La situación de tensión trasladada, el pasado 4 de agosto, por responsables del Hospital de la Costa Vasca, en Baiona, no cede. A los primeros traslados de pacientes hacia establecimientos de Pau y Dax se han sumado nuevas derivaciones, según ha explicado, esta mañana en los micrófonos de la emisora France Bleu su director, Michel Glanes.
Ayer tarde se celebró una reunión de la CHSCT, la instancia que reúne a las distintas ramas profesionales y de administración representadas en el principal servicio hospitalario de Ipar Euskal Herria, para abordar la delicada situación que vive el centro sanitario debido a la expansión de la variante Delta.
Y es que el aumento de ingresos que se registra desde inicios de mes no termina de alcanzar techo. En el Hospital de Baiona había a 17 de agosto un total de 43 personas hospitalizadas con covid-19.
Con una tasa de incidencia que desborda con creces los 200 casos por 100.000 habitantes en el departamento de Pirineos Atlánticos, en la costa labortana, temporada turística obliga, el impacto de contagios es mucho más acusado.
De acuerdo a los datos facilitados el 17 de agosto por la Prefectura de Pirineos Atlánticos la tasa de incidencia era de 264,6 casos por 100.000 habitantes. A esa fecha había 97 personas ingresadas en los hospitales del departamento, de ellos 17 en servicios de reanimación.
Así las cosas, los mensajes sobre la relativa estabilización de la cifra de contagios trasladados la pasada semana por la Agencia Regional de Salud (ARS) no se traducen todavía en una mejora de la situación hospitalaria.
Así lo confirma el director del hospital labortano. Ese centro sanitario dispone habitualmente de unas 15 camas de reanimación y a principios de semana 13 estaban ocupadas por pacientes covid.
Aunque tras ponerse en marcha, el pasado 30 de julio, del dispositivo especial (‘Plan Blanco’) se ha podido aumentar a 26 el número de camas en ese servicio, la medida pueda dar una visión engañosa, ya que el riesgo de saturación sigue siendo muy real.
Desde principios de mes seis pacientes han sido trasladados, el último ayer mismo, a hospitales situados en Biarno y Landas.
Una situación que contrasta con olas precedentes en las que llegaron a Euskal Herria pacientes llegados de distintos territorios hexagonales, como Alsacia, e incluso a franceses expatriados de países africanos.
«Rozamos el borde de nuestra capacidad en reanimación», aseguraba esta mañana Glanes recordando que el hospital debe contar siempre con camas en reanimación para pacientes con otras dolencias graves. El ingreso de pacientes con covid-19 ha obligado a adoptar medidas drásticas como el cierre temporal de cuatro bloques operatorios.
82% del personal vacunado
La cuarta ola es el principal pero no el único reto al que deba hacer frente el Hospital de la Costa Vasca. La implantación del pase sanitario como antesala de la vacunación obligatoria del personal ha supuesto un nuevo quebradero de cabeza.
Desde el 9 de agosto está en vigor el pase sanitario, lo que tiene una incidencia no ya en los pacientes sino también en los propios trabajadores del centro hospitalario.
A excepción de los servicios de urgencia, a los enfermos y a sus acompañantes se les requiere el pase sanitario a la entrada del hospital.
La medida ha llevado a alertar a los sindicatos sobre los impactos que puede tener en una plantilla que ya estiman «subvalorada» esa labor de control decidida a mediados de julio por el presidente francés, Emmanuel Macron.
El pase sanitario es una obligación para los 3.780 empleados del complejo hospitalario, a la espera de que entre en vigor una medida más exigente: la vacunación obligatoria.
Los empleados que todavía no se han vacunado tendrán hasta el 15 de setiembre para hacerse inyectar la primera dosis y deberán completar su pauta vacunal para el 15 de octubre.
De acuerdo a las cifras facilitadas por la dirección del propio hospital un 82% de la plantilla estaba ya vacunada a fecha de 4 de agosto.
El sindicato UNSA, al que se han acercado algunos de los trabajadores que no se han vacunado, confirma la estimación de «entre 600 y 700 trabajadores todavía siguen sin vacunar» y otra central, la CGT, llama a «no confundirse de enemigo, porque se trata de combatir al virus, no de poner en peligro los derechos de los trabajadores».
Un mensaje preventivo dado que entre las medidas anunciadas por el gobierno figura el traslado de puesto de los empleados no vacunados, cuando sea posible, pero sin descartar, finalmente, la suspensión de empleo y sueldo.
Si bien el Consejo Constitucional francés atemperó la primera redacción del proyecto de ley relativo al pase sanitario, los sindicatos alertan de las eventuales consecuencias en forma de vulneración del Código del Trabajo.
En un comunicado el sindicato UNSA aboga por «incentivar el diálogo social y ahondar en otras medidas de acompañamiento» para que a la tensión generada por la delicada situación sanitaria no se deba añadir, en las semanas a venir, un conflicto laboral.
En este contexto, representantes de un colectivo de nueva creación, integrado, según sus impulsores, por más de un centenar de trabajadores del Hospital de Baiona, y que aboga por «la libre elección» frente a la vacunación, anuncia para esta tarde, una comparecencia pública en Itsasu.