Natxo Matxin
Redactor, con experiencia en información deportiva
Interview
Naiara Egozkue
Exjugadora de balonmano

«Fue algo increíble el enorme ambiente que se generó en Anaitasuna»

«Espinita, rabia, amargura...», son algunos de los términos con los que Naiara Egozkue (Atarrabia, 1983) tilda ese partido de vuelta de Champions disputado hace una década. «Con todo lo que nos costó llegar hasta allí y luego se nos escapó, algo muy difícil de volver a repetir», evoca.

Naiara Egozkue sonríe a pocos días de disputar la final de la Champions. (Jagoba MANTEROLA / FOKU)
Naiara Egozkue sonríe a pocos días de disputar la final de la Champions. (Jagoba MANTEROLA / FOKU)

Guarda, en todo caso, un buen recuerdo de todo lo que rodeó a aquel histórico encuentro, «especialmente el enorme ambiente que se generó en Anaitasuna, fue algo increíble». Un entorno al que estaban poco acostumbradas «y que quizás nos pudo añadir algo más de presión», sostiene.

Como algunas de sus excompañeras, recuerda que el mal inicio fue determinante. «Empezamos perdiendo con un 1-7, al que le dimos la vuelta, con todo lo que supone de esfuerzo brutal en una final, lo que nos pasó factura en la recta final. Vernos en medio de aquella marabunta provocó que no supiéramos centrarnos al principio», admite.

A diferencia del Larvik, «que estaba más acostumbrado a pabellones con mucha gente», si bien la carga de ilusión que Itxako desplegó a lo largo de todo el torneo «también nos sirvió para ir sorprendiendo y superando al resto de equipos» hasta llegar a la doble eliminatoria final.

Egozkue, que una vez finalizada su trayectoria deportiva se encuentra inmersa en acabar la carrera de fisioterapia, ve muy complicado que a corto plazo se vuelva a repetir la hazaña. «El nivel competitivo en otras ligas europeas es muy elevado, las jugadoras disponen de contratos profesionales y están a años luz de lo que ocurre aquí, aunque, poco a poco, se está mejorando», compara.

En su opinión, fue una auténtica pena que aquel Itxako que apuntaba tan alto acabase de una forma tan abrupta. «Es lo que ocurre cuando prima un interés que no es el deportivo, que las cosas se van al garete. Nosotras no dejamos de acudir a nuestro puesto de trabajo, pero ya llevábamos varios meses sin cobrar», denuncia.

Ello provocó un año después la marcha de un buen número de jugadoras de primer nivel. «A la vista de la situación, todas fuimos buscando un destino deportivo», recuerda la jugadora de Atarrabia, que actualmente no mantiene ninguna ligazón con el balonmano profesional, aunque sí lo sigue por la televisión.