegaba al territorio del Estado junto a otros 94.

En charla con NAIZ, recuerda que se ha querellado contra Federico Jiménez Losantos, quien lo ha menospreciado en radio además por haber inmigrado «en patera, ilegal». «Eso que dice Losantos siempre lo han dicho muchos, es una cosa constante que vivimos, se suelta así sin más sobre los que venimos en patera. Y ahora es aún peor, yo doy este paso de ser candidato y ellos dan un paso más en sus insultos», opina.

Con respecto al racismo, considera que hay cambios por los dos lados: «Mucha gente está más consciente de lo que es la emigración y lo que sufrimos para llegar hasta aquí, entiende que no es porque queremos sino porque algo nos empuja a irnos y nos condena a hacerlo. Por otro lado, hay gente que cambió pero negativamente, que son más racistas y no les gusta que estemos aquí. Cada vez que nos ven avanzar, más rabia les da».

Uno de los referentes de comunicación de Vox ironizó en un tuit sobre la deportación de Mbayé (quien hoy tiene DNI español). »Si Vox puede llegar hasta decir que me deporta, es algo ya que ha pasado todos los límites. Soy alguien que está trabajando, cotizando, tengo documentación y abrí una empresa. Y dicen que me deportarían. Estos son cambios súper negativos».

Mbayé, casado y padre de cuatro hijos aquí y otros tantos en Senegal, preside el sindicato de Manteros. Defiende a su gremio, recuerda que «los manteros no venden lo mismo que venden los comerciantes, son productos diferentes» y les pide «que miren a otro lado realmente que los está afectando, que son los negocios de grandes superficies y horario continuo».

Estando en el noveno lugar de la papeleta, tiene la entrada asegurada de la Asamblea de Madrid (todos los sondeos le otorgan a UP mínimo 11 escaños). Le gustaría proponer legislación «orientada a favorecer la equiparación de derechos de los migrantes, que no tengan solo obligaciones sino también poder disfrutar de sus derechos como todo el mundo» y que «el tema de extranjería no sea una recaudatoria de dinero». Cita un ejemplo: la Comunidad de Madrid cobra dinero por el denominado «informe de arraigo» que se requiere para tramitar la residencia.

Hace un mes y medio, en Podemos contactaron con él para incluirlo en la lista. Al primer momento «no lo tenía claro» ni veía posible compatibilizarlo con el activismo, pero lo habló con sus compañeros del sindicato y se decidió en asamblea que sí se sumase a las candidaturas. Además de su militancia sindical, tiene un restaurante «agroecológico y vegetariano» en el Barrio de las Letras del centro madrileño.

«Decido dar este paso porque valoro que es importante, nuestra lucha siempre es de calle, activismo, esto puede ayudar a cambiar las instituciones. Allí hay un pequeño grupo de la elite que nunca vivió lo que hemos vivido y que deciden sobre nuestras vidas. Nosotros somos la clase obrera que nos levantamos a primera hora, cogemos transporte publico, volvemos a casa tarde, con salarios malos, pagamos alquileres que se llevan la mitad del sueldo. Y los africanos sufrimos racismo. Quiero demostrarles que sabemos llegar hasta aquí y contar en primera persona, tener nuestra voz», recalca.

Cuando se le pregunta si volvería a Senegal, responde: «España es donde estoy haciendo mi vida. Soy español y me gusta vivirlo, y también soy senegalés. No me considero 100% de aquí ni de allá. Soy de los dos mundos y ciudadano del mundo».

En menos de una semana, el exbasurero y el sindicalista mantero serán electos diputados de la Asamblea y compartirán hemiciclo con la ultraderecha. Los madrileños decidirán si lo harán en el bando opositor o de gobierno.