Varios neofascistas han sido detenidos en Roma este sábado por la noche en el marco de las protestas contra el pasaporte covid. Los detenidos asaltaron el servicio de Urgencias del hospital Umberto I hiriendo a su paso a dos enfermeras, una de ellas con un botellazo en la cabeza, y dos miembros del personal de seguridad.

Según ha relatado el consejero de Sanidad de la región del Lacio, Alessio D'Amato, el hospital ha vivido una «noche de locura», ya que una treintena de personas atacaron el hospital obligando a los sanitarios incluso a encerrarse para protegerse.

En el centro de Roma también se registraron enfrentamientos entre la Policía y varios miles de manifestantes, entre los que había numerosos militantes del partido neofascista Forza Nuova.

Durante la marcha asaltaron también la sede del mayor sindicato de Italia, la CGIL, destrozando su planta baja y lanzaron tanto petardos como bombas de humo contra la sede del Gobierno, Palacio Chigi. 

Los antidisturbios cargaron contra los manifestantes empleando incluso cañones de agua.

Finalmente, las protestas terminaron con 600 manifestantes identificados y la detención de doce personas, entre ellas el líder nacional de Forza Nuova, Giuliano Castellino, y el responsable romano, Roberto Fiore, junto con otro antiguo miembro de los extintos Núcleos Armados Revolucionarios (NAR). Fuentes policiales hablan de 38 agentes heridos.

Ilegalización de movimientos neofascistas

Tras el ataque al sindicato CGIL, su secretario general, Maurizio Landini, ha denunciado los incidentes y ha subrayado la necesidad de ilegalizar movimientos neofascistas: «Todas esas formaciones que se identifican con el fascismo deben ser disueltas. Es el momento de decirlo claramente».

Además, el líder sindicalista ha asegurado que lo de anoche ha sido «un ataque a la democracia» y «una ofensa a la Constitución» republicana que surgió tras la caída del régimen de Mussolini y que de hecho prohíbe la reorganización «bajo cualquier forma» del Partido Fascista.

Por esta razón, Landini ha afirmado que convocarán una manifestación nacional el próximo sábado, 15 de octubre, bajo el lema ‘Mai più fascismo’ (Fascismo nunca más).

Mientras tanto, varias personalidades de la política italiana han mostrado su conformidad y apoyo a la exigencia del líder sindicalista. El ministro de Trabajo y Políticas Sociales, Andrea Orlando, ha considerado que la propuesta de Landini «tiene elementos de fundamento significativos» porque cree que se deben «construir instrumentos para defender la República y la democracia de un modo más eficaz».

Uniéndose a la iniciativa, el diputado del Partido Demócrata (PD), Emanuele Fiano, ha anunciado que el lunes presentará una moción urgente en la Cámara de Diputados para pedir la disolución de los movimientos fascistas.

Por su parte, la Asociación Nacional de los Partisanos de Italia (ANPI) citó al expresidente Sandro Pertini, símbolo del antifascismo: «El fascismo no es una opinión, sino un crimen».