NAIZ

Dmitrovic justifica su llegada al Sevilla para «estar en lo más alto y jugar en Europa»

El que fuera cancerbero del Eibar durante las cuatro últimas temporadas, Marko Dmitrovic, ha justificado su fichaje por el Sevilla, al considerar al equipo hispalense «un club que compite siempre para estar en lo más alto y jugar competiciones europeas».

Dmitrovic (der.) junto al presidente del Sevilla José Castro. (@SEVILLAFC)
Dmitrovic (der.) junto al presidente del Sevilla José Castro. (@SEVILLAFC)

Muchas semanas antes de que finalizase la competición liguera y se consumase el descenso del Eibar ya se conocía que Dmitrovic tenía un compromiso con el Sevilla, entidad que buscaba renovar su portería con la salida del guardameta internacional checo Tomas Vaclik.

En sus primeras declaraciones como ya sevillista, a sus 29 años, el cancerbero serbio ha argumentado su elección por el conjunto andaluz en el hecho de que se trata de una escuadra «que compite siempre para estar en lo más alto y jugar competiciones europeas». «Era el momento perfecto para dar un paso gigante», ha subrayado.

El cancerbero de Subotica, que ha firmado con el equipo que dirige Julen Lopetegi hasta 2025, ha reconocido que es un «sueño» el que haya llegado «a un club tan grande» y que ha preferido optar por mantenerse en la Liga, al estar adaptada su familia a su actual vida, eso sí, recalando en un club que «sigue creciendo año tras año y tiene la misma ambición» que él.

Ahora, deberá mantener una dura competencia con el marroquí Yassine Bono, algo que ha considerado «muy bonito» y que «será beneficioso» para el Sevilla. «Intentaremos dar los dos todo lo que el míster pida de nosotros. Yo soy ambicioso. Cada jugador quiere jugar y yo elegí el Sevilla porque sé que tengo opciones de competir por el puesto», ha explicado.

También ha resaltado que su elección por el Sevilla se ha debido a las conversaciones que ha mantenido con su compatriota Nemanja Gudelj o con Joan Jordán –compartió vestuario armero–, en las que le han transmitido el ambiente familiar que se vive en el cuadro hispalense. «Un grupo humilde y unido, pero también exigente y preparado para seguir luchando por lo más alto», ha definido.

Interpelado por su facilidad para el manejo del balón con los pies, ha rememorado cómo en el Eibar, «cuando había ratos libres después de los entrenamientos, tiraba las faltas». Una cualidad que «lleva entrenando desde que empezó su carrera porque «era físicamente más grande que los compañeros y tenía una zurda bastante potente».

«Tuvimos una mala época con los penaltis, fallamos más del 50% y Mendilíbar llevaba tiempo diciéndome que iba a darme una oportunidad, aunque medio en broma. Uno o dos partidos antes del día del Atlético me dijo que lo tiraría yo si nos pitaban uno y marqué en ese partido. Luego fallé el siguiente y desde entonces no he tirado más», ha recordado.

Ha señalado, finalmente que, aunque el Eibar practica un fútbol diferente, se ve preparado para ser uno más a la hora de sacar el balón jugado, «algo habitual en los últimos años» en los que «el portero es un jugador más dentro del campo», por lo que está «preparado» para adaptarse a la estrategia que le pida el míster.