Mientras las grandes compañías que manejan el mercado eléctrico en el Estado español han ‘amenazado’ con el cierre de las centrales nucleares ante las últimas medidas decretadas por el Gobierno de Pedro Sánchez para rebajar el recibo de la luz, en Gran Bretaña esta crisis ha tomado un camino muy distinto.
«En las últimas semanas, varias centrales eléctricas de carbón han tenido que operar, incluidas varias unidades de la central eléctrica de Drax», ha señalado la compañía británica de energía del mismo nombre en un comunicado remitido a AFP.
Las centrales de carbón, que son particularmente contaminantes, «han jugado un papel esencial en mantener las luces encendidas mientras el sistema energético está siendo sometido a una presión considerable», ha añadido.
Drax, que explota la central de carbón más grande del país, ubicada en el condado de North Yorkshire, tenía previsto dejar de usar este combustible a partir de este 2021 y reemplazarlo por biomasa.
Pero la compañía ha indicado que podría prolongar la utilización del carbón si es necesario para ayudar a mantener el equilibrio de la red eléctrica, según ha indicado este jueves el jefe de la empresa al ‘Financial Times’.
En vísperas de la cumbre mundial de Glasgow
Esto podría complicar el compromiso del Gobierno de Boris Johnson de renunciar por completo al carbón para octubre de 2024, además de apuntar a la neutralidad de carbono en 2050, cuando está organizando la COP26, la conferencia climática mundial que tendrá lugar en Glasgow (Escocia) en noviembre.
Aunque ha habido «un aumento en el uso de electricidad producida a partir del carbón este mes», el uso de este combustible sigue siendo limitado en el conjunto de Gran Bretaña, relativiza Tony Syme, experto de la escuela de negocios de la Universidad de Salford.
Y la participación del carbón en el mix eléctrico también ha disminuido: en 2020 suministró «menos del 2% de la electricidad en el Reino Unido, frente al 30% en 2014», detalla Syme, que explica que «solo hay tres centrales eléctricas de carbón en este momento y solo quedará una a finales del próximo año, según los planes actuales».
Pero para deshacerse del carbón y cumplir sus objetivos medioambientales, Londres, que dice que importa la mitad del gas que consume, debe «invertir más en fuentes alternativas y renovables de generación de electricidad», mientras que «los precios de la energía seguirán subiendo».
Quiebras de pequeños proveedores
El incremento de los precios de la energía afecta a toda Europa, pero Gran Bretaña está particularmente bajo presión debido a su gran dependencia del gas natural para generar electricidad.
Además, los precios del gas alcanzaron un máximo histórico en el país la semana pasada después de que un incendio redujera drásticamente la capacidad de la interconexión eléctrica con el Estado francés.
Con la llegada del invierno, esta situación genera el temor de que se produzcan fuertes subidas de precios para los consumidores y ya ha provocado la quiebra de varios pequeños proveedores de energía en las últimas semanas.
El miércoles, Avro Energy y Green Supplier, que abastecen a 800.000 clientes entre las dos, anunciaron que suspenderán su actividad.
La situación en el mercado del gas «no tiene precedentes», señaló el mismo miércoles el director de la autoridad energética Ofgem, reconociendo que al menos «cientos de miles de consumidores» podrían terminar con un proveedor de electricidad en quiebra en los albores del invierno.
No obstante, Ofgem promete que los operadores morosos serán reemplazados sin interrumpir el servicio a sus clientes.
Hace unos días, la subida del gas natural también provocó el cierre de dos fábricas de fertilizantes pertenecientes al grupo estadounidense CF Industries, que producen el 60% del CO2 de Gran Bretaña, lo que generó preocupación en el sector ganadero y las industrias alimentarias.
Finalmente, el martes se llegó a un acuerdo con el Gobierno para reiniciar la producción de este gas con el apoyo financiero de «varios millones» de libras por parte de los contribuyentes británicos.