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«No nos teníamos que esconder de nada», defienden los mossos que viajaban con Puigdemont

Los dos mossos que viajaban junto al president exiliado Carles Puigdemont cuando fue detenido en Alemania, acusados de un delito de encubrimiento, han explicado que estaban convencidos de que su actuación era legal porque su misión era trasladarlo para que se entregara a la Fiscalía belga.

De Pedro y Goicoechea, a su llegada al juicio. (Óscar CAÑAS/EUROPA PRESS)
De Pedro y Goicoechea, a su llegada al juicio. (Óscar CAÑAS/EUROPA PRESS)

Este martes ha comenzado en la Audiencia Nacional española el juicio contra Carlos de Pedro y Xavier Goicoechea, los mossos que viajaban con Carles Puigdemont cuando fue detenido en Alemania. La Fiscalía les acusa de un delito de encubrimiento por el que se enfrentan a tres años de cárcel. Ellos han defendido que estaban convencidos de que su actuación era legal porque su misión era trasladarlo de Estocolmo a Bruselas para que se entregara a la Fiscalía belga, y lo hicieron como meros acompañantes, no como escoltas.

De Pedro y Goicoechea fueron procesados en febrero de 2020 por el Juzgado Central de Instrucción Número 6 al considerar que con su actuación perseguían que el expresident no fuese detenido después de que se reactivara la orden europea de detención y entrega emitida por el Tribunal Supremo en su contra en el marco de la investigación del procés.

El teniente fiscal del tribunal especial, Miguel Angel Carballo, señaló en un escrito el pasado abril que los dos mossos actuaron siendo «conscientes» de que había una euroorden contra Puigdemont por hechos que podían ser constitutivos de delitos de rebelión y que su intención era ayudarle a regresar a Bélgica y «evitar su identificación en algún lugar donde pudiera ejecutarse» dicha orden.

Sin embargo, el relato de los dos acusados es diferente. Según han declarado a preguntas de su abogado –las únicas que han contestado–, llegaron a la casa de Waterloo el 19 de marzo de 2018, usando unos días de libranza, no en calidad de mossos, y que días después, la noche del 23, les dijeron que se había puesto en marcha la euroorden y que debían viajar en coche hasta Estocolmo, donde se encontraba en ese momento el líder catalán, para llevarlo hasta Bruselas.

Según han expuesto ambos, estas mismas personas, de las que no han dado nombres, les indicaron que los representantes legales de Puigdemont «se iban a poner de acuerdo con la Fiscalía belga para ver dónde presentarse». «No era delito si estaba de acuerdo con los abogados y los abogados estaban de acuerdo con un fiscal. No podía ser delito en absoluto», ha razonado De Pedro.

La descripción de la detención

Los mossos han contado que salieron de viaje la misma madrugada del 24 de marzo en dirección a Estocolmo, a donde llegaron ya de noche. Al día siguiente, emprendieron la marcha hacia Bruselas, pasando por Suecia y Dinamarca sin encontrar obstáculo alguno, han apuntado. Nada más cruzar la frontera alemana, un «carrusel de vehículos», en palabras de Goicoechea, les interceptó y condujo hasta una zona de descanso por un control «rutinario» de tráfico.

Goicoechea, ha manifestado, sospechó que no se trataba de tal control porque eran demasiados coches, unos con el logotipo de la Policía de Alemania y otros sin distintivo alguno, y porque «empezó a salir gente encapuchada con armas largas y cortas». Los agentes germanos solicitaron la documentación a todos los pasajeros y, al identificar a Puigdemont, le comunicaron que quedaba detenido porque había una euroorden en su contra, ha señalado el mosso.

«Al resto nos dicen que nos podemos ir tranquilamente, sin pedirnos en ningún momento que paráramos el vehículo, ni nos inspeccionaron. Insistimos en si nos podíamos ir y nos dijeron que sí, que no habíamos cometido ningún acto ilícito», ha narrado Goicoechea.

Un coche conocido por «todo el mundo»

Los mossos han recalcado, a fin de probar que estaban convencidos de que su actuación era correcta, que para este desplazamiento usaron «el vehículo que estaba disponible en la casa en aquel momento, un vehículo conocido por todo el mundo», tanto por fuerzas de seguridad como por la prensa. En este sentido, Goicoechea ha recordado que ese coche fue objeto de una investigación policial en Bélgica porque se detectaron «balizas de seguimiento adscritas a una tarjeta SIM de España».

Han esgrimido asimismo que circularon por vías principales, sobre todo autopistas, «con radares y cámaras», ha apostillado Goicoechea, siguiendo la ruta «más rápida» que marcaba el GPS desde Estocolmo a Bruselas porque sus instrucciones eran llegar cuanto antes a la capital belga.

Interrogados por su abogado sobre por qué eligieron ese coche y ese itinerario, si sabían que las autoridades podían detectarlos en «cinco minutos», Goicoechea ha respondido tajante: «Es que no nos teníamos que esconder de nada ni de nadie».

En aquel vehículo, viajaban Puigdemont, los dos mossos y otras dos personas, el empresario Josep María Matamala y el historiador Josep Lluís Alay. Estos dos últimos también estuvieron imputados en esta causa, pero el juez instructor, Manuel García Castellón, archivó la investigación para ellos a petición de la Fiscalía.

«No se dan los requisitos para procesarlos»

El abogado de los agentes, el mismo para ambos, Cristóbal Limón, ha planteado como cuestiones previas que ni siquiera se celebre juicio alegando que sus clientes han visto vulnerados sus derechos a una tutela judicial efectiva y a un proceso con todas las garantías. El letrado ha argumentado que no se dan los requisitos para procesarlos porque los hechos que se les imputan no son delito en Alemania y la Fiscalía debía haber presentado querella.

En la réplica, el fiscal Emilio Miró ha sostenido que se cumplen los dos requisitos exigidos por la ley para procesarlos, dado que lo ocurrido sí es punible en Alemania, por cuanto el encubrimiento es en esencia un delito contra la administración de justicia, sí recogido en el Código Penal germano; y porque, aunque no hay querella, el Ministerio Fiscal ha ejercido claramente la acción penal desde el inicio y esa «voluntad» expresa equivaldría a dicho documento.

El presidente del tribunal, el juez José Manuel Fernández-Prieto, ha optado por resolver las cuestiones previas en la sentencia que se dicte en su día. Tras esta breve sesión inaugural, que apenas ha durado una hora, está previsto que el juicio a los dos mossos continúe esta semana.