Aunque las características de esta última ola son diferentes a las anteriores, por el ámbito de los contagios y el efecto de las vacunas, hay algo que permanece inalterable desde que comenzó la pandemia, y es el espacio de tiempo que transcurre entre el aumento de los casos y su impacto en la presión asistencial, tanto en planta como en las unidades de cuidados intensivos.

También en esta ocasión, la buena evolución en la situación epidemiológica, que se traduce en un ritmo cada vez más rápido en la caída de la incidencia, está coincidiendo con los peores momentos en los hospitales, donde están recibiendo a las personas que se infectaron en jornadas o semanas anteriores.

De hecho, hay prácticamente un centenar de pacientes de covid en las UCI vascas, una cifra que no se alcanzaba desde hacía meses. En concreto, hay que remontarse a la segunda semana de junio, hasta el día 9 de ese mes, para encontrar un número mayor de pacientes en los hospitales de Hego Euskal Herria.

Ese día había 88 personas en cuidados intensivos, 77 en la CAV y once en Nafarroa, y todavía eran patentes las consecuencias de la ola de marzo y abril, que elevó la media de ingresos al punto más alto en un año, superando con mucho el centenar de hospitalizaciones diarias.

Sin embargo, en aquellas fecha los contagios ya se habían reducido al mínimo, y ese día solo se habían detectado 287 casos de covid. Por ejemplo, en Nafarroa ese 9 de junio no hubo ningún ingreso, ningún fallecido y tampoco hubo positivos entre mayores de 60 años.

Entonces pocos pensaban que la situación epidemiológica iba a dar un vuelco, y que los 119 contagios reportados el 20 de junio, la cifra más baja desde el verano anterior, se multiplicarían hasta sumar 2.235 casos justo un mes después, el 21 de julio.

De la mano de la variante Delta, la pandemia ha alcanzado en las últimas semanas el pico de contagios más alto desde la primavera de 2020, y aunque los grupos más golpeados han sido los jóvenes, el resto de colectivos también se están viendo afectados, y va a costar tiempo regresar a ese escenario de cero casos entre los mayores de 60.

Y los hospitales han acusado el golpe, pasando de tener 101 pacientes el 7 de julio, 33 de ellos en las UCI, a 426 hospitalizados ayer, 87 en cuidados intensivos.

Baiona, a punto de desbordarse

Con todo, aunque presión asistencial ha aumentado mucho en Hego Euskal Herria, la situación es bastante peor en el Hospital de Baiona, hasta el punto de que en una rueda de prensa convocada expresamente para explicar la gravedad del momento que atraviesan en el centro de referencia de Ipar Euskal Herria, el responsable de la UCI, Jerome Pillot, indicó que «nunca hemos estado en una situación así». 

En este momento hay doce pacientes de covid en cuidados intensivos, donde se atiende a siete personas más aquejadas de otras dolencias, y la unidad está a punto de desbordarse, según advirtieron en una comparecencia en la que participaron directivos del hospital y responsables sanitarios de la región de Nueva Aquitania. Informaron de que la situación había empeorado en muy poco tiempo, y que han pasado de ofrecer ayuda a otros centros hospitalarios a tener que pedirla. De hecho, a finales de julio tuvieron que trasladar a tres pacientes a otros hospitales.

Entre esas doce personas que están en la UCI, casi todas sin vacunar, hay gente muy joven y dos mujeres embarazadas.