Primoz Roglic (Jumbo), ganador de las dos últimas ediciones de la Vuelta, ha confirmado el pronóstico y se ha impuesto en la crono de 7,1 kilómetros con la que ha comenzado la prueba en Burgos, en la que ha aventajado en seis segundos a Álex Aranburu, en ocho al campeón esloveno contrarreloj, Jan Tratnik y en diez a Tom Scully y al campeón checo de la especialidad, Josef Cerny.
La crono presentaba en su inicio la subida al Castillo de Burgos, en la que Aranburu no ha marcado uno de los mejores tiempos, pero se ha lanzado en un descenso técnico con curvas peligrosas. Ha demostrado que es uno de los corredores que mejor bajan del pelotón y ha asumido más riesgos que sus rivales para marcar el mejor tiempo en meta hasta la llegada de Primoz Roglic, el último corredor en tomar la salida.
El esloveno ha confirmado que llega en un buen momento a la Vuelta tras ganar el oro olímpico en la prueba contrarreloj de Tokio una vez superadas las secuelas de la caída que le obligó a retirarse en el Tour.
Álex Aranburu ha señalado en la meta que «ha sido una crono que había que ir muy rápido en todo momento. No podías perder mucho en la subida del Castillo, pero si llegabas muy lleno te podía faltar luego. He trazado bien la bajada y me ha salido una buena crono. Era corta, en la Itzulia fue parecida y estuve bien, y quería hacer una buena contrarreloj y me ha salido mejor aún».
No sólo él, todos los ciclistas vascos del Astana han tenido una buena actuación. Ion Izagirre, Óscar Rodríguez y Omar Fraile han acabado a 23 segundos de Roglic entre los treinta mejores.
Primeras diferencias
La crono ha marcado las primeras diferencias entre los favoritos. Primoz Roglic ha sacado 14 segundos a Vlasov, 18 a Enric Mas, 20 a Adam Yates, 21 a Miguel Ángel López, 25 a Carapaz, 27 a Bernal, 33 a Hugh Carthy y 39 a Mikel Landa en una etapa complicada para él y más tras no poder trabajar con la bicicleta de contrarreloj apenas después de su grave caída del Giro.
Tras su recorrido el alavés del Bahrain ha señalado que «era una crono muy explosiva, muy exigente, y con el calor no ha sido fácil. Sobre todo en las curvas he ido con mucho cuidado, porque vengo de un período que prefiero no recordarlo y era mejor ir con un poco de precaución. Vengo con optimismo, con muchas ganas y vamos a ir día a día. Sé que voy a estar bien con el paso de los días y todo depende de cómo vaya la carrera la primera semana. En mi cabeza está intentar entrar en el podio y ganar una etapa».
La segunda etapa con 166 kilómetros entre Caleruega y el barrio de Gamonal en Burgos presenta una opción para los sprinters si no se aprovecha el viento para romper el pelotón antes del primer final en alto del lunes en el Picón Blanco.