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El activista francés Alain Cocq muere tras recurrir en Suiza al suicidio asistido

Alain Cocq, francés de 58 años y con una enfermedad incurable, ha fallecido este martes después de recurrir al suicidio asistido legal. Cocq ha tenido que acudir a Suiza para poder morir con dignidad, ya que en el Estado francés la ley solo autoriza la sedación profunda para enfermos terminales.

Alain Cocq ha vivido postrado en la cama los dos últimos años hasta que ha recurrido a la muerte digna. (Jeff PACHOUD/AFP)
Alain Cocq ha vivido postrado en la cama los dos últimos años hasta que ha recurrido a la muerte digna. (Jeff PACHOUD/AFP)

Alain Cocq, un francés de 58 años que había retransmitido en 2020 el intento de acabar con su vida dejando los tratamientos de alimentación tras décadas con una enfermedad incurable, ha fallecido este martes en Suiza, país al que acudió para recurrir a un suicidio asistido legal.

«Alain Cocq ha fallecido. Lo hemos acompañado a Berna, donde ha obtenido lo que la Francia le negaba: morir con dignidad», ha anunciado en Facebook su abogado, Jean-Luc Romero.

Romero se ha mostrado «feliz» por su defendido y amigo, que reclamaba este recurso desde hace años, pero «triste» porque el Estado francés «no escuche el sufrimiento» y les obligue a «huir para morir con dignidad».

La Asociación por el Derecho a una Muerte Digna (ADMD) ha lamentado también la situación a la que ha tenido que recurrir Cocq ante la negativa del Gobierno francés, país donde no es legal la eutanasia. En el Estado está vigente la ley Léonetti, que autoriza únicamente la sedación profunda para enfermos terminales. Una ley que para ADMD es «una aberración» pues deja al margen las enfermedades neurodegenerativas.

El pasado verano, Cocq, que padecía desde hacía 35 años una enfermedad incurable y vivía postrado en su cama desde hacía dos, escribió una carta al presidente francés, Emmanuel Macron, pidiéndole el derecho a una muerte digna, pero éste le negó la autorización para que un médico le recetase un barbitúrico.

Tras esta negativa intentó en dos ocasiones poner fin a su vida, que llevaba, según sus palabras, «encarcelado a la cama y con un sufrimiento insoportable» y transmitió durante un par de horas el momento en que dejó de recibir el tratamiento y los cuidados que lo mantenían con vida.

Sin embargo, el sufrimiento que le causó esta decisión lo llevó a parar en dos ocasiones en las que tuvo que ser intervenido u hospitalizado. Esta campaña individual ha servido para relanzar en el Estado francés las peticiones a favor de una ley que regule el derecho a morir dignamente.

«Estoy aliviado de haber podido asistir a la despedida de Alain en gran serenidad e inmensa dignidad. Alain Cocq merecía más que cualquiera, tras más de 30 años de sufrimiento, elegir el momento y la manera de morir», ha escrito en el comunicado el delegado general de ADMD, Philippe Lohéac.